No quedará impune linchamiento, dice RMV

El gobernador Rafael Moreno Valle aseguró que el linchamiento de dos encuestadores que fueron confundidos con secuestradores, el lunes en Ajalpan, no quedará impune, según lo expuso en un mensaje que emitió la tarde de este jueves.

Sin embargo, el mandatario no permitió cuestionamientos de los representantes de los medios de comunicación y se remitió a leer un comunicado que su administración había enviado por la mañana.

Durante su mensaje, el cual se llevó a cabo en Casa Puebla, Moreno Valle reiteró que el gobierno estatal asumió desde este jueves el mando de la seguridad pública en Ajalpan -localizado en el sureste del estado, a 140 kilómetros de distancia de la capital de Puebla- por un periodo de 180 días, operativo que está a cargo de Anuar Fernández Redondo, director de la Policía Estatal Preventiva, a quién nombró como delegado para tales efectos.

En este sentido, aseguró que se usará toda la fuerza del Estado para lograr justicia, ofrecimiento que, dijo, ya reiteró a la familia de las víctimas: Rey David y José Abraham Copado Molina.

Moreno Valle insistió en que el lunes pasado el gobierno municipal de Ajalpan se vio rebasado por una "turba enajenada" y por "hechos de barbarie que no tienen cabida en Puebla ni en el país".

Razón por la que con base en el artículo 115 constitucional, el gobierno del estado asume el mando policial en todo el territorio de Ajalpan.

Si llegaron policías estatales, pero insuficientes:

Policías estatales y ministeriales que acudieron en auxilio de la policía municipal de Ajalpan durante los disturbios que provocaron ellinchamiento de dos jóvenes la noche del lunes, reconocieron que fueron rebasados por los pobladores de ese lugar, pues apenas eran 30 elementos del estado contra más de mil personas.

Esta versión confirma las declaraciones del presidente municipal, Gustavo Lara Torres, en torno a que el número de policías estatales encargados de la vigilancia en Ajalpan y otras regiones cercanas no es suficiente para brindar ayuda en casos como éste.

De acuerdo con Lara Torres, el lunes alrededor de las 18:30 horas, tras enterarse de que la turba estaba enardecida e intentaba linchar a los hermanos Rey David y José Abraham Copado Molina, solicitó inmediatamente el apoyo de la Secretaría General de Gobierno (SGG) y de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP).

Los uniformados estatales consultados por este medio corroboraron que fueron alertados a tiempo, por lo que en cuanto recibieron el llamado de auxilio, aproximadamente a las 19:00 horas, los 20 agentes que se encontraban de turno en el Centro de Coordinación Regional (Cecore) de Ajalpan, se movilizaron hasta el lugar del conflicto.

Sin embargo, cuando llegaron había cerca de 300 personas que estaban muy agresivas y ya habían sacado a los dos jóvenes de la comandancia y ya los estaban golpeando. Es decir que los policías municipales ya habían sido rebasados por la muchedumbre.

También arribaron agentes de Tehuacán, San Gabriel Chilac, Zinacatepec y Coxcatlán. Pese a que todos ellos y los estatales eran muy pocos, hicieron frente a los habitantes e intentaron rescatar a las víctimas. No obstante, la turba se les fue encima con todo lo que tuvo a la mano.

"Cuando tenían a los chavos golpeándolos, se les dejaron ir –a los policías- con piedras, tubos, botellas... de todo... y no pudieron rescatarlos. Hubo tres heridos de nosotros y no se los pudieron quitar", relató uno de los elementos estatales que pidió la gracia del anonimato.

Eso sucedió entre las 19:00 y 20:00 horas, de modo que, al verse superados en número, los estatales y municipales ya no intervinieron y mantuvieron la distancia a la vez que solicitaron más refuerzos.

Los policías ministeriales que también llegaron a tiempo no pudieron actuar porque sólo eran 10 elementos.

La espera de los refuerzos tardó varias horas, lo que permitió que poco a poco se reuniera más gente que, a eso de las 21:00 horas, al estar contagiada por la euforia, mató a golpes a los dos trabajadores de la empresa "Marketing Research & Services" y después les prendió fuego.

Los uniformados reconocieron que todo esto se pudo evitar si hubiera habido más policías, pues los pocos que estuvieron no pudieron hacer mucho.

Señalaron que en ocasiones anteriores podían rociar gas lacrimógeno para dispersar a las multitudes, pero eso se les prohibió después del enfrentamiento entre policías y pobladores de Chalchihuapan, donde lanzaron granadas de ese gas, una de las cuales golpeó y cobró la vida de un menor.