Barbosa: Conmigo o contra mi

 Ya son 16 los secretarios que salen del gabinete; se va uno cada 37 días

* Eric Cotoñeto, el subordinado más duradero de Miguel Barbosa

Una constante en la carrera política de Miguel Barbosa son los ajustes y rupturas con quienes son y han sido sus colaboradores y aliados, con los que suele terminar enemistado, o acusándolos de corruptos, desleales o traidores, como ha sucedido con las últimas bajas en su gabinete: David Méndez Márquez, Guillermo Aréchiga Santamaría y Raciel López Salazar.

Así ha ocurrido desde que era dirigente estatal del PRD, senador de la República, candidato a la gubernatura y gobernador electo. La mayoría de quienes lo han acompañado en estas posiciones terminan siendo defenestrados por el propio Barbosa.

Entre los perredistas locales que fueron parte de su grupo compacto y hoy están distanciados o enfrentados con él figuran los ex diputados Susana Wuotto Cruz, Miguel Ángel de la Rosa Esparza, Rodolfo Huerta Espinoza y Socorro Quezada Tiempo, los tres últimos, dirigentes estatales del partido del sol azteca gracias a Barbosa.

Dos de los cercanísimos colaboradores suyos en la Cámara Alta, cuando fue presidente del Senado, y terminaron en pleito con él fueron Paola Migoya Velázquez y Heliodoro Luna Vite, sus asesores en la presidencia del Instituto Belisario Domínguez.

Paola es hoy una de sus más acérrimas críticas, desde que fracasó en su intento de convertirse en candidata a la presidencia municipal de Morena en 2018; y Heliodoro Luna, que fue su gestor en el Senado y su primer secretario de Infraestructura en la actual administración, fue acusado por el propio mandatario de filtrar información a los medios.

En su segunda campaña por la gubernatura, luego de la trágica muerte de la gobernadora Martha Erika Alonso y de su esposo el senador Rafael Moreno Valle, Miguel Barbosa presentó a los miembros de su equipo de campaña, entre los que figuraban David Méndez, en la Coordinación Política; Angelina Mora (hija del extinto Ludivino Mora) en el Staff; Carlos Meza Viveros, en la vocería; Javier Luna López, en la Coordinación de Comunicación Social; Rafael Giménez Valdés, en la Coordinación de Opinión Pública; Nicéforo Rodríguez Gaytán, en la Coordinación de Propuesta de Gobierno; Guillermo Aréchiga, en la Coordinación Territorial; Jorge Méndez Spínola, en la Coordinación de Brigadas; Vanessa Barahona de la Rosa, en la Coordinación de Atención a Organizaciones.

En ese equipo estaban también el abogado Ernesto Ramírez López; Julio Franco Corzo y Edurne Ochoa Ledesma, quienes al igual que los anteriores están fuera del gobierno o fueron echados del mismo.

De aquel equipo de campaña quedan pocos en la administración barbosista: José Luis Nájera, asistente personal; Yassir Vázquez Hernández y Gabriel Biestro Medinilla, tuvieron que renunciar o pedir licencia para buscar sin éxito una candidatura de Morena; Verónica Vélez Macuil, es la coordinadora de Comunicación Social; Pablo Cortés Córdova, sigue como subsecretario de Administración; Denisse Ortiz Pérez, funge como titular de la Unidad de Asistencia Social y Salud del Sistema Estatal DIF; Cindy Jiménez, también labora en el DIF; y Silvia Pérez Ceballos es la directora general del Conalep Puebla.

Otro grupo barbosista que también está enemistado con el gobernador Barbosa es el que nombró para la transición después de ganar los comicios extraordinarios.

Dicho equipo estuvo compuesto por David Méndez y su esposa Alejandra Domínguez Narváez, a quienes responsabilizó de la recepción de la Secretaría de Gobernación y la Secretaría de Educación, respectivamente; Guillermo Ruiz Argüelles, quien de última hora rechazó el nombramiento de secretario de Salud; y Carlos Francisco Urbina Tanús, a quien le encargó la entrega-recepción de la Secretaría de Infraestructura, porque iba a ser el titular de la dependencia, lo que al final no sucedió.

