En la ruta 38 no se dejan: pasajeros revientan a dos rateros en plena calle
Esta vez no fue la policía. Fue la banda. Los pasajeros de la ruta 38, hartos, encabronados y sin miedo, decidieron hacer justicia por su cuenta. Dos tipos se subieron al camión a robar. Lo de siempre: gritos, manotazos, amenazas. Pero no contaban con que, en esta vuelta, los pasajeros ya venían hasta la madre.
Los rateros no solo querían carteras y celulares. También repartieron golpes: una mujer y una chavita fueron las primeras en probar el filo del coraje. Ahí fue cuando todo se prendió. El camión explotó de furia y los pasajeros los bajaron a punta de madrazos, justo en la colonia Santa María, por la 9 Norte y 36 Poniente.
La policía llegó después. Cuando los ladrones ya estaban en el suelo, mascando polvo y miedo. No fue por eficiencia, sino porque alguien les marcó. Los oficiales solo llegaron a recoger los restos del coraje ciudadano. Los subieron a la patrulla como si eso resolviera algo.
Ahora dicen que esperan que las víctimas denuncien ante la Fiscalía. Como si fuera fácil. Como si una denuncia arreglara los golpes, el susto, la costumbre de vivir con el alma en la garganta cada vez que subes al pinche camión.
Pero esta vez la historia fue distinta. Esta vez no ganaron los de siempre. Esta vez, el pueblo los bajó. Y si los dioses del MP no los sueltan mañana, tal vez, solo tal vez, podamos pensar que algo, aunque sea una chispa, está empezando a cambiar.
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