La madre, el hijo y el silencio: crimen en San Andrés Cholula
Edith, de 47 años, fue detenida tras el hallazgo del cuerpo sin vida de su hijo de 7 años. Lo acusan de ser un crimen por asfixia. El vecindario calla. El Estado también.
Por José Herrera
1 de julio de 2025
Una casa discreta, en una calle que no aparece en las noticias más que por festivales religiosos o notas de color, se volvió escenario de uno de los crÃmenes más atroces registrados este año en San Andrés Cholula. A una cuadra de la estación de Bomberos, en la 4 Oriente, el cuerpo sin vida de un niño de apenas 7 años fue encontrado en el interior de su domicilio. Lo asfixiaron. Lo mataron en silencio.
La principal sospechosa es su madre, Edith “N”, de 47 años. Caminaba sin rumbo, con el cuello marcado por heridas que no fueron explicadas. Dicen que parecÃa ida. La encontraron militares y policÃas municipales deambulando tras la llamada de emergencia que alertó a las autoridades el sábado 28 de junio. El niño ya no respiraba. Estaba frÃo.
Asfixia, abandono y un Estado que siempre llega tarde
Cuando llegaron los paramédicos, ya no habÃa nada qué hacer. El menor no tenÃa signos vitales y los primeros indicios apuntaron a asfixia mecánica. No fue accidente. No fue negligencia. Fue algo más oscuro.
La necropsia se llevó a cabo en el Servicio Médico Forense y la FiscalÃa General del Estado abrió una carpeta por homicidio en razón de parentesco, un delito que, en lo jurÃdico, suena técnico, pero en lo humano sólo deja una pregunta sin respuesta: ¿qué ocurrió en esa casa?
Vecinos declararon que la familia llevaba años viviendo ahÃ. Nunca hubo reportes por violencia. Nadie escuchó gritos. Nadie vio nada. Nadie intervino. Tal vez no sabÃan. Tal vez sabÃan y no quisieron saber.
¿Qué rompe a una madre?
Las heridas en el cuello de Edith abren otra lÃnea no dicha: ¿fue un intento de suicidio después del crimen?, ¿o fue agredida antes?, ¿actuó sola? Las autoridades no han aclarado esos detalles. Lo cierto es que la madre fue atendida por paramédicos y luego entregada al Ministerio Público.
La nota se volverá estadÃstica. Pasará de la sección de policÃa a un dato anual del INEGI. Una lÃnea más entre miles de feminicidios y filicidios, en un paÃs donde la salud mental es tabú, donde la violencia doméstica se esconde tras cortinas cerradas y donde la pobreza emocional y la precariedad afectiva rara vez forman parte de la conversación pública.
En Cholula, tierra de iglesias y turismo espiritual, el infierno ocurrió en casa. No hubo exorcismo posible. Y un niño de siete años, cuyo nombre no fue revelado, es hoy otro ausente más que nadie podrá reemplazar.
0 Comentarios