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La venta fantasma

La venta fantasma: 59 millones sin registro


El caso Julia Abdalá y los Weinberg

Por: José Herrera
8 de julio de 2025

En mayo de 2012, Julia Elena Abdalá Lemus, empresaria y pareja del entonces senador Manuel Bartlett Díaz, recibió 4.5 millones de dólares de Samuel y Alexis Weinberg, empresarios vinculados con el exsecretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna. La transacción fue explicada como el pago por un edificio ubicado en el número 40 de la calle Leibnitz, en la colonia Anzures de la Ciudad de México. Pero trece años después, la historia oficial se resquebraja: no hay registro público de dicha compraventa, el monto transferido duplicó el valor del inmueble y el origen del dinero proviene de una red internacional bajo investigación por lavado de dinero.

Transferencias millonarias desde cuentas bajo investigación

Entre julio de 2012 y mayo de 2017, los Weinberg realizaron doce transferencias bancarias por un total de 4.5 millones de dólares (aproximadamente 59.2 millones de pesos al tipo de cambio de esos años) a cuentas de Julia Abdalá y de Roybell International Inc, una compañía offshore controlada por ella.

Las transferencias provinieron de cuentas abiertas en el Occidental Bank of Barbados por Nunvav Inc, empresa señalada por la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) como una de las principales receptoras de fondos desviados por contratos adjudicados a discreción durante los sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. En 2021, el gobierno mexicano demandó en una corte de Miami a los Weinberg por esos desvíos. Tres años después, en mayo de 2025, la UIF retiró la demanda tras negociarse un criterio de oportunidad con los señalados.

¿Qué se vendió realmente?

En entrevista con el periodista Ciro Gómez Leyva, Abdalá afirmó que las transferencias correspondían al pago por un edificio vendido a los Weinberg. Dijo que el inmueble operaba como hotel boutique y no reveló la dirección exacta. Sin embargo, una investigación de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) identificó que el edificio es el ubicado en Leibnitz 40, donde funcionó el hotel Lumina Luxury Suites, marca registrada por la empresa B White S Suite S de RL de CV, en la que Abdalá fue socia mayoritaria.

La compraventa que no existe

El folio real del inmueble consultado en el Registro Público de la Propiedad (RPP) revela solo dos movimientos clave:

  • 2007: El edificio fue adquirido por B White S Suite por 6.5 millones de pesos.

  • 2021: La empresa vendió el inmueble a I3 Bienes Raíces SAPI de CV por apenas 12.7 millones de pesos.

En ningún punto entre 2012 y 2021 aparece un traspaso a favor de los Weinberg. No hay constancia registral de que el edificio haya sido vendido a ellos en 2012, ni como personas físicas ni como representantes de una empresa.

Cesión de acciones: ¿argumento técnico o simulación?

Tras revelarse la ausencia de registro, Julia Abdalá cambió su versión. El 8 de julio de 2025, respondió a un cuestionario de MCCI indicando que “no enajenó el bien inmueble respectivo, sino lo que se llevó a cabo fue una operación de cesión a título oneroso de la parte social de la que era titular en la empresa”, es decir, la venta de sus acciones en B White S Suite.

Ese argumento implica un giro jurídico relevante: en vez de vender el edificio directamente, habría vendido la empresa que lo poseía. Sin embargo, en el Registro Público de Comercio no existe constancia de esa cesión. Y al momento de la venta del inmueble en 2021, los nuevos accionistas de la empresa ya eran Sylvia Pinto Mazal (esposa de Samuel Weinberg) y W3 Solutions, empresa de Samuel y Alexis Weinberg.

Un precio que no cuadra

Incluso si se acepta que la transacción fue por la cesión de acciones, el monto sigue siendo excesivo. En 2020, un avalúo independiente realizado por la firma SVI Ingeniería, Estudios y Avalúos S.C. fijó el valor comercial del inmueble en 29 millones de pesos, una cifra consistente con su valor catastral. Pero el pago que recibió Abdalá fue el doble de ese monto.

Tampoco existe evidencia de que B White S Suite poseyera otros activos significativos que justificaran un valor de empresa superior al del inmueble. Si lo tenía, no fue declarado. Si no lo tenía, los 4.5 millones de dólares transferidos quedan sin explicación económica razonable.

El corazón del caso: legalidad, simulación y opacidad

La historia detrás de Leibnitz 40 revela un patrón ya conocido en los círculos del poder mexicano: la operación financiera sin trazabilidad pública, la triangulación de recursos mediante empresas fachada y la falta de escrutinio en las cesiones de acciones que sustituyen contratos de compraventa formales.

Julia Abdalá no ha podido —ni ha intentado— probar con documentos públicos que haya recibido el dinero de una compraventa legalmente formalizada. Los Weinberg, por su parte, no han desmentido la operación. Y mientras las autoridades mexicanas negocian con ellos una salida jurídica, las preguntas sobre el destino del dinero y la naturaleza real del vínculo con Bartlett siguen abiertas.


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