Feria

Turismo:

El municipio es conocido nacional e internacionalmente por haber sido centro ceremonial prehispánico. Gran cantidad de templos de la época colonial y la infraestructura urbana consolidada en 1975. Su feria tradicional se lleva a cabo del 2 al 11 de septiembre de cada año.

En tierras del Anáhuac, muchos años antes de la llegada del conquistador español, se desenvolvió una cultura de esplendorosos destellos. La filosofía, la religión, la literatura, la danza y las artes en general nos hablan de ese esplendor el cual quedó sepultado en el olvido y que en la época actual ha ido exhumándose del pasado, como queriendo trascender en el tiempo y ocupando su espacio con cuantiosa riqueza. Habitan en la milenaria Cholollan las sierras nevadas, testigos a lo que refiere Don Antonio Peñafiel con referencia a las celebraciones en homenaje a Quetzalcóatl.

Para el pueblo y sus tradiciones, poco importó que el gobernante cholulteca, de no muy ilustre memoria, pretendiera cambiar las costumbres con una efímera ordenanza, que por motivos mercantilistas y carentes de conocimiento de la tradición y leyenda del pueblo que gobierna, este año no hubo exposición, acabando con ello 45 años de exposiciones interrumpidas y 105 años de ferias tradicionales. Pero por cierto que el evento no fue echado de menos, puesto que por causas desconocidas, las calles estuvieron atestadas de puestos y como nunca los pobladores y visitantes se volcaron a recorrer esas calles aún polvorientas de tristeza económica pero de singular alegría y espíritu patriótico, en el mes de la Virgen de Cholula y también el mes de la Patria.

Para los organizadores de la "feria comercial" resulta costoso la organización de los eventos culturales, artísticos y comerciales, en la mayoría de los casos y en muchas de las ocasiones han sufrido grandes pérdidas económicas, solo la experiencia y patrocinio de unos pocos cholultecas, ha logrado obtener dividendos de esa tradición comercial.

Feria Tradicional.

Muchos años antes de la llegada de los españoles, en tierras del Anáhuac se desenvolvió una cultura de esplendorosos destellos. La filosofía, la religión, la literatura, la danza y las artes en general nos hablan de ese esplendor el cual quedó sepultado en el olvido y que en la época actual ha ido exhumándose del pasado, como queriendo trascender en el tiempo y ocupando su espacio con cuantiosa riqueza. Habitan en la milenaria Cholollan las sierras nevadas, testigos a lo que refiere Don Antonio Peñafiel con referencia a las celebraciones en homenaje a Quetzalcóatl.

" Este templo tenía un patio mediano donde el día de su fiesta se hacían grandes bailes y regocijos y muy graciosos entremeses, para lo cual había en medio de este patio un pequeño teatro de treinta pies en cuadro, muy encalado, el cual enramaban y aderezaban para aquel día con toda la pulicía posible, cercándolo de arcos hechos con toda diversidad de rosas y rica plumería, colgando a trechos muchos y diferentes pájaros, conejos y otras cosas festivales, y a la vista apacibles, donde después de haber comido y todos los mercaderes y señores bailado alrededor de aquel teatro, con todas sus riquezas y ricos atavíos, cesaba el baile y salía los representantes, donde el primero que salía, era un entremés de buboso, fingiéndose muy lastimado dellas quejándose de los dolores que sentía mezclando muchas graciosas palabras y dichos conque hacía mover la gente a risa.

Acabando este entremés salía otro de dos ciegos y de otros dos muy lagañosos: entre éstos pasaba una graciosa contienda y muy donosos dichos, motejándose los ciegos con los lagañosos. Acabando este entremés entraba otro representando un arromadizado y lleno de tos fingiéndose muy acatarrado, haciendo grandes ademanes y graciosos. Luego representaban un moscón y un escarabajo saliendo vestidos al natural de estos animales, el uno haciendo zumbido como mosca, llegándose a la carne y otro, ojeándola y diciéndole mil gracias, y el otro hecho escarabajo metiéndose en la basura; todos los cuales entremeses, entre ellos eran de mucha risa y contento, lo cual no se representaba sin misterio, porque iba fundado en que a este ídolo Quetzalcóatl, tenían por abogado de las bubas y del mal de ojos y del romadizo y tose, donde en los mismos entremeses mezclaban palabras deprecativas a este ídolo, pidiendo salud, y así todos los apasionados de estos males y enfermedades acudían con sus ofrendas a este ídolo y templo."

El 19 de julio de 1890, fue Publicado en el Periódico Oficial del Estado, y siendo Rosendo Márquez Gobernador Constitucional del Estado Libre y Soberano de Puebla, por acuerdo del 10º Congreso Constitucional del Estado Libre y Soberano de Puebla.

El Decreto del día 17 y que en su artículo 1º, concede por diez años a la ciudad de Cholula, cabecera de Distrito de su nombre, una feria anual de 8 días, que principiará el cuatro y terminara el once de septiembre de cada año, comenzando con el presente.

En su artículo 2º, las cuotas que por derecho de patente, se imponen al comercio ambulante, en los días de la expresada feria, tendrán una rebaja de 25 pesos.

El 26 de agosto de 1893, se expide el decreto que prorroga el decreto del 30 de agosto de 1892 que modificó el artículo 2º del decreto publicado el 19 de julio de 1890, relativo a la concesión de una feria anual de 8 días en la ciudad de Cholula.

Feria Exposición.

La primera Exposición, corresponde a la organizada por el Comité de 1951.

Del 5 al 15 de Septiembre de 1951. Integrado por; Presidente. Francisco Rangel; Secretario. Isaac Jiménez Blanca; Tesorero. Vocales; Javier Zerón B, Antonio Minutti, Hugo Torres Pastrana, Manuel Ruilova, Filemón Pérez Cazares, Rafael Galindo, Remigio Bada, Miguel Técuatl, Heliodoro Castillo, Ramón Rojas J., Leoncio Toxqui, Bartolo Lorencini, Margarito Guevara, Rafael Rojas, Guillermo Salvatori, Alfonso Rojas, Hipólito Hernández Jr.. Esta tradición fue suspendida en 1996, por acuerdo del H. Ayuntamiento encabezado por Saltiel Arturo Carranco Blanca, que cambió la fecha de la Exposición pasándola al mes de Octubre.

Fuente: Rodolfo Herrera Charolet. Cholula 2000. 2a. Edición, México 2002.