Rituales

Madre quemó a su bebé en ritual
  • Todos sabían que iba a ser asesinado
  • La mujer fue formalizada por el delito de parricidio

Abril 2013 | Quilpué, Chile.- La madre del bebé que fue incinerado durante un ritual de una secta en un fundo de Quilpué, Natalia Guerra Jequer (25),
aseguró este jueves que en la comunidad todos sabían que el pequeño -de sólo dos días- sería asesinado por orden del líder, Ramón Castillo Gaete (35), durante un supuesto rito de sanación.


Sus palabras fueron leídas por el fiscal de la comuna, Juan Emilio Gatica, quien en una audiencia que duró más de tres horas logró que la mujer y sus tres cómplices quedaran en prisión preventiva. "Toda la comunidad sabía que mi hijo tenía que ser asesinado después de nacer y que había que obedecer a Antares de la luz (Castillo Gaete), porque él era dios", señaló.

En su declaración ante los efectivos de la Brigada de Investigaciones Especiales Policiales (BIPE), Guerra Jequer confesó que en el año 2008 había ingresado a la agrupación encabezada por el hombre, sobre el cual existe una orden de captura internacional.
La mujer, quien contó que en sus rituales consumían ayaguasca y mantenían relaciones sexuales, sindicó a Castillo Gaete como el autor intelectual y material del homicidio de su pequeño, ocurrido la noche del 23 de noviembre del año pasado y tras el cual sellaron un pacto de silencio "por el bien de todo".

Respecto del momento del brutal crimen, Guerra Jequer contó que cuando llegó al lugar "observé una excavación y una hoguera. Antares le pidió a Pablo Undurraga (también prófugo) que me llevara adonde él. Mi hijo lloraba y no sé cuándo dejó de llorar".

"Yo estaba destrozada, pero Pablo Undurraga me decía que tenía que ser así, que era mi karma. Presentía lo que iba a ocurrir con el bebé, pero eran órdenes superiores. Antares había matado al bebé arrojándolo al fuego", detalló el fiscal Gatica, mientras la mujer lloraba.

El persecutor formalizó a Guerra Jequer por el delito de parricidio, y a María Álvarez Fuenzalida, Karla Franchy y David Pastén, por homicidio calificado, solicitando la prisión preventiva para todos.

Los defensores, entre ellos, Claudio Pavez -representante de la madre del bebé- se opusieron a la petición, señalando que sus clientes fueron víctimas de la manipulación de Castillo Gaete y que las pruebas presentadas por el Ministerio Público no eran suficientes para acreditar las imputaciones. Anunciaron también que pedirán peritajes siquiátricos.

Pese a ello, la jueza Ingrid Arévalo ordenó la prisión preventiva para los cuatro detenidos, debido a que -a su juicio- existen antecedentes suficientes para comprobar el delito, a que actuaron en grupo o pandilla y que representaban un peligro para la sociedad.

La magistrado detalló además que por parricidio, la madre del lactante arriesga entre 15 años y presidio perpetuo. Mientras que en el caso del homicidio calificado, entre 10 años y presidio perpetuo.


Todos fueron enviados al complejo penitenciario de Valparaíso. Por orden de la jueza Arévalo, se decretaron ocho meses de investigación y medidas especiales de protección para los cuatro.


Testigos revelan asesinato, torturas y abusos del líder de la secta de Colliguay
En 2008 cuando la diseñadora gráfica Natalia Guerra Jequier (26) conoció a Ramón Castillo Gaete (35), un profesor de artes musicales que se hacía llamar Antares. Ella junto a su pololo de ese entonces, Pablo Undurraga Atria (30), participaron por primera vez en uno de los seminarios de “autosanación y autoconocimiento” que dictaba Castillo.

En los siguientes cuatro años desde ese primer contacto, Castillo se transformó de un simple gurú a un “Dios omnipotente” que controló su voluntad y las de otras nueve personas que integraban la secta “Antares de la Luz”. La búsqueda espiritual se transformó en una historia de torturas, abusos y sacrificios de animales que terminaron la noche del 23 de noviembre del año pasado, con el asesinato de su hijo de tres días de vida, quien murió calcinado en una hoguera colocada en las afueras de una cabaña en el cerro Colliguay, en Quilpué, V Región de Chiile.

