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Ahuazotepec: entre la inseguridad, el autoritarismo y el vacío institucional

 

Ahuazotepec: entre la inseguridad, el autoritarismo y el vacío institucional

Por Redacción Especial

11 de abril de 2025

En Ahuazotepec, municipio enclavado en la Sierra Norte de Puebla, la crisis no es una anécdota: es una estructura de gobierno. En menos de seis meses, dos directores de Seguridad Pública han abandonado el cargo denunciando maltratos, acoso y condiciones laborales insostenibles por parte del presidente municipal, Alfredo Ramírez Hernández. Las renuncias no han sido silenciosas ni aisladas: arrastraron consigo a más de una decena de elementos de la corporación local y destaparon un clima de hostigamiento institucional que el edil ha preferido minimizar con frases propias del desprecio y la arrogancia: "Están acostumbrados a dormir en el suelo, pasar frío y hambre."

El primero en dimitir fue el capitán retirado Agustín Reyes Reyes, el 16 de febrero de este año. Según su testimonio, el alcalde lo humilló y lo agredió en diversas ocasiones, generando un ambiente hostil no solo para él, sino para toda la corporación. La situación derivó en un éxodo interno: al menos 15 policías abandonaron sus cargos entre diciembre de 2024 y febrero de 2025. Algunos lo hicieron por hostigamiento; otros, simplemente, porque ya no podían costear con su propio salario las evaluaciones obligatorias para permanecer en funciones.

El 10 de abril, el segundo director, Fernando Miguel Lechuga, también renunció. Lo hizo luego de que se le informara, sin previo aviso ni procedimiento administrativo claro, que sería relevado por un mando de la Policía Estatal, el oficial Francisco Islas. Lechuga denunció las condiciones inhumanas en las que operaban los policías locales: sin acreditación, sin equipo, durmiendo en el suelo y enfrentando la violencia con las manos vacías.

Hoy, el municipio cuenta apenas con nueve elementos para una población superior a los 13 mil habitantes, cuando los estándares federales recomiendan al menos 40 policías municipales. La precariedad se ha convertido en rutina: los policías carecen de credenciales oficiales, no tienen patrullas operativas en condiciones dignas, y sobreviven en instalaciones sin infraestructura mínima.

Incluso las fuerzas federales, como la Marina, se retiraron tras unos días en la zona, reconociendo que no existían las condiciones mínimas para coordinar esfuerzos. La autoridad municipal, en lugar de responder con una estrategia de reconstrucción institucional, ha optado por la descalificación y el abandono.

Este vacío de mando en materia de seguridad ocurre en un contexto mayor de crisis administrativa en Ahuazotepec, donde también se han documentado irregularidades en la ejecución de obras públicas, como aquellas vinculadas con la empresa Escala Arquitectura y Diseño, S.A. de C.V., y una larga cadena de denuncias sobre corrupción, simulación de programas y uso clientelar de recursos federales.

Ahuazotepec, en pleno 2025, es un ejemplo incómodo del deterioro institucional que ocurre lejos de los reflectores mediáticos y del discurso triunfalista. La renuncia de dos directores de Seguridad Pública en seis meses no es solo un síntoma: es el retrato de un gobierno local que se ha convertido en su propio obstáculo.

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