Puebla arde en silencio: cuerpos calcinados, motociclistas ejecutados y un vecindario bajo fuego
Al oriente de Puebla capital, la violencia se mueve con sigilo, pero deja rastros de fuego, muerte y miedo. En menos de un mes, dos cuerpos calcinados han sido encontrados dentro de vehÃculos incendiados, uno en la colonia Bosques de Amalucan y otro en San Salvador Chachapa, junta auxiliar del municipio conurbado de Amozoc. En ambos casos, las vÃctimas siguen en calidad de desconocidas o apenas en proceso de ser identificadas.
Este sábado 14 de junio, vecinos de la calle Fresno, en Bosques de Amalucan Primera Sección, reportaron un auto Aveo en llamas. Nadie imaginó lo que habrÃa dentro: el cadáver carbonizado de una persona, con placas de San Luis PotosÃ. Como en una escena que ya se ha vuelto familiar, llegaron bomberos, policÃas municipales y agentes ministeriales. Acordonaron, levantaron el cuerpo, y se fueron. La rutina de la barbarie.
Hace apenas un mes, el 15 de mayo, otro cuerpo calcinado fue hallado en Amozoc, dentro de un auto en la junta auxiliar de San Salvador Chachapa. En ese caso, la familia de un joven desaparecido llamado Roberto se presentó al Semefo con la esperanza —o el horror— de identificar lo que quedaba de su hijo. El celular hallado en el interior y el vehÃculo coincidÃan con los del joven. La posibilidad era alta. La impunidad, más.
Amalucan: un barrio sitiado sin declaratoria
La ejecución de un motociclista frente al mercado de Amalucan el 18 de mayo fue otro de los eventos recientes que marcan una espiral violenta en esta zona urbana de Puebla. Testigos relataron que el ataque fue perpetrado por hombres a bordo de motocicletas, una camioneta y un automóvil, como si se tratara de un operativo coordinado. Aunque algunos vecinos hablaron de una privación de libertad, otros intentaron justificarlo como una disputa vecinal. Como si eso borrara el cadáver.
Dos meses antes, en Galaxias Bosques de Amalucan, también se reportaron detonaciones de arma de fuego en el bulevar Apulco. A plena luz del dÃa. Sin detenidos. Sin contexto. Como si fuera normal.
El patrón: fuego, anonimato y desmemoria oficial
Los cuerpos calcinados, como los que aparecieron esta vez en Bosques de Amalucan y antes en Amozoc, no solo son crÃmenes brutales, también son tácticas de ocultamiento. Borrar el cuerpo es borrar la evidencia. Impedir la identificación es cerrar la puerta a la justicia. Y sin vÃctima reconocible, no hay culpables visibles. Es la impunidad vestida de ceniza.
Lo más grave es que este patrón ya no es excepcional. En las orillas de Puebla, especialmente al oriente, la muerte se repite con formas similares: ejecuciones, desapariciones, autos quemados, cuerpos abandonados. Pero el discurso institucional sigue anclado en “hechos aislados” o “problemas entre particulares”.
Una ciudad que se nos va de las manos
El municipio de Puebla, asà como su zona metropolitana, experimenta una transformación criminal que parece no estar en los diagnósticos oficiales. La presencia del crimen organizado, el narcomenudeo en colonias populares, la disputa de territorios y hasta la operación de “madrinas” y grupos de exterminio en nombre de la limpieza social, son parte del mapa que nadie quiere reconocer.
Amalucan, Xonacatepec, Amozoc y Chachapa no están en guerra, pero sà bajo fuego. Y lo peor es que los cadáveres calcinados se convierten en la expresión más cruda de un Estado ausente, una justicia muda y una sociedad que normaliza la muerte como paisaje urbano.
Mientras tanto, el cuerpo sin nombre hallado este sábado en Bosques de Amalucan será solo una carpeta más. Otra cifra que engorda el expediente de lo impune.
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