Tragedia por Imprudencia ExtremaEn un acto de absoluta irresponsabilidad que indigna a cualquier ciudadano consciente, Luz María M., una joven de 21 años, conducía un Volkswagen Golf negro a una velocidad de 140 kilómetros por hora —incluso registrada hasta 143 km/h en algunos monitoreos— mientras participaba en arrancones clandestinos a plena luz del día en la Vía Atlixcáyotl, a la altura de Vía San Ángel en Puebla.
Esta conducción temeraria y dolosa provocó una carambola múltiple que involucró varios vehículos, cobrando la vida de dos mujeres inocentes: Mayca, una empleada bancaria de 25 años que simplemente caminaba hacia su trabajo en una sucursal de Santander y fue impactada mortalmente en el lugar, convirtiéndose en una víctima colateral de la más absurda imprudencia; y Paola, la propietaria del vehículo de 18 años que viajaba como copiloto, quien quedó prensada entre los fierros retorcidos y falleció días después por traumatismo craneoencefálico.
El vehículo, un infractor serial con historial de decenas de multas por excesos de velocidad —incluyendo registros de hasta 180 km/h en meses previos y placas foráneas para evadir sanciones locales—, se transformó en un arma mortal debido a una conducta reincidente y deliberada que las autoridades municipales y estatales han permitido persistir con una alarmante falta de prevención y control efectivo en las vialidades urbanas de alta densidad.
Lo más indignante es que Luz María M., tras causar el caos y percatarse de la magnitud de la tragedia —incluyendo ver a su amiga prensada—, permaneció sólo unos segundos en el sitio antes de darse a la fuga, abandonando a los lesionados y evadiendo inicialmente la responsabilidad, en un proceso que revela una preocupante lentitud y permisividad por parte de las instancias encargadas de la seguridad vial y la justicia, dejando a las familias de las víctimas en un limbo de dolor sin respuestas inmediatas ni sanciones ejemplares que disuaden tales actos criminales disfrazados de "accidentes".
17 de diciembre de 2025 | Redacción EPrensa: |
Esta conducción temeraria y dolosa provocó una carambola múltiple que involucró varios vehículos, cobrando la vida de dos mujeres inocentes: Mayca, una empleada bancaria de 25 años que simplemente caminaba hacia su trabajo en una sucursal de Santander y fue impactada mortalmente en el lugar, convirtiéndose en una víctima colateral de la más absurda imprudencia; y Paola, la propietaria del vehículo de 18 años que viajaba como copiloto, quien quedó prensada entre los fierros retorcidos y falleció días después por traumatismo craneoencefálico.
El vehículo, un infractor serial con historial de decenas de multas por excesos de velocidad —incluyendo registros de hasta 180 km/h en meses previos y placas foráneas para evadir sanciones locales—, se transformó en un arma mortal debido a una conducta reincidente y deliberada que las autoridades municipales y estatales han permitido persistir con una alarmante falta de prevención y control efectivo en las vialidades urbanas de alta densidad.
Lo más indignante es que Luz María M., tras causar el caos y percatarse de la magnitud de la tragedia —incluyendo ver a su amiga prensada—, permaneció sólo unos segundos en el sitio antes de darse a la fuga, abandonando a los lesionados y evadiendo inicialmente la responsabilidad, en un proceso que revela una preocupante lentitud y permisividad por parte de las instancias encargadas de la seguridad vial y la justicia, dejando a las familias de las víctimas en un limbo de dolor sin respuestas inmediatas ni sanciones ejemplares que disuaden tales actos criminales disfrazados de "accidentes".
17 de diciembre de 2025 | Redacción EPrensa: |
.png)
0 Comentarios