LA PRIMERA FIESTA: LAS EXEQUIAS
Por Julián Romero
Tehuitzil
A
partir del instante del fallecimiento se inicia un ritual complejo que tiene
como fin separar definitivamente al difunto de la comunidad de los vivos,
encaminarlo hacia el lugar del inframundo que le corresponde, y realizar la
imprescindible catarsis que debe de sanar el cuerpo individual o colectivo de
los dolientes de los estragos de la muerte. Describiremos a continuación la
secuencia ritual correspondiente a una muerte natural.
Para llegar al
descanso eterno, se tenía que hacer un duro viaje desde la Tierra a Mictlan,
pero les ayuda el guardián del más allá Xólotl (Perro gigante). El Mictlan estaba formado de 9
lugares, 8 tenían retos para los muertos y en el 9 -el más profundo- podían
alcanzar el descanso eterno.
Como eran los Entierros: El Inframundo en la Mitología de
nuestro México del ayer
Al fallecer una persona, le doblaban las piernas en actitud
de sentado, afirmaban brazos y piernas atándolos firmemente, en un lienzo
acabado de tejer ponían el cuerpo al cual le ponían en la boca una bella pieza
de jade que era el símbolo de su corazón, y tendría que darlo a los dioses en
su camino a Mictlán, la residencia de los muertos, enseguida cosían el lienzo
con el cadáver dentro y ataban encima un petate.
En una gran plaza alejada de propósito, preparaban una pira
funeraria y situaban encima el cadáver rodeado de las cosas que poseyera en
vida: su escudo, espada, etc………
La viuda, la hermana o la madre preparaban tortillas,
frijoles y bebidas.
Un sacerdote debía comprobar que no le faltara nada y al fin
prendían fuego y mientras las llamas ardían, los familiares sentados aguardaban
el fin, llorando y entonando tristes canciones.
Las cenizas
eran puestas en una urna junto con el jade.
Los mexicas creían en la inmortalidad y la muerte
no era más que una forma nueva de vida.
Los Nueve Inframundos o
Dimensiones del Mictlan
Para los antiguos nahuas para llegar al sitio de
Mictlantecuhtli, el
alma tenía que atravesar nueve sitios en los que era sometida al dolor y al
sufrimiento. Estos “infiernos” también estaban
relacionados con las horas de la noche. Así
el sol no solamente diariamente atraviesa la noche,
sino los infiernos en los que llevaba a cabo un combate contra los seres
oscuros.
1.- Apanohuaia o Itzcuintlan: Aquí había un río
caudaloso, la única manera de cruzarlo era con ayuda de Xólotl. Si en vida no
se había tratado bien a algún perro, el muerto se quedaba en esta dimensión por
la eternidad.
2.- Tepectli Monamictlan ó Tepektli Monamiktlan: Lugar donde los
cerros chocan entre si.
3.- Iztepetl : Cerro de navajas, este lugar se encontraba
erizado de pedernales.
4.- Izteecayan ó Izteekayan: Lugar en el que
sopla el viento de navajas, este era un sitio con una sierra compuesta de ocho
colinas y nevaba copiosamente.
5.- Paniecatacoyan ó Paniekatakoyan: Lugar donde los cuerpos flotan como
banderas; este lugar estaba al pie de la última colina del Izteecayan y ahí
empezaba una zona desértica muy fría, compuesta de ocho páramos que había que
recorrer.
6.- Timiminaloayan:
El lugar donde flechan, aquí se decía era un sendero en cuyos lados manos
invisibles enviaban puntiagudas saetas hasta acribillar a los pasantes.
7.- Teocoyocualloa ó Teokoyokualloa: Lugar donde las fieras se alimentan
de los corazones. En este pasaje, una fiera salvaje abría el pecho del difunto
para comerle el corazón, ya que sin este órgano, la persona caía en un charco
donde era ferozmente perseguida por un caimán.
8.- Izmictlan Apochcalolca ó Izmiktlan Aposhkalolka: El camino de niebla
que enceguece, en este lugar; se tenían que vadear nueve ríos antes de llegar
al sitio donde le esperaba su descanso mortal.
9.- Chicunamictlan ó Shikunamiktlan: Aquí las almas encontraban el descanso anhelado. Era el
más profundo de los lugares de los señores de la muerte.
Después de pasar
todos estos obstáculos, se llega a la liberación de su tonalli (alma). El viaje
póstumo dura cuatro años.
El rey de Mictlan era
Mictlantecuhtli,
y la reina era Mictecacíhuatl. Entre los demás dioses de Mictlan se
encuentran, Acolmiztli, Chalmecacíhualt,
Chalmecatl
y Acolnahuácatl.
FIESTAS DE DIFUNTOS EN EL
MÉXICO PREHISPÁNICO.
La costumbre actual
correspondiente al "día de muertos" se origina en el México
prehispánico con el culto a los difuntos y más específicamente con los
rituales mortuorios destinados a encaminar el "alma" del occiso hacia
el espacio-tiempo de la muerte que le correspondía, a asumir culturalmente la
degradación orgánica del cadáver, y a dirimir catárticamente el dolor de los
vivos.
