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Huachicol sin freno: cae joven con 15 contenedores en zona roja de Venustiano Carranza

Huachicol sin freno: cae joven con 15 contenedores en zona roja de Venustiano Carranza

Por Luis Eduardo Jiménez / Especial para este medio

VENUSTIANO CARRANZA, PUE. — Con apenas 27 años y una camioneta cargada con 15 contenedores de combustible robado, Javier N. fue detenido en plena carretera federal México–Tuxpan, a la altura de Villa Lázaro Cárdenas. La escena, aunque presentada por las autoridades como un “golpe al huachicol”, revela más sobre la continuidad de una economía ilegal tolerada que sobre una estrategia efectiva de combate al crimen.

La captura fue resultado de un operativo conjunto entre la Policía Estatal y Municipal, quienes interceptaron el vehículo con placas de Guerrero, en cuyo interior hallaron 3,000 litros de hidrocarburo presuntamente sustraído de ductos de PEMEX. El detenido fue puesto a disposición del Ministerio Público, donde se abrió una carpeta de investigación que —si se repite el patrón— terminará en un archivo sin consecuencias.

Un joven detenido, pero la red sigue intacta

En la región de Venustiano Carranza, el “huachicol” no es una excepción: es parte del paisaje. Pueblos enteros han visto en la extracción y venta de combustible ilegal no sólo una forma de sobrevivencia, sino una actividad paralela al abandono institucional.

Pese a los constantes comunicados de prensa y operativos fotogénicos, lo cierto es que las detenciones de bajo perfil —como la de Javier N.— rara vez alteran la estructura de complicidades que permite la extracción, traslado, distribución y venta del hidrocarburo robado.

Villa Lázaro Cárdenas: tierra sin Estado

La localidad donde ocurrió la detención no es ajena a la violencia vinculada al robo de combustible. Villa Lázaro Cárdenas —más conocida como La Uno— ha sido escenario de enfrentamientos, ejecuciones y detenciones ligadas a bandas dedicadas al huachicol, muchas de las cuales operan con la presunta omisión o protección de autoridades municipales y estatales.

Desde hace años, organizaciones criminales como Los H, Los Bukanas o Los Migue se han disputado esta franja del corredor huachicolero que atraviesa Puebla, Veracruz e Hidalgo. En ese contexto, la detención de un joven chofer sin antecedentes visibles difícilmente puede considerarse una desarticulación real.

¿Simulación o combate frontal?

La Secretaría de Seguridad Pública emitió un boletín celebrando la intervención, pero omitió referirse a cualquier posible línea de investigación sobre los orígenes del combustible, los puntos de extracción, los compradores o los cómplices internos.

El silencio institucional parece un patrón. Mientras se detiene a jóvenes operadores, los nombres pesados —los que controlan la logística, el trasiego y el lavado de ganancias— siguen sin aparecer en los boletines. Mucho menos en las salas de juicio.

Una postal de impunidad reiterada

Javier N., como muchos otros antes que él, es una pieza menor en un engranaje que lleva años girando con la tolerancia activa de funcionarios, policías y operadores políticos. Su detención puede llenar titulares locales, pero difícilmente cambiará la ecuación.

En Venustiano Carranza, como en muchas otras regiones de México, el huachicol no se combate: se administra.

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