Gangsterismo laboral en Servicios Panamericanos

El delegado de Puebla, Carlos Barrales Romero, del 2002 a la fecha, se ha embolsado poco más de un millón de pesos, sin rendir cuentas y utiliza a su grupo de choque para golpear e intimidar a quienes no estén de acuerdo, denunciaron empleados
Alfonso Ponce de León Salgado/Intolerancia

La Delegación Puebla del Sindicato de Traslado de Valores de los Trabajadores del Servicio Panamericano, ha vivido seis años de “gangsterismo”, desde ese tiempo el delegado Carlos Barrales Romero, quien arribó al poder tras el asesinato de los dos delegados sindicales, se ha embolsado poco más de un millón de pesos, dinero que ha sacado de los trabajadores, tras cooperaciones obligatorias, sin rendirles cuentas de este efectivo.

Barrales Romero para poder controlar a 130 empleados de seguridad privada, seleccionó a 40 de ellos como sus empleados de confianza, beneficiándolos con mejores rutas de servicio, lo que les deja salarios hasta de 6 mil pesos, cuando un salario con todo y horas extra, además de permitirles faltar a su trabajo, todo con tal de que sirvan de grupo de choque para poder controlar cualquier brote de violencia por parte de sus agremiados.

Además de sus 40 incondicionales, Barrales Romero tiene contratados como golpeadores a seis sujetos quienes se encargan de intimidar, lesionar y hasta amenazar de muerte a cualquiera de los empleados de traslado de valores que intente denunciar lo que ocurre en el sindicato a partir del año 2002, de hecho se dice que los representantes del sindicato nacional ni siquiera están enterados de las arbitrariedades que ocurren en Puebla.

La información anterior es parte de una serie de quejas de empleados de la empresa de Traslado de Valores que acudieron a Intolerancia Diario y quienes solicitaron la gracia del anonimato para no sufrir alguna represalia.

La mafia sindical de Carlos BarralesDocumentos que obran en poder de este diario detallan parte de los excesos del delegado sindical, quien de la segunda catorcena de noviembre de 2002 al 8 de enero de 2003, obligó a 130 trabajadores que cada uno sufriera cuatro descuentos de 488 pesos para tratamiento médico del delegado, es decir, cada uno entregó de manera forzosa mil 954 pesos, lo que indica que para este trámite Carlos Barrales se embolsó 252 mil pesos.

En abril del 2004 el delegado se volvió a enfermar, cada uno de los empleados fue despojado vía nómina de la cantidad de 500 pesos, a razón de 100 por catorcena, para el 9 de junio de 2004, se embolsó otros 65 mil pesos, sin rendir cuentas de por lo menos el costo de las consultas y los medicamentos, considerando que todos gozan de los servicios del Seguro Social.

El 12 de mayo de 2005 los empleados se vieron forzados a entregar 100 pesos cada uno de su salario, para la fiesta del secretario general —y eso que no está enterado—, la “cooperación” se repitió otras cinco catorcenas, para que cada uno entregara en total 600 pesos, en esa ocasión reunieron 178 mil pesos, de los cuales tampoco hubo comprobación de gastos.

En el 2006 los 130 empleados reunieron 130 mil pesos para la fiesta, de nuevo, del secretario general, cada uno tuvo que entregar en cinco catorcenas un total de 200 pesos para hacer la suma de mil, tampoco se comprobaron los gastos y los descuentos iniciaron a partir del 2 de febrero al 12 de abril.

En mayo de ese mismo año los empleados sufrieron otro desembolso forzoso, cada uno entregó 130 pesos de su salario, porque les dijo Carlos Barrales Romero que lo que había juntado para la fiesta del secretario no les alcanzaba.Otras sumas importantes de dinero se embolsó el delegado con enfermedades que nunca comprobó, con la venta —forzosa— de perfumes, incluso la chamarra que les otorga la empresa se las cobró a razón de dos descuentos de 200 pesos cada uno, en este caso la cifra llegó a los 52 mil pesos.

Gangsterismo laboral

En septiembre del 2007, el Sindicato Nacional de Traslado de Valores del Servicio Panamericano de Protección, recibió una carta de parte de los trabajadores que denunciaron los excesos y abusos del delegado, quien necesita dinero para atender las necesidades de sus tres mujeres, al grado de que lo llamaron a cuentas y todo lo negó, pese a los señalamientos no hubo una investigación a fondo.

Dos de los empleados que Carlos Barrales presumió enviaron la carta, fueron golpeados por sus guardaespaldas y amenazados de muerte, como consecuencia ambos presentaron sus renuncias y no acudieron ante el Ministerio Público a denunciar lo que les había ocurrido.

A partir de esa fecha Carlos Barrales Romero cambió su forma de operar, los descuentos ya no fueron vía nómina, sino que una vez que cada empleado cobra en efectivo acude a su oficina a depositar en una cajita de cartón la cantidad de 200 pesos, para esta tarea los incondicionales vigilan a los empleados desde que cobran y hasta que acuden a depositar “la cuota” por pago de utilidades, fondo de ahorro y otras prestaciones a las que tienen derecho.

Una cajita similar tiene el subdelegado Arturo Reyes González, donde tienen que depositar la misma suma, de hecho este hombre recibió 26 mil pesos de parte de los 130 trabajadores por “comisión” por el pago de utilidades atrasadas, de 1994 al 2005, pese a que los empleados realizaron un paro de labores para lograr cobrar ese dinero, que al final era suyo, no se los regalaron.

Arturo Reyes González, el subdelegado, recibió del 5 de julio de 2007 al primero de agosto del mismo año la cantidad de 130 mil pesos, porque uno de sus hijos fue internado en el hospital; a los empleados les descontaron mil pesos en dos catorcenas.

Motivos por los que Barrales tiene 40 seguidoresNo les quitan sus vales de despensa cuando faltan. Pese a que faltan mucho por alcoholismo, les cubren sus faltas; un testigo, el gerente José Cuevas Moreno. En las rifas de fin de año se llevan los mejores regalos. Les da botellas de licor. Las mejores rutas (las que pagan más). Les da premios mensuales y unidades en buen estado. Cobran 6 mil pesos cada catorcena.

Los que se niegan a cooperarNo les dan horas extras, por lo que de 4 mil cada catorcena llegan a percibir poco más de 2 mil 800 pesos, menos los descuentos. Los mandan golpear y los intimidan. Esperan sólo una falta para quitarles sus vales de despensa, de 400 pesos.