La Violencia Injustificada
Un
Obstáculo para el Diálogo y la Paz Social en Puebla
Por: Rodolfo
Herrera Charolet
En el corazón de Puebla,
donde la Cuarta Transformación (4T) ha apostado por la justicia social, la
educación inclusiva y el diálogo como cimientos de un estado próspero, los
recientes actos vandálicos de presuntas estudiantes de la Normal Rural "Carmen
Serdán" de Teteles de Ávila Castillo representan un retroceso alarmante.
El 2 de septiembre de 2025, un grupo de normalistas, acompañadas por
encapuchados ajenos a la institución, incendiaron unidades del Sistema de
Transporte Público RUTA en el Bulevar 5 de Mayo, paralizando la movilidad de
miles de poblanos y causando pérdidas patrimoniales significativas.
Este no es un hecho
aislado, sino la culminación de un patrón crónico de violencia que, lejos de
abonar a las demandas educativas, socava los esfuerzos del Gobierno del Estado
por construir un Puebla pacífico y dialogante.
Comprometido con la
verdad y la rendición de cuentas, me veo obligado a abordar este tema con un
enfoque crítico, pero objetivo, basado en hechos verificables, reportes
oficiales y la experiencia de años escudriñando la fauna política poblana. La
libertad de protesta es un derecho inalienable, protegido por los tres órdenes
de gobierno, pero cuando deriva en quema de autobuses, agresiones a terceros y
bloqueos que afectan a la ciudadanía, pierde legitimidad y se convierte en un
acto de sabotaje social.
Para comprender el grado
de manipulación de agentes que promueven la violencia amparados por presuntas
demandas sociales, recopilo una cronología de antecedentes violentos de las
normalistas de Teteles, evidenciando cómo la infiltración de grupos externos
–como la UPVA 28 de Octubre– y el rechazo sistemático al diálogo han perpetuado
un ciclo de confrontación que contradice los valores de la 4T.
Una Década de
Escalada: De Demandas Legítimas a Vandalismo Injustificado (2010-2015)
Las protestas de la
Normal Rural de Teteles comenzaron con demandas comprensibles –mejoras en
infraestructura, becas, equidad educativa–, pero han evolucionado hacia
tácticas que priorizan la disrupción sobre el consenso. E
n los años previos a la
4T, los gobiernos estatales atendieron parcialmente estas demandas, pero la
falta de seguimiento sembró desconfianza. Los primeros bloqueos, aunque
menores, sentaron un precedente peligroso que hoy vemos agravado.
- 2010: En Zacatlán, mi tierra
natal, vi de cerca cómo las primeras manifestaciones por infraestructura
en Teteles afectaron comunidades indígenas con bloqueos carreteros. El
gobierno de entonces ofreció diálogo, pero la falta de continuidad dejó un
vacío que grupos radicales aprovecharon. Este fue el germen de un modus
operandi que escalaría.
- 2012: Una marcha al Bulevar
Heroicos del 5 de Mayo, con pintas en edificios públicos y enfrentamientos
leves, marcó pérdidas económicas para comercios locales. Como exdiputado de
oposición al gobierno de esa época (2002-2005), reconozco que la SEP
estatal intentó negociar, pero la ausencia de liderazgos claros entre las
normalistas frustró avances.
- 2014-2015: Los bloqueos en la
carretera Puebla-Tehuacán (2014) y la quema simbólica de llantas en Puebla
(2015) reflejaron una creciente agresividad. En mi columna "Fauna
Política" (publicado en diversos medios), señalé entonces cómo estas
acciones afectaban la salud pública y el comercio, sin resolver las
demandas de fondo. La llegada de la 4T en 2018 prometía cambiar este
panorama, pero la resistencia al diálogo persistió.
La 4T y la Frustración
del Diálogo: Infiltraciones y Rechazo al Consenso (2016-2020)
Con la Cuarta
Transformación, el Gobierno de Puebla –primero bajo Miguel Barbosa y durante la
transición– destinó millones a la educación rural, incluyendo becas universales
para normalistas de Teteles. Sin embargo, las protestas se intensificaron,
marcadas por la presencia de encapuchados, posiblemente de la UPVA 28 de
Octubre, un grupo conocido por su historial de violencia en el estado y
actividades que atentan en contra de la seguridad pública y la explotación de
los espacios públicos, entre otras actividades delictivas.
- 2016: El vandalismo en oficinas
de la SEP en Teteles, con daños superiores a 100,000 pesos, fue un punto
de inflexión. Como articulista, denuncié cómo la llegada de externos al
diálogo frustró una mesa de negociación. El gobierno medió, pero el
rechazo estudiantil consolidó un patrón preocupante.