Así lo establecen las declaraciones policiales entregadas por Guerra y dos discípulos de la secta formada por Castillo, María del Pilar Alvarez Fuenzalida (25) y David Pastén Rojas (30), las que están en manos de la fiscalía. Gracias a la denuncia de la hermana de Guerra y sus padres, se lograron encontrar los restos del cadáver del menor, cuyo padre, según las declaraciones, era el líder de la secta producto de los abusos de que habría sido objeto. La Brigada de Investigaciones Policiales Especiales de la PDI (Bipe) detuvo a Guerra, Alvarez, Pastén y Karla Franchy, quienes fueron formalizados ayer en Quilpué.
Según los testimonios, se hacían reuniones o “tomas” en que se ingería ayahuasca, una planta alucinógena. Ahí, Castillo señalaba que era un ser superior. “Antares era Dios, dado que él mismo nos dijo eso. Eramos sus discípulos , le debíamos obediencia y una actitud de humildad, verdad que todos acatábamos”, señaló Guerra en su testimonio. Agrega que “en una de esas ‘tomas’ Castillo me ordenó que debía ser su mujer, lo que significaba que debía iniciar una relación amorosa, que esa orden era una revelación de su ser, que era inevitable. Que él era Dios. Ante ello me negué, se me hizo consumir ayahuasca durante tres noches. Antares me dijo que si no cumplía con la orden de su ‘ser’ el día del juicio final me quemaría viva. Accedí a su petición”. También convirtió a la fuerza en su pareja a María del Pilar Fuenzalida, a la que también le dijo se iría al infierno.

En 2009, Guerra se fue a vivir con Undurraga y Antares a un departamento en Las Condes. Después se trasladaron a San José de Maipo en 2011, donde fundaron una productora audiovisual, con la que realizaron cortometrajes y videos publicitarios.

En diciembre de 2012 se cambiaron a una parcela en Mantagua, donde realizaban sus reuniones. Además, también ocupaban la casa, facilitada por el dueño, ubicada en el Fundo Los Culenes en el cerro Colliguay. A esa fecha el grupo estaba compuesto por Castillo, Guerra, Undurraga, Pastén, María del Pilar Alvarez, Karla Franchy, Carolina Vargas y Josefina López. En su mayoría vivían en el sector Oriente y eran profesionales. Para integrar el grupo, “Antares” pedía fotos de los postulantes y los seminarios se acordaban por medio de redes sociales.

El poder de Castillo sobre ellos lo graficó María del Pilar Alvarez en su testimonio: “Una vez dijo frente a todos de manera solemne y con la voz cambiada: ‘Yo soy Dios, el increado, el sempiterno y omnipotente, soy el amor y todo lo que existe ha sido creado por mí y soy el vehículo físico de Dios. Pueden hacer dos cosas: seguir con sus vidas y olvidarse que existo o pagar el karma que tienen sus seres internos y ayudarme”.

Incluso, mató a una gata llamada “Bruja” y a cinco cachorros de una perra que tenía el grupo llamada Osiris. Uno de ellos era blanco y dijo que era la representación de un Dios. Los quemaron en la playa. Además, golpearon a todo el grupo con varas de madera como forma de castigo. Fueron 45 golpes y sólo se les permitía agradecer a su “maestro Antares”. Si lloraban, el castigo aumentaba en tres golpes.

El 19 de marzo de 2012, Guerra se dio cuenta de que estaba embarazada y Castillo le ordenó que no abortara. “Organizó una toma junto a Pablo, donde Antares recibió la orden de matar al hijo que esperaba Natalia, quien era Lucifer, y así terminaría con el mal que tenía en su interior (...) al bebé entonces lo llamó ‘Adefesio’”, indica David Pastén en su declaración al relatar toda la paranoia y miedo que había generado en ellos Castillo, al señalarles que el mundo se acabaría el 21 de diciembre.

Guerra dijo que para disimular su embarazo, “Antares” ideó un sistema para ocultarla de su familia simulando que viajaba por Latinoamérica y ordenó que arrendaran una casa en Los Andes, donde la alimentaban cada dos días y era vigilada. El 21 de noviembre de 2012 fue internada en la Clínica de Reñaca, donde tuvo su hijo, pero no fue inscrito y Guerra fue rapada. Dos días más tarde, se concretó la idea de Castillo: acabar con la vida del bebé que consideraba el anticristo.

Guerra relató que la noche del 23 de noviembre la trasladaron con su hijo a una casa de adobe. Ahí había una hoguera donde quemaron al lactante a modo de sacrificio. “Todos sabían que mi hijo tenía que ser asesinado por Castillo y que debía ser así. El era Dios”, declaró. Después acamparon hasta el 21 de diciembre tomando varias dosis de ayahuasca. Ese día no pasó nada y el grupo se separó. El 19 de febrero, Antares huyó a Perú, por lo que Interpol solicitó su búsqueda internacional.

