Pepe Chedraui lanza ultimátum por obra fallida en Avenida Juárez: o corrigen o ejecutan la fianza
PUEBLA, Pue.— Las lluvias no solo destaparon las coladeras en la capital poblana, también dejaron al descubierto lo que el presidente municipal Pepe Chedraui calificó como “obra basura” en la remodelación de la Avenida Juárez, uno de los proyectos insignia de la administración panista de Adán Domínguez Sánchez.
El edil lanzó un ultimátum a las empresas responsables de los trabajos: corregir de inmediato los daños evidentes o enfrentar la ejecución de la fianza vigente, una garantía que podría convertirse en el primer golpe institucional contra una obra marcada por la opacidad y el sobrecosto.
La advertencia no fue casual ni improvisada. En conferencia, Chedraui expresó su respaldo a que el Congreso del Estado ordene una auditoría forense sobre las obras ejecutadas en la recta final del gobierno anterior. “Las pruebas están a la vista, no hay nada que ocultar”, sentenció.
Y es que, en menos de un año, los trabajos supuestamente terminados —entre ellos banquetas fracturadas, registros mal sellados, baches recurrentes y filtraciones subterráneas— revelan fallas estructurales y posibles vicios ocultos. Todo ello tras una inversión que, según la administración de Chedraui, ascendió a 96 millones de pesos, cifra que contrasta con los 55 millones reportados por el gobierno de Domínguez en septiembre de 2024.
El alcalde fue enfático: “Una obra con ese monto no puede presentar ni el 1% de afectaciones. Si las empresas no responden, se hará efectiva la fianza.”
El trasfondo político no es menor. La Avenida Juárez fue presentada por el gobierno panista como una muestra de “urbanismo moderno” y “renovación vial”, pese a múltiples críticas por la falta de transparencia en la adjudicación y por realizarse durante el cierre del trienio. Hoy, las condiciones reales de la obra alimentan las sospechas de simulación, colusión o simple negligencia técnica.
Chedraui también subrayó que las afectaciones perjudican directamente a peatones y automovilistas, quienes enfrentan diariamente baches, charcos y banquetas intransitables en una de las zonas más emblemáticas del centro histórico.
En ese contexto, el mensaje del actual gobierno municipal es claro: no se tolerarán herencias de papel mojado, y se actuará —según dijo— “hasta las últimas consecuencias” para hacer valer las garantías contractuales.
Por ahora, la pelota está en la cancha de las empresas constructoras. Pero el balón de fondo es otro: la responsabilidad patrimonial de los gobiernos que gastan millones en obras fugaces, sin rendición de cuentas ni consecuencias.
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