Suculenta sinestesia la que emana
de los altares de muertos dispuestos cada año en México para el deleite de los Santos
Difuntos quienes vienen a "retro-alimentar" su presencia inasible
en un festín de cromáticos bálsamos, esencias sonoras, aromáticas viandas y
fragancias embriagadoras que les "pro-ponen" los vivos. La vacuidad
ontológica que dejó la irremediable preterición del que fue se llena, el
tiempo de un ritual de pletórica sensación. El difunto es recordado, es decir
etimológicamente "traído de nuevo al corazón" mediante lo que
lo hizo vivir, lo que lo hizo gozar el mundo.
Fiestas
de Difuntos en el México Prehispánico
Si los difuntos se veían solicitados, en las
más diversas circunstancias, para tareas que atañen a la colectividad, eran
también objetos de ritos conmemorativos que concernían su individualidad propia
como parte integrante de un duelo que hemos calificado de "solar",
cada año, durante cuatro años, se recordaba a los difuntos en fiestas cuya
fecha dependía de la manera en que habían muerto y por ende del lugar al que se
dirigían, además del recuerdo en sí, los ritos correspondientes a estas
celebraciones tendían a ayudar al difunto en su viaje en el inframundo.
Las
Primeras Fiestas Cristianas.
Cuando los españoles se instalan en México, después de la
Conquista, las fiestas de Todos los santos y de los Fieles difuntos están
definitivamente integradas al calendario litúrgico. Se celebran entre españoles
y, como las demás ceremonias cristianas, se realizan pronto en las comunidades
indígenas evangelizadas, bajo el control del clero español.
Desde los primeros momentos, el
culto indígena a los muertos, ya prohibido por los frailes en su versión
pagana, y las
fiestas cristianas de difuntos, Van a
Fundirse Sincréticamente, generando poco a poco la típica fiesta mexicana de Muertos.
La articulación binaria del festejo
cristiano en fiesta de Todos los Santos y día de Fieles
Difuntos coincidía
curiosamente, aunque en fechas distintas, con dos fiestas indígenas de muertos: Miccaühuitontli "Fiesta de los muertos pequeños" y Huey Miccaühuitl "Fiesta de los
muertos grandes".
Este hecho propició sin duda una asimilación relativamente fácil
de la ceremonia por los grupos indígenas que tenían así la posibilidad de
recordar a sus difuntos sin ocultarse.
La fiesta cristiana de muertos, en su modalidad nativa, se
dividió en fiesta de Todos los Santos y Fiesta de
los Fieles Difuntos,
En fiesta de los muertos pequeños el día primero, y
Fiesta de los grandes el día 2 de noviembre.
El dominico fray Diego Durán
expresa su preocupación al respecto:
...De la primera causa que dige para que se llamase fiesta de
muertecitos que era para ofrecer por los niños quiero decir lo que he visto en
este tiempo el día de Todos Santos y el día de difuntos y es que el día
mesmo de Todos Santos hay una ofrenda en algunas partes y el mesmo dia de difuntos
otra.
Preguntando yo porque fin se hacía aquella ofrenda el día de los
Santos respondiéronme que ofrecían aquello por los niños que así lo usaban
antiguamente y habíase quedado aquella costumbre. Y preguntando si habían de
ofrecer el dia mesmo de Difuntos digeron que sí por los grandes y así lo
hicieron de lo cual á mí me pesó porque ví de patentemente celebrar la fiesta
de difuntos chica y grande y ofrecer en la una dinero cacao cera
aves y fruta semillas en cantidad y cosas de
comida y otro dia ví de hacer lo mismo y aunque
esta fiesta caía por Agosto lo que
imagino es que si alguna simulacion hay ó mal respeto (lo cual yo no osaré
afirmar) que lo han pasado aquella fiesta de los Santos para disimular su mal
en lo que toca a esta ceremonia.
Sin que se conozca el año en que se realizó
la fiesta a la que hace alusión fray Diego Durán, ocurrió
necesariamente antes del año 1579, fecha en que se terminó la redacción del segundo volumen de
su Historia de los Indios de la Nueva España e Islas de Tierra Firme, donde
se encuentra esta descripción.
Aunque el fraile "no osa
afirmarlo", todo parece indicar que los indígenas nahuas aprovecharon la
oportunidad que se les presentaba para revivir, en cierta medida, algunos de
sus ritos antiguos.
A partir de las exequias mediante
las cuales se efectuaban ritualmente la transmutación ontológica del difunto de
vida a muerte, una
vez cada año durante cuatro años, se realizaban fiestas de muertos en fechas del año que
correspondían al tipo de muerte y, consecuentemente al lugar donde iba a morar
el difunto. Estas fiestas se inscribían respectivamente en las veintenas: Miccailhuuontli,
Huey Miccailhuitl, Tepeilhuitl, y Titul, y eran partes de un duelo
que buscaba a su vez facilitar la regeneración del ser.
Algunos ritos funerarios correspondientes a estas celebraciones se conservaban en las festividades cristianas de los días primero y dos de noviembre. La celebración de los niños difuntos, Miccailhuuontli en lo particular vino a desplazar la fiesta de Todos Santos, propia de la liturgia cristiana, instaurando asimismo un sincretismo religioso que ha perdurado hasta nuestros días.
0 Comentarios