- 2018: La unión de normalistas a
bloqueos de la CNTE en la Autopista Puebla-México, con incendios de basura
y agresiones a conductores, generó pérdidas millonarias. En mi artículo
"Corrupción e impunidad color talavera" (2024, e-consulta.com),
he señalado cómo intereses externos manipulan causas legítimas, un
fenómeno evidente aquí.
- 2019: El bloqueo en el Bulevar
Atlixco, con lanzamiento de piedras y dos heridos, fue otro ejemplo de
violencia injustificada. La SEP ofreció mesas de trabajo, pero
encapuchados las boicotearon. Como poblano, me indigna ver cómo estas
acciones afectan a inocentes mientras el gobierno invierte en becas.
- 2020: En plena pandemia, el
bloqueo de accesos escolares con quema de effigies mostró una falta de
empatía hacia la crisis sanitaria. En mi artículo "Bill Gates es
culpable del contagiadero" (2021, DesdePuebla.com), critiqué la
desinformación; hoy, condeno igualmente la disrupción que ignora el bienestar
social.
Un Ciclo de Daños:
Patrimonio Público en Riesgo (2021-2024)
Los últimos años han
visto una escalada alarmante, con protestas que afectan directamente el
patrimonio público y la vida cotidiana. El gobierno, fiel a la 4T, ha mantenido
la puerta abierta al diálogo, pero la presencia de externos y el rechazo
estudiantil lo han hecho imposible.
- 2021: La marcha por equidad de
género derivó en pintas al Palacio de Gobierno y bloqueo del Centro
Histórico, con daños superiores a 200,000 pesos. Como periodista, cubrí en
Espiral Comunicaciones cómo el diálogo fue saboteado por externos,
mientras la SEP implementaba reformas unilateralmente.
- 2022: El bloqueo en la carretera
a Cholula, con fogatas y agresiones a reporteros, cerró escuelas y dañó la
convivencia. En mi columna, llamé a la reflexión: ¿Quién gana con estas
acciones? El gobierno destinó fondos extras, pero no hubo reciprocidad.
- 2023: Dos incidentes graves –en
marzo, bloqueo en Bulevar Norte con cohetes y daños iniciales a RUTA; en
octubre, vandalismo en 5 de Mayo– mostraron la persistencia del problema.
Las mesas de diálogo, nuevamente canceladas por externos, evidencian una
agenda ajena a lo educativo.
- 2024: En febrero, el cierre de
accesos a la BUAP con pintas; en julio, bloqueo en Heroicos con daños a
comercios. El gobierno respondió con becas universales, pero la violencia
continuó, alimentada por intereses que no representan a las estudiantes.
El Incidente de 2025:
Un Punto de No Retorno
El 2 de septiembre de
2025 marcó un nuevo capítulo de violencia. El bloqueo en el Bulevar 5 de Mayo,
con quema de llantas, fogatas y el incendio de una unidad RUTA (daños a tres
más: vidrios rotos, pintas), afectó a miles de usuarios. Videos en redes sociales
muestran a encapuchados –vinculados a la 28 de Octubre– lanzando piedras y bombas
incendiarias (molotovs), mientras las normalistas cancelaban una mesa de
diálogo con la SEP por incluir a estos externos. Como periodista, afirmo: estas
acciones no son protesta, son vandalismo. El gobierno, lejos de reprimir,
reiteró su apertura al consenso y advirtió sanciones legales, normalizando el
servicio RUTA al día siguiente.
La Violencia No es el
Camino
Desde mi experiencia como
exdiputado y comunicador, entiendo la frustración de las normalistas por
demandas históricas. Sin embargo, la quema de autobuses, los bloqueos y la
infiltración de grupos radicales no resuelven nada; al contrario, alienan a la
sociedad y debilitan causas legítimas. El Gobierno de Puebla ha invertido en
educación rural –más de 500 millones de pesos en normales desde 2018, según la
SEP– y mantiene mesas abiertas. ¿Por qué, entonces, se rechaza el diálogo?
La presencia de la UPVA
28 de Octubre, con su historial de confrontación, sugiere intereses políticos
que manipulan a las estudiantes, un tema que he abordado en "Crónicas de
un demonio" (2025, e-consulta.com).
Como poblano, me duele
ver a Teteles, cuna de la educación rural, asociada con violencia. La sociedad
libre de fobias partidista aspira a la paz, no la destrucción. Invito a las
normalistas a desmarcarse de los encapuchados y retomar el diálogo. La
ciudadanía no merece pagar el costo de sus acciones. El Gobierno de Puebla, con
su compromiso de transparencia, merece una oportunidad para resolver estas
demandas sin violencia.
Por un Puebla dialogante,
sin vandalismo.
¿O no lo
cree usted?
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