Pandémians


 

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Este libro se originó a consecuencia de los informes rendidos por las autoridades demandadas en mis juicios de amparo en contra de las decisiones del gobierno federal, que a mi juicio, no atendieron adecuadamente la crisis sanitaria provocada por el terrible virus. El juzgador en su afán de agradar al ejecutivo dio por buenos los planteamientos y supuestos que las autoridades demandadas adoptaron para atender la pandemia. Errática y siguiendo un criterio obstinado, tomó medidas de emergencia cuando se acumularon más de 200 mil muertos y México ya ocupaba el cuarto lugar mundial por defunciones, cuando mi queja había anticipado esos resultados.

Si bien es cierto que inicialmente la motivación que me llevó a esos amparos, fue la preocupación de que observé que el presidente actuaba de manera irresponsable, sin darle la importancia y atención que demandaba la Organización Mundial de la Salud. También lo es que gran parte de esa culpa, es la ausencia de buen juicio de habitantes que siguieron el ejemplo presidencial, no tomar medidas de precaución y soslayar el problema.

En el ejercicio de acopio de información, me llevó a entender en mayor medida la magnitud del problema y existía una terrible posibilidad, de no tomarse decisiones firmes para enfrentar la crisis, que se vendría y que por desgracia no se adoptaron con mano firme. Por el contrario, el gobierno federal promovió entre la población, la idea de que la pandemia era poco más que un resfriado común y menos que la crisis provocada por la influenza A (H1N1) en 2009.

Mis estimaciones y propias proyecciones matemáticas me llevaron a un margen de error menor al 0.3% entre lo reportado por la autoridad y el modelo matemático, con seis meses de anticipación. Un margen de error menor al uno por ciento, entre proyección y realidad. En el seguimiento diario realizado me percaté de la manipulación de las cifras y del manejo discrecional que realizaron las autoridades sanitarias y que motivo en parte mi inconformidad. En defensa de sus datos, el gobierno federal argumentó por conducto de su vocero que dicha información, era un reflejo de la realidad y que se emplea el modelo Centinela, el cual hace uso de un análisis matemático similar al utilizado en las encuestas. 

También me percaté que la falta de interés del gobierno federal, provocó mayor irresponsabilidad ciudadana, al dejar a los habitantes el cumplimiento de normas sanitarias apelando su buen juicio. Desde luego que esa conducta de responsabilidad, fue acatada por los pocos e ignorada por los muchos, que aplaudieron el valor presidencial de no usar cubre bocas o ignorar la sana distancia que finalmente fueron el caldo de cultivo que provocó mayores contagios. En menos de un año, México se colocó entre los primeros cuatro países con mayores muertes acumuladas en el mundo.

Envié desde luego mis investigaciones y opiniones a políticos, partidos y grandes medios de comunicación, pasando por los locales, pero no encontré interés ni respuesta. Únicamente algunos medios locales difundieron mis estudios y advertencias. Ahora testimonio de la exhortación.

Mi preocupación es genuina, al formar parte del sector más vulnerable y ante la amenaza de contagio, pretendía que el gobierno federal cambiara el rumbo de las cosas, lo cual no fue escuchado. Tras haber muerto  más de 250 mil seres humanos en territorio nacional y varios millones de habitantes contagiados confirmados, comprendo que la estrategia diseñada de las autoridades sanitarias parten del principio de inmunidad de rebaño, que debe lograrse a partir de la resistencia y liberación individual. Por otro lado, tras la invención de las vacunas, la falta de las mismas y lentitud en su cobertura, sigue manteniendo la pavorosa letalidad, manteniendo a México entre los primeros lugares del mundo por la multitud de muertos.

En cuanto al manejo discrecional de la información y la manipulación de los datos que realiza el gobierno federal, me queda claro que existen otros que pudieran servirle al ejecutivo para tomar sus decisiones. Pero no obstante de la multitud de los muertos, persiste el mismo criterio, que con obstinación y cerrazón expone la vida de millones de habitantes en territorio nacional. En donde únicamente se observan números y estragos causados por el virus.

Las decisiones de gobierno, equivocadas a todas luces, me llevan a pensar que existe incompetencia para resolver la crisis y que la burbuja gobernante está más preocupada por la rentabilidad electoral e imagen presidencial que por la salud y vida del pueblo.

Este texto está organizado en forma de artículos, a fin de abordar los diferentes temas y aristas del problema. Partiendo de la información disponible desde varias fuentes prestigiadas, hasta llegar a los hechos comprobados y las declaraciones o informes legales de los responsables, demonstración fiel de lo que ocurre.

Así que este texto es mi testimonio, en mi tiempo, esperando sobrevivir a esta terrible enfermedad, causada principalmente por los enemigos invisibles que atentan contra la salud pública, en donde el virus no es el único adversario a vencer, ni la ignorancia en la que vive el pueblo. Quizás la soberbia y cerrazón, sean únicamente una parte del problema.

Finalmente el título es ocurrencia de mi hijo Charolet, al pretender ser parte de una comunidad e identificarse con la misma. Como uno de aquellos que viven y sobreviven a ésta terrible enfermedad, que acotó las acostumbradas libertades y son acosados por el terrible virus.