Tardó décadas, pero el tiempo no borra la mugre ni blanquea el alma podrida. Luis de Llano no fue un genio de la televisión, fue un depredador con acceso VIP a la inocencia. Un tipo aplaudido, premiado, encumbrado por los mismos que sabÃan y callaron. Porque en el showbusiness, mientras vendas discos y generes rating, todo se perdona. O se esconde..
La SCJN le dijo a todos los demás que aún callan, que el tiempo no protege al abusador. Que aunque el paÃs esté lleno de cerdos con corbata, alguno terminará enlodado por sus propias huellas.
Luis de Llano no va a prisión, pero su nombre ya está escrito donde debe: en la lista negra de los que creyeron que podÃan usar el cuerpo ajeno como moneda de poder. Y eso, aunque suene insuficiente, duele. Quema.
Porque en este mundo de farsas, cuando la verdad muerde, hasta el diablo tiembla.
RHC
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