Otros integrantes de esa comisión de transición que sí llegaron a la administración estatal, pero ya no están son Vanessa Barahona, a quien responsabilizó de recibir la Secretaría de Cultura y Turismo, y Mario Miguel Carrillo Cubillas, a quien le asignó la recepción de la Secretaría de Desarrollo Social.

Los únicos sobrevivientes de ese equipo son la secretaria de Desarrollo Rural, Ana Laura Altamirano Pérez; Abelardo Cuéllar Delgado, secretario del Trabajo; Verónica Vélez, coordinadora de Comunicación Social y Agenda Digital; y Rodrigo Osorio Díaz, titular de la Agencia Estatal de Energía.

Por todo lo anterior no resultó sorpresiva la remoción de Raciel López Salazar y buena parte de los chiapanecos que llegaron con él a ocupar puestos clave en las áreas de seguridad pública, ni el anuncio de que varios de ellos serían sujetos de investigación, ni su discurso de este fin de semana con motivo del 102 aniversario luctuoso de Emiliano Zapata en el sentido de que en su gobierno no hay cabida para corruptos ni traidores.

En los 20 meses que lleva la gestión del gobernador Miguel Barbosa éste ha realizado 16 ajustes a su gabinete, es decir uno cada 37 días.

De los 20 integrantes de su gabinete estatal, los únicos que permanecen en sus cargos son las secretarias de Finanzas, María Teresa Castro Corro; de Desarrollo Rural, Ana Laura Altamirano; de Economía, Olivia Salomón Vivaldo; de Medio Ambiente, Beatriz Manrique Guevara; de Equidad Sustantiva, Mónica Díaz de Rivera Álvarez; y de Bienestar, Lizeth Sánchez García.

Otras dependencias donde tampoco ha habido cambios de titular son la Secretaría de Educación, con Melitón Lozano Pérez; la Secretaría del Trabajo con Abelardo Cuéllar; la Consejería Jurídica, a cargo de Ricardo Velázquez Cruz; y las direcciones de Comunicación Social y del Sistema Estatal DIF, donde se mantienen Verónica Vélez y Leonor Vargas Gallegos.

En todas las demás secretarías los ajustes son la constante. En Gobernación, Administración, Función Pública y Turismo ha habido hasta tres titulares en 20 meses; y en Infraestructura, Seguridad Pública y Salud, dos titulares.

¿Qué conclusiones pueden hacerse de esta revisión?

La primera y más evidente es que Barbosa tiene una marcada tendencia a pelearse con sus aliados y subordinados, a los que generalmente termina defenestrando y acusando de corruptos, desleales y traidores.

Que son contadísimos los colaboradores que a lo largo de los últimos 20 años se han mantenido fieles al hoy gobernador. Sólo recuerdo tres: Eric Cotoñeto Carmona, que es su operador político electoral de tierra; Jesús de la Luz Sánchez Cuevas, que además de ser su compadre se desempeña como titular del Instituto Estatal de Educación para Adultos; y Ana Laura Altamirano, que fue su empleada en el Congreso de la Unión y ahora funge como su secretaria de Desarrollo Rural.

Otra conclusión es que Miguel Barbosa privilegia la sumisión y no los compromisos y las alianzas; y la obediencia por encima de la honradez, la dignidad, la eficiencia y la eficacia.


En suma, creo que la constante rotación de secretarios, subsecretarios y coordinadores y directores generales en dependencias y entidades estratégicas y el arribo de tantos foráneos a la administración pública, son la causa de que su gobierno no termine de despegar, de que la llamada Cuarta Transformación siga siendo un discurso y un proyecto más que una realidad y la consecuencia del distanciamiento de Morena y sus dirigentes nacionales, incluido López Obrador, con el gobernador Barbosa y sus operadores.

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