Basura tóxica y silencio institucional: el tiradero intermunicipal entre Cholula y Calpan sigue envenenando
Por Redacción / Especial Investigaciones
San Pedro Cholula, Puebla.— A pesar de las evidencias de contaminación y los daños potenciales a la salud de miles de habitantes de comunidades cercanas, el basurero intermunicipal ubicado entre San Pedro Cholula y Calpan sigue operando con normalidad. Esto, a pesar de que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) ya había emitido una orden de clausura condicionada. ¿La paradoja? Para poder cerrarlo, primero debe ser compactado… con más basura.
El caso raya en el absurdo burocrático. Según testimonios de funcionarios municipales y documentos obtenidos por solicitudes de información, la Profepa no ha procedido a sellar definitivamente el sitio porque no se ha cumplido con el protocolo técnico que implica acumular residuos y compactarlos, como si la solución ambiental fuera sepultar el problema bajo capas de desechos.
Agua envenenada
Mientras tanto, la contaminación avanza en silencio. El Laboratorio Corporativo Ambiental División Agua, S.A. de C.V., en un estudio reciente de calidad de agua en pozos y escurrimientos aledaños al sitio, detectó la presencia de metales pesados como mercurio, plomo, cadmio, arsénico y cromo, así como altas concentraciones de coliformes fecales. Todos ellos, elementos relacionados con riesgos severos para la salud, desde enfermedades gastrointestinales hasta efectos neurológicos y cáncer.
Vecinos de localidades como San Francisco Coapan, Tepontla y San Jerónimo Tianguismanalco han denunciado desde hace años la presencia de olores fétidos, presencia de fauna nociva, y un aumento de enfermedades respiratorias y gastrointestinales. Sin embargo, la respuesta institucional ha sido mínima. En lugar de acciones contundentes, la población ha recibido ambigüedades legales y promesas incumplidas.
Una bomba ambiental activa
El tiradero fue diseñado para recibir residuos sólidos urbanos de varios municipios de la región, pero desde hace más de una década no cuenta con los controles adecuados de lixiviados ni con geomembranas que impidan filtraciones al subsuelo. Técnicamente, se trata de una bomba de tiempo que amenaza no sólo al medio ambiente, sino al derecho humano al agua potable.
La Secretaría del Medio Ambiente del Estado ha guardado silencio ante los hallazgos del laboratorio privado, mientras que la Secretaría de Salud estatal no ha emitido ningún pronunciamiento público sobre posibles afectaciones a la salud comunitaria. La omisión se convierte en complicidad.
¿Y la salud de la gente?
El caso del basurero intermunicipal entre Cholula y Calpan ilustra con crudeza el abandono sistemático de las políticas públicas en materia ambiental y sanitaria. ¿Qué debe ocurrir para que las autoridades actúen? ¿Una epidemia? ¿Una muerte?
Mientras se espera a que se "compacte la basura" para proceder al cierre formal, los contaminantes ya están en el agua, en la tierra y, probablemente, en el cuerpo de cientos de niños y adultos que no tienen más alternativa que beber del pozo más cercano.
Este tiradero no sólo simboliza el fracaso de una política de gestión de residuos, sino también la normalización de la negligencia.
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