Cabeza logo

header ads

¿Sobrevivirá la asesoría jurídica ante la inteligencia artificial?

¿Sobrevivirá la asesoría jurídica ante la inteligencia artificial?

Por josé Herrera

“Las máquinas no son capaces de estar a la altura de la reflexividad humana... La IA es inteligencia refleja, no reflexiva.”
Daniel Innerarity

La pandemia de COVID-19 trastocó no solo nuestras vidas cotidianas, sino también la forma de ejercer muchas profesiones. Para abogados, contadores, consultores y administradores, el llamado “home office” dejó de ser una opción y se volvió regla. Con ello, cientos de despachos cerraron sus puertas físicas; las oficinas se vaciaron y, en muchas ciudades, aún pueden verse anuncios de “se renta” desde hace cinco años.

Pero la transformación va más allá del espacio físico: lo que realmente cambió fue el modelo de trabajo y la estabilidad laboral. La experiencia pandémica nos recordó que los seres humanos somos frágiles, emocionales, volubles. Ya no existen las carreras de 20 años en una misma empresa. Hoy, la movilidad laboral es la norma y, con ello, la incertidumbre para los empleadores. Capacitar personal para que en unos meses emigre a otro puesto es, para muchos empresarios, una inversión perdida.

En contraste, la inteligencia artificial —si bien todavía incomprendida por muchos— no se enferma, no exige vacaciones ni permisos, no cambia de trabajo. Se capacita una vez, trabaja 24/7, reduce costos y no reclama prestaciones. Esta lógica, que ya permea todos los sectores económicos, también está tocando las puertas del ámbito jurídico.

La IA como amenaza… ¿o como herramienta?

Hoy ya existen plataformas que redactan contratos, generan cláusulas personalizadas, sugieren estrategias legales y hasta litigan —al menos en simulaciones— con razonamientos básicos. En materia fiscal, los sistemas automáticos han sustituido en buena parte a los contadores para la presentación de declaraciones, cálculo de impuestos o interpretación de movimientos contables.

¿Entonces, está en riesgo la asesoría jurídica tradicional?

Sí… y no. Depende de cómo se entienda el papel del abogado en el siglo XXI.

El criterio jurídico: el reducto humano

La inteligencia artificial es, por ahora, inteligencia refleja: reproduce patrones, simula razonamientos, ofrece respuestas basadas en datos previos. Pero no cuenta con juicio, no posee intuición ni sentido común, mucho menos la capacidad de ponderar valores, contextos y principios. Ahí radica la diferencia entre una consulta automatizada y una verdadera asesoría jurídica: el criterio legal y la capacidad de interpretación, que se cultivan con años de estudio, experiencia y reflexión.

Del mismo modo que las plataformas de streaming no extinguieron al cine, sino que lo obligaron a reinventarse con mejores salas, experiencias inmersivas y confort, los profesionales del derecho deben hacer lo propio: adaptarse, innovar y aprovechar la IA como herramienta de apoyo, no como reemplazo.

El nuevo abogado no será quien memorice artículos del código, sino quien sea capaz de interpretar, argumentar y construir soluciones legales complejas. Las herramientas tecnológicas servirán —ya sirven— para tareas mecánicas, pero no para lo esencial: decidir con ética, actuar con criterio y pensar el derecho más allá de la norma.

La IA no sustituye el alma del derecho

La IA no siente compasión, no percibe injusticias, no conoce la equidad. No puede leer entre líneas ni entender las emociones detrás de un conflicto legal. El derecho es, al final, una construcción humana, impregnada de historia, cultura y subjetividad.

Para sobrevivir —mejor aún, para crecer— en la era de la inteligencia artificial, los asesores jurídicos deberán especializarse en aquellas áreas donde la máquina no llega: interpretación, argumentación, redacción estratégica, solución creativa de controversias, mediación, defensa del interés humano.

El gran reto no es competir con la IA, sino usar la IA para ser mejores profesionales del derecho, tal como los cines supieron usar la tecnología para ofrecer experiencias más ricas, no para renunciar a su esencia.

Conclusión

La asesoría jurídica no desaparecerá, pero sí se transformará radicalmente. Solo quienes entiendan esta evolución y se preparen para ella —con formación constante, pensamiento crítico y visión estratégica— lograrán mantenerse vigentes.

La respuesta a la pregunta inicial no es si la IA acabará con el abogado tradicional. La verdadera pregunta es: ¿qué tipo de abogado sobrevivirá en la era de la IA?

Publicar un comentario

0 Comentarios