La gata huérfana
Rodolfo Herrera Charolet
En el año 2013 el rostro
como la historia de Darcy rápidamente se difundió en las redes sociales, quien
desaparecó el domingo 24 de marzo. La fotografÃa que colgó su padre estaba
acompañada de un terrible texto:
–Esta es mi hija Darcy, está en el
Semefo, la mató su ex novio, se llama Omar… está prófugo, si lo llegan a ver,
por favor denúncienlo. Ayúdenme por favor, o si llegan a saber o ver algo, me
pueden marcar...
El cadáver de Darcy, un
dÃa después de su desaparición, fue encontrado como una muñeca de trapo tirado
boca abajo, con el rostro desfigurado sobre una banqueta.
Meses antes la joven
inició un cuento de hadas que terminó en tragedia, cuando conoció a un muchacho
quien dijo llamarse Omar, con quien inició su noviazgo y terminó cuando se cometido
un robo que los involucró. Tras la separación el despechado la amenazó,
hostigó, violentó, al grado de confiar a su madre que deseaba dejar de existir.
Tres meses antes de ser
enterrada en una fosa frÃa en la delegación Iztapalapa, la chiquilla tenÃa le
certeza de que serÃa asesinada y su fecha de caducidad esta próxima, asà que en
diciembre le dijo a su madre:
–Cuando me maten, quiero que cuides
bien a mi gata Sally, que es como mi hija –Tras la súplica, soltó en llanto y pidió perdón por sus
malos ratos como una adolescente rebelde. Le pidió a su madre que siguiera con
su vida, en su casa de la colonia Iztacalco. La madre desconsolada narró las
confidencias y terminó las mismas con un reclamo confundido entre sollozos.
En el regazo de su
madre, Darcy lloró y los enormes ojos claros se abrieron al máximo para seguir
pidiendo perdón por tantas locuras de chiquilla. Esos hermosos ojos que fueron
los mismos que atrajeron a Omar y quien le dijo que si no era suya no lo serÃa
de nadie.
–Mi hija fue muy valiente, lo afrontó
y la cuidamos como pudimos… pero mi hija ya no está conmigo –dijo MarÃa Isabel Lozada –¿Cómo voy a dormir hoy, si ella no está en
su cama y su almohada amanece frÃa?
Darcy tenÃa el gusto de
enfundarse totalmente en una vestimenta negra, empleada en una heladerÃa,
ahorraba lo que ganaba para pagar su carrera en Diseño y Comunicación Cisual de
la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM. Fue en ese lugar, en la
heladerÃa, en donde un dÃa conoció a Omar. Trabajaba cinco dÃas a la semana y
el chico fanfarrón la halagaba por el color de sus ojos, acudiendo al negocio
con el pretexto de comprar un helado. Hasta que un dÃa la joven sucumbió a los
encantos del sujeto. Siendo novios, una tarde de descuido o excesiva confianza,
Omar aprovechó para robar las ventas del dÃa, 13 mil pesos. El dueño del
negocio exigió a Darcy que denunciara al chico, ella aceptó la recomendación y
lo manifestó en su declaración, terminando el noviazgo.
Durante las indagatorias
Omar negó en todo momento el hurto, pero la atracción hacia la chica se
convirtió en odio, porque el acto lo consideraba una traición. Asà que a partir
de ese momento dedicó todo su esfuerzo en amedrentarla, acosarla, un dÃa le dijo
que la matarÃa de un balazo, otro dÃa le dijo que la ahorcarÃa, un viernes a
golpes o un sábado la matarÃa mientras la violaba.
La madre de Darcy afirma
que un dÃa entró a la recámara de su hija mientras ella atendÃa una llamada con
Omar y escuchó que el sujeto le dijo:
–Te mostraré mi verdadero rostro, soy
como el Diablo y tú no lo sabes, pero soy un sicario de Veracruz y puedo
matarte si quiero.
El terror se apoderó de
Darcy y terminó retirando la denuncia y pagando la deuda.
La noche del domingo 24
de marzo Darcy cerró el negocio que atendÃa y avisó que regresarÃa a su casa
acompañada de su ex novio. El lunes a las 9 de la noche con 15 minutos, el
celular de Darcy se activó y llamó a su madre, la mujer presa del terror
escuchó durante varios minutos los momentos en los que era asesinada su hija:
–¡Quédate quieta! Le gritaba alguien;
otro más, decÃa ¡cállate, cállate!
Tras el auxilio de su
hija, la mujer emprendió la búsqueda, recorrió las dependencias capitalinas, en
donde le informaron que deberÃa de ingresar un reporte de desaparición y tras
un tiempo iniciar la búsqueda. Tras la súplica de la mujer, a regañadientes los
burócratas tomaron nota de la queja, pero no hicieron nada para auxiliarla,
porque actúan hasta que pasen tres dÃas de la desaparición. El reporte
levantado por las autoridades y archivado dice:
–Darcy – delgada, piel blanca, cabello
lacio y suelto, nariz respingada. Desaparecida.
A las 22:00 horas del lunes
25 en una de la Delegación Benito Juárez, en el Distrito Federal, fue encontrado
un cadáver. Se trataba de un femenino de entre 30 y 40 años, con huellas de
tortura, rostro desfigurado. El martes 26 la mamá de Darcy llegó al Servicio
Médico Forense y pidió ver a la mujer que habÃan encontrado, las autoridades
asignaron el expediente de una mujer de apariencia adulta por la hinchazón del
rostro desfigurado, la nariz rota, los labios abultados y el cuello con marcas
de ahorcamiento. Sin embargo tras mostrar el cadáver la mujer entre sollozos
confirmó:
–¡SÃ! ¡Es mi hija! – Gritó desconsolada. Las piernas de la
madre de Darcy temblaron al punto de perder el equilibrio y con el intenso
dolor en el pecho lloró frente a ella.
Esa misma tarde, los
padres de Darcy hicieron los trámites para rescatar el cuerpo y proceder a su
entierro. El miércoles 27 el ataúd con el cuerpo de Darcy recibió el primer
palazo de tierra que la cubrirÃa en su camino al sueño eterno y su estancia por
un tiempo en la fosa. Casi un centenar de dolientes acompañaron el cuerpo de
Darcy a su última morada, hasta que la mezcla y tierra mojada la sepultó. En
ese lugar, junto a ella su padre, su madre, su hermana menor, amigos y
compañeros de escuela, con rabia contenida y lágrimas en los ojos, vieron como
la esperanza de una vida se apagó, mientras que la justicia como el vago
cabalgando un jamelgo, sin rumbo ni interés se alejó en cada momento.
Una semana después del
homicidio, la procuradurÃa turnó el expediente al área de feminicidios, según
lo informó José Luis el padre de Darcy. En donde se asignó el guarismo que
lleva la cuenta de la muerte. Una cuenta que se atiende por tendencias,
acumulados y comparativos entre periodos, de mujeres que son asesinadas por
distintas circunstancias y que forman parte de la nota roja de un momento,
cuyos expedientes con el polvo acumulado pasa al olvido y testimonio de
impunidad de la justicia a medias.
Sobre la tumba de Darcy,
alguien dejó una rosa negra, como recuerdo de la chiquilla que de negro se vestÃa.
Igual que la gata Sally, la misma que ha quedado, que no entiende y que no sabe
que ya es… una gata huérfana.
La soledad y desolación con la
orfandad inicia
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