Anarquía Ciudadana

9 de agosto de 1996 
Cubetas, escaleras, cajas y otros objetos son colocados diariamente en las calles cholultecas para "apartar lugar", provocando caos vial y malestar ciudadano. La anarquía imperante en la milenaria ciudad como otras ciudades del país, va en aumento, de tal forma que cualquier propietario de local comercial se "apodera" de la vía pública.
Ante el desorden de los ciudadanos, aprovechando la falta de planeación y la apatía de autoridades por sancionar a los infractores, el "apartado de lugar" es tan cotidiano como arbitrario, provocando que en algunos de los casos un pequeño problema se convierta en litigios infructuosos, como le sucedió a un comerciante cholulteca a quien la C. Juez de Defensa Social María Teresa Osorio Cuellar el 9 de agosto de 1996, mediante el oficio 3292 giró "Orden de Busca, Aprehensión y Detención" por el probable delito de daño en propiedad ajena.
Según el proceso 328/96 el presidente del Comité de Fería y conocido comerciante cholulteca, creyó justo dañar un auto del "osado" que se aventuró en dejar estacionado en un lugar apartado para el suyo, según el comerciante "ofendido" el temerario conductor, además, se dio a la tarea de obstruir el acceso del negocio de su suegro.
El problema del comerciante denunciado, concluyó con un tedioso proceso legal, pago de daños y perjuicios y el hecho molesto para el ahora celebre mercader, de tener que firmar todos los fines de semana el libro de "libertad caucional", por estar libre bajo fianza y sujeto proceso penal. Este incidente desde luego ha quedando como crónica de la "anarquía ciudadana" y antecedente penal en archivos policiacos para el "actor" de la obra.
El simple hecho de dejar estacionado un auto en un lugar "reservado", provocó todo un conflicto, dada por una parte la respuesta violenta de quien "apartó" un lugar en la vía pública, creyendo ser su propietario.
Pero el problema no solo se remonta a la crónica de hechos pasados, sino que un turista que se atrevió dejar estacionado su auto frente al mercado municipal, cuando regresó por él, se dio cuenta, de que tenía rota la antena y un faro, desperfectos causados en su corta ausencia. El espacio utilizado por el turista está presuntamente reservado para el señor Ortega, comerciante que además de "reservar" tres o cuatro lugares en la vía publica, también lo hace en la banqueta y explanada del mercado municipal, que es de propiedad pública y no privada como aparenta ser. Pero esta actitud del comerciante, no es nada nueva, puesto que existe evidencia fotográfica de que ya es su costumbre y la ha mantenido por al menos en los últimos 10 años de actividad comercial.
Otro conductor dejó estacionado su auto en la calle Hidalgo, frente a un lado del portal y ni tardo ni perezoso una grúa contratada o por mandato de la delegación de Seguridad Vial de Cholula, la retiró del lugar, el diestro chofer y presunto mecánico, desconectó la caja de velocidades para poder remolcar el auto. Este lugar utilizado es de uso exclusivo para "funcionarios" o vehículos oficiales.
La gravedad no es el pagar la multa por estacionarse en lugar prohibido, ni sufrir las consecuencias de una antena o faro roto, la ponchadura de dos o tres llantas o el rayón que aparece por causas desconocidas. El problema reside principalmente en el aumento de la anarquía ciudadana, la tolerancia de las autoridades y los conflictos posteriores que provocan una actitud irresponsable y arbitraria.
El domingo 11 de abril, menudo coraje hizo una mujer, cuando se dio cuenta de la ponchadura de al menos dos de las llantas de su auto, el cual dejó estacionado en la calle Hidalgo y esquina Miguel Alemán; que según se dice, es "propiedad" de los taxistas cholultecas que la utilizan para "hacer sitio" desde hace varios años. Los prestadores del "servicio" de taxis "contratan" los fines de semana a un niño de escasos 12 años, el cual tiene como empleo el de "reservar" el lugar, para ello utiliza cubetas y botes, impidiendo que los visitantes a la milenaria ciudad utilicen el espacio o en su defecto sufrir las consecuencias.
En algunos restaurantes como el ubicado frente a la estación del ferrocarril, su propietario o encargado ha tomado la alternativa de colocar un letrero de "uso exclusivo para clientes", en algunos de los casos hace la advertencia a quien se atreve a dejar su auto estacionado de "no hacerse responsable por los daños que aparezcan".
Así la ciudad de las iglesias, en donde los comerciantes y prestadores de servicios deberían proporcionar todo tipo de facilidades a los turistas, parecen competir con sus similares en la ciudad de Puebla, San Martín y Tehuacán, entre otras, en donde el mismo problema se repite; rayones a la pintura de los autos, ponchaduras de llantas, antenas y faros rotos, son en parte los daños "menores" causados por individuos que carecen de toda moral pública, pero que actúan con la tolerancia de autoridades, que ya deberían poner orden y hacer cumplir la ley.