Falló el exorcismo

La agencia de noticias EFE difundió hoy la lamentable información de que en Tokio murió una niña de trece años tras serle aplicado un exorcismo.
La policía local detuvo en la población de Kumamoto (al sur de Japón) al padre Atsushi Maishigi, de 50 años, y al sacerdote Kazuaki Kinoshita, de 56, responsables del fatídico ritual, el cual, fue ejecutado para despojar a la pequeña de los "espíritus malignos".
Al ser interrogados los responsables del crimen que tuvo lugar hace un mes, afirmaron que la pequeña Tomomi Maishigi fue atada a una silla y sujeta con la cabeza hacia arriba para arrojarle agua sobre ella, lo que provocó su muerte por ahogamiento.
El ritual budista encaminado a exorcizar los malos espíritus en esta ocasión terminó con la muerte de la pequeña.

El Ritual Del Exorcismo en la Iglesia Católica.
Antes de que sea aprobado la realización de un exorcismo es necesario que se compruebe que la persona esta realmente poseída por el demonio y que no se trate de alguna enfermedad mental. Por tal motivo, a los familiares o personas que solicitan ese servicio religioso se les aconseja acudir con  especialistas (psicólogos) con la finalidad de descartar enfermedades mentales en la víctima y en su caso se trate de una verdadera posesión demoníaca.
Para realizar un exorcismo, el sacerdote o exorcista se viste con una túnica de color púrpura, utiliza en el rito algunos símbolos religiosos como una Biblia, un crucifijo, un rosario y agua bendita, que son armas contra el demonio.
Durante el ritual, el sacerdote recita distintos pasajes de la Biblia y varias oraciones seguidas de las palabras clave. Entre oraciones, pasajes y palabras contra el demonio, el exorcista rocía al poseído con agua bendita o le muestra un crucifijo.
Se dice, sin que exista evidencia científica al respecto, que conforme el ritual del exorcismo avanza, el ambiente en la habitación se torna más tenso y peligroso tanto para los asistentes y el exorcista como para el poseído. Además de forcejear e intentar atacar a las personas, la victima puede llegar a hacerse daño a si misma, realizar contorsiones extraordinarias, emitir ruidos desagradables y extraños, escupir, vomitar, insultar e incluso levitar. La temperatura de la habitación en ocasiones cambia drásticamente de fría a caliente o viceversa y los objetos pueden volar alrededor. Sin embargo a pesar de estos hechos, el sacerdote oficiante continuará con el ritual durante varias horas o incluso días hasta lograr vencer y expulsar al demonio o demonios del cuerpo de la victima y así lograr salvar su alma.