Reportaje
Truque cholulteca bajo los rayos del
sol
Por Rodolfo Herrera Charolet
Este
jueves 7 de septiembre, decenas de agricultores y artesanos humildes se dieron
cita nuevamente en la explanada del
centro histórico cholulteca, en donde cada año se realiza el tradicional
trueque. En esta ocasión el presidente municipal de San Pedro Cholula, prohibió
a los comerciantes colocar manteados o sombras, razón por la cual los
comerciantes quedaron expuestos al sol.
En
el recorrido de puesto en puesto, pudo observarse el calvario de los
comerciantes, que se guarecÃan bajo suéteres y trapos que colocaban sobre su
cabeza, al mismo tiempo que comerciaban sus productos. La medida tomada por el
alcalde demuestra su desprecio que le tiene a la población humilde que se da
cita anualmente en dicho lugar, para realizar el tradicional y ancestral
trueque.
El
mercado fue el centro de la vida social y económica en el México prehispánico,
por definición los mercados son sitios donde numerosas personas se congregan
para hacer trueques o comprarse mercancÃas unos a otros, en donde se hacÃa una
fusión de culturas.
La
formación de la sociedad es en esencia un canal de supervivencia: tanto fÃsico
como afectivo. Desde la época prehispánica los habitantes de todas partes que
se dieron cita en Cholula, comprendieron y aceptaron su “dependencia” a la
sociedad, considerando las dificultades de subsistir aislado. En la sociedad cholulteca
existe la diversidad, de oficios, productos y servicios, y en esta amalgama es
posible satisfacer necesidades básicas que resulta prácticamente imposible
abastecer de manera individual.
El
intercambio ha sido parte de la historia de la humanidad. Por medio de este los
cholultecas se dotaron de servicios o productos de los cuales carecÃan y, al
disponer de otros, se generó un valor que promueve este intercambio.
En
el México prehispánico el trueque fue el método más generalizado para hacerse
de productos y servicios. Entre los nombres de los dos tipos de colaboración
están: el tequio y el ipalnemohuani, por mencionar solo un par de variantes del
trueque.
Una de las constantes en los escritos de los primeros
conquistadores que visitaron México-Tenochtitlan guiados por Moctezuma y los
suyos, fue la admiración que sintieron cuando a la vuelta de una de las
calzadas toparon con la gran plaza del mercado de Tlatelolco. Cortés y el
Conquistador Anónimo, dos de los testigos oculares, no esconden en sus escritos
su estupefacción, se quedaron boquiabiertos ante el número incalculable de
personas reunidas. Los primeros testigos oculares avanzan la cifra de entre 40
000 y 60 000 personas. [Cortés, Cartas de Relación, Segunda Carta: 63].
Estudios
del Instituto Nacional de AntropologÃa e Historia (INAH), confirman que aún hoy
existen tianguis cuyo origen fue prehispánico, como el caso del mercado de Cuetzalan (Puebla); Tianguistenco y Otumba
(Estado de México); Tenejapa y San Juan Chamula (Chiapas); Chilapa (Guerrero);
Zacualpan de Amilpas (Morelos) o Ixmiquilpan (Hidalgo). Ir al tianguis” es una invitación a la identidad, a la cultura
desde el comercio cuando se mira desde el valor de lo ancestral, lo cotidiano,
lo diverso: esta última su constante. Y también, comprando en un tianguis se
fortalece al mercado interno, lo que conlleva a una economÃa más sólida, menos
dependiente.
A
pesar del desprecio e indiferencia del presidente municipal hacia
los artesanos humildes y que menos tienen, que pretende
desaparecer una ancestral tradición, es digno de elogiar a los fieles artesanos
que siguen realizando su tradicional trueque cholulteca bajo los rayos del sol.
¿O no lo cree
usted?
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