🧵1.
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Y un día, Lomas de Angelópolis amaneció empapada en su propio espejismo.
La joya inmobiliaria de Puebla colapsó con una lluvia cualquiera.
El agua no preguntó por niveles socioeconómicos. Solo entró.
Autos de lujo varados.
Calles como canales.
Una Venecia de cemento y pretensiones.
2.
Plaza Aquara, Bulevar Europa, Bulevar Interamericano…
Todos con nombres importados.
Todos con el mismo final: medio metro de agua, banquetas desaparecidas, gente sacando mochilas de las cajuelas como si huyeran de un naufragio VIP.
3.
¿Dónde están los desarrolladores?
¿Dónde los arquitectos que aprobaron drenajes de juguete?
¿Y el municipio?
Callado, como siempre.
Protección Civil dijo lo obvio:
“Eviten zonas inundadas”.
Gracias, genios. El agua ya nos llegaba a las rodillas.
4.
Lomas 1, Lomas 2… Ni a cuál irle.
Horas atrapados.
Autos flotando como góndolas con placas de Puebla.
Gente cruzando a pie el lodo deluxe.
Y sí, claro, influencers grabando desde la azotea:
“Omg, estamos bajo el aguaaa”.
Contenido premium.
5.
Esto no fue “acto de Dios”.
Fue acto humano.
Fue vender casas sobre barrancas sin drenaje.
Fue convertir zonas de absorción en plazas comerciales.
Fue tapar la realidad con concreto y promesas de revista.
6.
Mañana, volverán los renders.
Las maquetas con niñitos felices.
Las promesas de vida segura entre bardas.
Pero hoy, Lomas mostró su verdadero rostro:
Un desarrollo con goteras en el alma.
Una Venecia de América…
sin gondoleros, pero con Audi flotando.
7.
Y así es como se deshace el sueño.
No con fuego.
Con agua sucia y silencio.
Porque cuando finges que todo está bien, hasta la lluvia se burla.
Y lo hace sin pedir permiso.
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