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El entrelazado entre el huachicol y las sombras de la victimización en Puebla

El entrelazado entre el huachicol y las sombras de la victimización en PueblaDesde el aƱo 2012, el fenómeno del huachicol en Puebla ha seguido un trayecto marcado por la transformación gradual de actividades económicas legĆ­timas en redes ilĆ­citas, particularmente en la región conocida como el TriĆ”ngulo Rojo. En ese entonces, agricultores de municipios como Tecamachalco, Palmar y Quecholac comenzaron a abandonar cultivos tradicionales, como el nopal, atraĆ­dos por ofertas que prometĆ­an ingresos rĆ”pidos a travĆ©s de la extracción ilegal de combustible de ductos de Petróleos Mexicanos. El proceso iniciaba con inversiones modestas, alrededor de 50 mil pesos por cada toma clandestina perforada en sus terrenos, un esquema que se facilitaba mediante presuntas protecciones estatales, lo que permitĆ­a que estas operaciones se expandieran con relativa impunidad. Esta transición no solo alteró el paisaje rural, sino que integró a comunidades enteras en un ciclo de dependencia económica del robo de hidrocarburos, donde la complicidad de funcionarios locales jugaba un rol clave en el sostenimiento de las actividades.A medida que estos mecanismos se consolidaban, figuras emergentes en el Ć”mbito delictivo comenzaron a acumular influencia y recursos, tejiendo redes que combinaban el control territorial con la gestión de propiedades aparentemente legĆ­timas. En este contexto, Antonio Valente MartĆ­nez, conocido como "El ToƱƭn", se posiciona como un actor central, con un historial que lo vincula directamente al liderazgo en operaciones de huachicol. Sus actividades lo llevaron a ser seƱalado por la Unidad de Inteligencia Financiera como presunto responsable de lavado de dinero derivado de ilĆ­citos, una acusación que Ć©l rechaza categóricamente, argumentando que sus bienes provienen de esfuerzos familiares honestos. Entre estos bienes destacan aproximadamente 80 hectĆ”reas en Palmarito Tochapan, Quecholac, registradas a nombre de su madre, Porfiria Valente, mediante escrituras del 2 de marzo de 1981, destinadas a siembras y respaldadas por prĆ©stamos por 3 millones 200 mil pesos para un rancho y un negocio de fertilizantes. MartĆ­nez insiste en que estos fondos no involucran prestanombres ni recursos pĆŗblicos, sino el fruto del trabajo en el campo.El desarrollo de esta narrativa personal se complica cuando MartĆ­nez acusa a instancias gubernamentales de orquestar una persecución sistemĆ”tica. En 2018, bajo la administración del entonces gobernador Luis Miguel Barbosa, la UIF habrĆ­a etiquetado como de procedencia ilĆ­cita no solo las propiedades familiares, sino tambiĆ©n cuentas bancarias en HSBC y el negocio de fertilizantes, un seƱalamiento que Ć©l describe como fabricado y motivado polĆ­ticamente. "Mi madre empezó ese negocio. Cuando Barbosa dijo que habĆ­a negocios de procedencia ilĆ­cita, yo, la verdad, sĆ­… me duele", expresa, enmarcando su defensa en un tono de agravio personal. Este reclamo se extiende a incidentes mĆ”s recientes, como la supuesta agresión a su hija, Guadalupe MartĆ­nez, por parte del secretario de Gobernación, Samuel Aguilar Pala, durante una protesta en la autopista Puebla–Orizaba. MartĆ­nez alega que su hija no tenĆ­a responsabilidad en mediar el conflicto, pese a evidencias de su rol en retirar manifestantes junto a aliados de la familia Mier, lo que aƱade capas de victimización a su discurso pĆŗblico.En paralelo, el ecosistema del huachicol continĆŗa revelando dinĆ”micas de protección institucional que datan de 2012, donde presidentes del Congreso local, como Pavel Gaspar, han denunciado en 2025 cómo el Estado poblano facilitó el auge de estas prĆ”cticas mediante la indiferencia o el respaldo activo a las tomas clandestinas. Este patrón de complicidad ha perpetuado un modelo donde la pobreza rural se entreteje con la delincuencia organizada, dejando un legado de impunidad que afecta no solo a las autoridades, sino a las comunidades que alguna vez dependen de la tierra. AsĆ­, el caso de MartĆ­nez ilustra cómo las raĆ­ces del huachicol, sembradas hace mĆ”s de una dĆ©cada, germinan en disputas actuales que cuestionan la legitimidad de las acusaciones y las defensas por igual. ***9 de diciembre de 2025 | Redacción EPrensa

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