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Armando Aguirre reordena el presupuesto de Coronango

 Armando Aguirre reordena el presupuesto de Coronango: más dinero para su oficina y regidores, menos para salud, seguridad y educación


Por José Herrera | 12 de junio de 2025
En Coronango, Puebla, el discurso oficial de gobernar para la gente sigue contradiciéndose con los números. Mientras los delitos del fuero común repuntan, los centros de salud languidecen con personal insuficiente y las escuelas públicas apenas sobreviven entre goteras, el presidente municipal Armando Aguirre decidió mover las piezas del presupuesto... pero en beneficio de su oficina y del cuerpo de regidores.

Durante el primer trimestre de 2025, el Cabildo aprobó una redistribución presupuestal que privilegia a la Presidencia Municipal y a las regidurías, en detrimento de áreas clave como salud, seguridad pública, educación, igualdad sustantiva, cultura y desarrollo urbano. Una reconfiguración que huele más a clientelismo y cálculo político que a una verdadera atención a las necesidades de la población.

La Presidencia Municipal se engorda

Según el documento oficial “Estado Analítico del Ejercicio del Presupuesto de Egresos, Clasificación Administrativa”, la oficina del presidente pasó de contar con 1 millón 795 mil 945 pesos a 2 millones 437 mil 144 pesos, un incremento del 35.7%. ¿La justificación? Ninguna clara. ¿La prioridad? Tampoco.

Más llamativo es el caso de los regidores, quienes en apenas tres meses duplicaron su presupuesto. De iniciar el año con 4 millones 991 mil pesos, al cierre de marzo su partida llegó a los 9 millones 636 mil pesos, un aumento del 94%. Una suma que escandaliza no solo por su tamaño, sino por el contraste con el tijeretazo aplicado a otras dependencias.

Seguridad pública, en segundo plano

En el mismo periodo, Seguridad Pública, una de las áreas más sensibles en cualquier gobierno municipal, vio reducida su bolsa de 21.8 millones a 20.6 millones de pesos, una caída del 5.5%. En un contexto nacional de creciente violencia, y con reportes locales de asaltos, narcomenudeo y desapariciones, este recorte resulta más que cuestionable: parece criminal.

Salud y educación, las más castigadas

El área de Salud también fue recortada: pasó de 6 millones 510 mil pesos a 5 millones 37 mil, una merma del 13%. Mientras tanto, Educación sufrió una baja del 4.5%, al caer de 2 millones 264 mil a 2 millones 162 mil pesos. Ambas áreas, fundamentales para cualquier municipio que se precie de mirar al futuro, fueron relegadas en la lógica del presupuesto.

Igualdad, Bienestar y Cultura: recortes en cadena

La Coordinación de Igualdad Sustantiva, encargada de articular políticas para mujeres, jóvenes y poblaciones vulnerables, vio recortado su presupuesto en 90 mil pesos (4.07%). Bienestar y Agricultura perdió 63 mil pesos (2%), mientras que Cultura —área históricamente marginada— tuvo una reducción del 9.6%, al pasar de 16.9 a 15.2 millones de pesos.

¿Y el DIF?

El Sistema Municipal DIF, órgano clave para atender a niños, adultos mayores y personas con discapacidad, comenzó el año sin un solo peso asignado. Apenas en el primer trimestre logró colarse al presupuesto con 1 millón 414 mil pesos, una cifra modesta que no compensa el abandono inicial.

Un ajuste selectivo

Curiosamente, Medio Ambiente fue una de las pocas áreas que vio un ajuste positivo, aunque marginal: de 1 millón 161 mil a 1 millón 190 mil pesos (29 mil pesos más). En contraste, el área de Gobernación simplemente no recibió asignación alguna, como si el orden interno y la gobernabilidad no fueran prioridad en un municipio en crecimiento.

¿Redistribución o simulación?

En términos contables, el gobierno de Aguirre puede argumentar que está ejerciendo sus facultades legales para modificar el presupuesto. Pero en términos políticos y sociales, la lectura es otra: se trata de una redistribución que favorece a la clase política en el poder, mientras margina a los sectores históricamente desprotegidos.

Armando Aguirre se suma así a una larga lista de alcaldes que, lejos de revertir la lógica del privilegio, la profundizan con la calculadora en mano. Coronango no necesita más dinero para sus oficinas, sino más seguridad, salud, escuelas y políticas públicas que realmente toquen el territorio. Por ahora, los números oficiales revelan lo contrario: un municipio que gasta más en sostener a sus funcionarios que en cuidar a su gente.


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