Ramón Gustavo Castillo Gaete 
(Santiago, Chile, 20 de diciembre de 1977 - Cuzco, Perú, 1 de mayo de 2013) fue un músico chileno y líder de una secta, en la que fue conocido como Antares de la Luz.1 Adquirió notoriedad en los medios de comunicación chilenos y mundiales en abril de 2013, cuando se descubrió que en noviembre del año anterior su secta había quemado vivo a un recién nacido como parte de un ritual para salvarse del fin del mundo que, según ellos, se aproximaba.
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Castillo fue el menor de tres hermanos, el único hombre de su familia e hijo de madre soltera. Estudió en los colegios Alexander Fleming en Las Condes, el Teresiano Enrique de Ossó en La Reina y el Lenka Franulic, y llegó a ser subjefe de tropa en los grupos de escultismo Santo Tomás Moro de Peñalolén y Ñuñoa.

Estudió pedagogía en música en la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación. Recibió clases de clarinete y flauta traversa en el Liceo Antonio Hermida Fabres, ubicado en la población Lo Hermida, entre 2001 y 2006, donde también se desempeñó como profesor de música. Además, formó un grupo musical llamado Amaru, con el que viajó a Perú, Bolivia, Ecuador y China. Su aspecto era el de un hombre delgado, de cabello largo, con barba y anteojos. Se alimentaba estrictamente de comida vegetariana y carne de soya y no consumía ningún tipo de drogas.

En 2005 evitó realizar el servicio militar con ayuda de una tía, la cual aparentemente era psicóloga o psiquiatra, presentándose como un loco luego de haberse rapado la cabellera.[cita requerida] Al presentar sus documento, adoptó una actitud fuera de lo común con una mirada fija y mística, tocando las armas de fuego de los soldados, los cuales dejaron que se marchara pensando que estaba mal psicológicamente.[cita requerida] Sin embargo, desde ese momento mantuvo esa postura anormal en su vida, se alejó de su familia y se volvió muy conflictivo. 
En diciembre de 2006, en un viaje con su grupo Amaru a China, se interesó por la medicina oriental e instrumentos musicales del lugar. Luego de varios meses, se denominó a sí mismo como "Antares de la Luz" en referencia a la estrella más brillante de la Constelación de Escorpión, debido a una supuesta revelación espiritual. Poco después se obsesionó por los temas sobre extraterrestres y era firme en las decisiones que tomaba. Debido a su extraño comportamiento, mantuvo riñas con su grupo musical, llegando a separarse del mismo.


En 2009 conformó un grupo de sanación que más tarde se convertiría en una secta (llamada por la prensa "Secta de Colliguay"), con los que compartía departamento en la comuna de Las Condes (Santiago). En 2010 se trasladaron a Olmué (Región de Valparaíso), donde consiguieron más adeptos, y luego en 2011 se mudaron a San José de Maipo (Región Metropolitana). En noviembre se fueron a Concón (Región de Valparaíso) y un mes después a Mantagua, a pocos kilómetros al norte, donde meditaban consumiendo ayahuasca y realizaban sacrificios de animales. Ramón estaba convencido de ser la reencarnación de Dios y sus prácticas consistían en ciertas lecturas bíblicas, además de mantener relaciones sexuales con todas las mujeres de la secta. En caso de que un hijo naciera por causa de dichos actos, tendría que morir por ser el Anticristo que traería el fin del mundo. 

El 21 de noviembre de 2012, Natalia Guerra, una de sus seguidoras desde los inicios de la secta, dio a luz a un varón en una clínica de Viña del Mar. Al día siguiente, Ramón Castillo se llevó al que aparentemente era su hijo y a la madre. El 23 de noviembre, en una localidad de Colliguay, en el área de Quilpué, sacrificó a su hijo, incendiándolo vivo en un rito celebrado junto a sus seguidores. La secta permaneció en el lugar hasta el 21 de diciembre de 2012, fecha en la que supuestamente se acabaría el mundo, para constatar que lo que hicieron resultó.

Luego de que se conociera el caso en abril de 2013, Ramón Castillo se convirtió en la persona más buscada por todas las autoridades de Chile. Autoridades de Perú se unieron a la persecución, pues se temía que hubiera emigrado al país vecino. Semanas después, Ecuador se sumó a la búsqueda de Ramón Castillo. Finalmente fue hallado muerto en una casa abandonada de la ciudad de Cuzco, Perú, el 1 de mayo de 2013 a la edad de 35 años, después de que se ahorcara al verse acorralado por las autoridades de dicho país.

Su cadáver se encontraba en perfecto estado, por lo que quedó demostrado que se suicidó. Se encontraron en sus manos y bolsillos hojas de coca seca con las que se alimentaba durante los días que permanecía oculto. La hermana del líder de la secta, Daniela Castillo Gaete, solicitó la repatriación del cuerpo de su hermano al Ministerio de Relaciones Exteriores para darle una digna sepultura.