De zetas a zetitas

Alfonso Ponce de León - Porqué los Muertos Corren Rápido

 

La presencia en Puebla del crimen organizado ha provocado sicosis entre la población, principalmente por la desinformación que existe en la Procuraduría General de Justicia, a tal grado que el mismo procurador Rodolfo Igor Archuncia Sierra desmintió al secretario de gobernación Mario Montero ante medios de comunicación; el caso más reciente fue el de Lara Grajales.

Esta desinformación ha provocado que cualquier sujeto que cometa delitos quiera adjudicarse la “letrota” en espera de que le tengan miedo y lo dejen libre, así de grave está el asunto, pero la realidad es otra.

La revista Proceso publicó hace un par de semanas un reportaje que habla sobre las actividades del brazo armado del cártel del Golfo, y deja en claro que éstas son como las mafias italianas, que cobran protección a vendedores de droga, ladrones, contrabandistas, traficantes de indocumentados y otros más.

Es obvio que al adquirir compromisos —vender protección—, los “zetas” adquieren obligaciones y prometen proteger a estos mismos delincuentes que extorsiona, luego entonces estos maleantes se dicen “zetas” y los gatos de éstos también se adjudican al grupo, por eso mismo hay “zetitas” y “zetas”, pero de que los hay los hay.

 

Presuntos zetas en libertad tras pagar cómoda fianza

No está usted para saberlo ni yo para contárselo pero a las 20:00 horas del 10 de octubre fueron puestos en libertad Armando Cruz Soto y Juan Obed Rodríguez Lozano, quienes con las reservas de ley pagaron sus respectivas cauciones y se fueron a sus casas.

Estos personajes fueron vinculados con el cártel del Golfo a través de su brazo armado de los “Zetas” y detenidos en un reten militar por el teniente de Infantería José Manuel Jiménez Pérez, a bordo de una camioneta Toyota 4 Runner con placas de circulación HLP6393 del estado de Hidalgo. De esta detención se rumoraron muchas cosas, entre ellas que estas personas eran sicarios de los “Zetas” y que en su momento estaban en posesión de un arsenal, el cual incluía un lanzagranadas; pero esto no fue del todo preciso, la verdad es que sólo está a disposición del juez Primero de Distrito, bajo la causa penal 62/2008, lo siguiente:

Un cartucho útil calibre 45 milímetros, un cartucho útil calibre 10 milímetros, un casco percutido de granada 7.62 milímetros, una dosis de cocaína equivalente a un peso neto de 0.2 gramos, nueve dispositivos de radiocomunicación, entre ellos celulares y Nextel, además de 42 mil pesos en efectivo y una credencial del IFE falsa. Uno de los detenidos, Armando Cruz Soto, cuenta con 35 años de edad, es oriundo de Poza Rica, Veracruz, y dice ser comerciante, que gana 10 mil pesos al mes y que la camioneta se las prestó un amigo, que los cartuchos encontrados los recogió tirados en Poza Rica, Veracruz, y que es adicto a la cocaína, lo cual es reforzado por la perito Zitlalli Julieta, de la PGR, la cual dictaminó que los 0.2 gramos encontrados no exceden de su estricto consumo personal.

Juan Obed Rodríguez Lozano tiene 18 años de edad, declaró un sueldo de 6 mil pesos al mes, es comerciante, y que de la camioneta no sabe nada, igualmente de la droga y de los cartuchos percutidos, tiene un su poder una credencial del IFE a nombre de Ricardo Sánchez Baltasar, con numero de folio 0000569887412, la cual, a juicio de peritos es falsa, así como una licencia de conducir con el mismo nombre, la cual también es falsa, pero este dignatario alude que tiene las credenciales desde hace un año, ya que las usaba para pasar como mayor de edad y entrar al “antro”.

Lo más extraño de todo es que si bien estas personas declararon no tener algo que ver con la delincuencia organizada, surgen preguntas como: ¿por qué tenían los 42 mil pesos en efectivo? Siendo su ingreso tan bajo, ¿por qué tenían en su poder nueve aparatos de radiocomunicación? Como que no es normal, ¿o sí?

Y lo más curioso de todo es el abogado defensor que los representó, quien es el mismo que representa a los detenidos en Tlapanalá.

 

Nos vemos cuando nos veamos.

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