PRD y PRI postularon a presunto delincuente: asà fue detenido el edil de Ahuazotepec en 2020 por posesión de armas.
El actual presidente municipal de Ahuazotepec, Alfredo RamÃrez Hernández —alias “La Yerba”—, no solo arrastra un historial oscuro, sino que su ascenso polÃtico fue posible gracias a la complicidad de las cúpulas del PRD y del PRI, que lo postularon y respaldaron pese a sus antecedentes penales. En abril de 2020, RamÃrez fue detenido por posesión de armas de uso exclusivo del Ejército, cuando fungÃa como delegado de Bienestar Regional en el municipio de Chignahuapan.
La detención ocurrió a plena luz del dÃa, el 17 de abril de 2020, en el municipio de Aquixtla. Elementos de la PolicÃa Estatal realizaban un recorrido de seguridad cuando interceptaron a RamÃrez. Durante la inspección, hallaron en su vehÃculo un arma larga tipo mosquetón calibre 7.62 milÃmetros, lo que derivó en su detención inmediata. Tanto el arma como el vehÃculo y el detenido fueron puestos a disposición del C5 en la ciudad de Puebla.
A pesar de este antecedente, que en cualquier democracia funcional hubiese descalificado su participación en cargos públicos, Alfredo RamÃrez fue arropado por los partidos polÃticos y catapultado a la presidencia municipal de Ahuazotepec. El PRD lo registró como su candidato en 2024, mientras que el PRI no solo guardó silencio sobre su pasado judicial, sino que se alió con él en el cabildo.
Hoy, cuatro años después, RamÃrez vuelve a ser noticia. Esta vez, no por su activismo social ni por resultados en su gestión, sino por la irrupción de la FiscalÃa en su domicilio, el cual fue cateado y asegurado el viernes pasado. Según fuentes judiciales, el edil podrÃa haber huido para evitar una nueva detención.
Además, su nombre aparece ligado a Juan Lira Maldonado, alias “El Moco”, presunto delincuente con orden de aprehensión vigente, lo que abona a las sospechas de que RamÃrez Hernández estarÃa involucrado en actividades criminales más allá de la simple portación de armas.
La cercanÃa geográfica entre Chignahuapan, Aquixtla y Ahuazotepec ha facilitado el entretejido de redes de protección polÃtica y presunta operación delictiva. Y mientras las autoridades investigan, la ciudadanÃa observa con escepticismo el resultado de una elección marcada por el encubrimiento y la falta de filtros para evitar que personajes con pasado criminal lleguen al poder.
Una vez más, la polÃtica poblana exhibe sus fisuras: partidos dispuestos a postular a quien sea con tal de conservar parcelas de poder, y autoridades que reaccionan tarde, cuando el daño institucional ya está hecho.
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