50 años de prisión por secuestrar a una niña de 6 años: pedían 5 mil pesos de rescate
Entre los implicados está su hermana de 16 años y un menor de edad; el delito ocurrió en Puebla en 2023
Lo que inició como una salida rutinaria por pan, terminó en una pesadilla familiar que reveló traición, violencia y una cruda historia de complicidad. El 22 de marzo de 2023, en la colonia El Salvador, en la ciudad de Puebla, una niña de seis años fue secuestrada. Salió de su casa en compañía de su hermana adolescente, de 16 años, y jamás imaginó que terminaría retenida en una vecindad, mientras su familia negociaba con sus plagiarios una liberación que pasó de medio millón a apenas cinco mil pesos.
Este domingo, a más de dos años del suceso, la Fiscalía General del Estado (FGE) de Puebla anunció que dos de los responsables —José Manuel N., de 19 años, y Miguel Ángel N., de 24— fueron sentenciados a 50 años de prisión, además del pago de una multa de más de 400 mil pesos y la obligación de cubrir la reparación del daño.
🔎 El secuestro: una traición desde dentro
El caso conmovió por su crudeza y, sobre todo, por el grado de confianza rota. De acuerdo con la investigación, la hermana mayor de la niña no fue víctima circunstancial del hecho, sino cómplice activa del delito.
Ese miércoles, ambas salieron juntas de su hogar en la colonia El Salvador para comprar pan. Minutos después, la adolescente regresó sola, alarmando a sus padres con la versión de que un hombre había interceptado a ambas y sustraído por la fuerza a su hermana menor. Sin embargo, la narrativa no tardó en desmoronarse.
Pocas horas después, la familia recibió una llamada: los secuestradores exigían 500 mil pesos a cambio de liberar a la menor. La cifra luego se redujo drásticamente a cinco mil pesos, una disminución que, para los investigadores, no solo revelaba desesperación o improvisación, sino algo más profundo: la posibilidad de que el crimen había sido planeado desde dentro del entorno familiar.
🧩 La investigación: contradicciones y cómplices
La denuncia formal se presentó al día siguiente, el 23 de marzo. La versión inicial de la hermana —que un desconocido les arrebató a la niña— fue pronto puesta en duda. Las contradicciones en su relato y la rapidez con la que se estableció contacto con los secuestradores levantaron sospechas.
Con la colaboración del padre, agentes ministeriales lograron identificar la vecindad en la calle 12 Oriente donde la niña estuvo retenida. Durante las acciones de rescate y cateo, fueron detenidas cuatro personas:
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José Manuel N., de 19 años
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Miguel Ángel N., de 24 años
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Un menor de 17 años
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La hermana de la víctima, de 16 años
Mientras los dos adultos fueron puestos a disposición del Ministerio Público por secuestro agravado, los adolescentes fueron remitidos a la Unidad Especializada en Justicia para Adolescentes, con internamiento preventivo como medida cautelar.
⚖️ La sentencia: justicia tras dos años de espera
El 2 de abril de 2023, José Manuel y Miguel Ángel fueron vinculados a proceso. Inició así un procedimiento judicial que culminó este mes con sentencia condenatoria. Durante el juicio oral, la Fiscalía Especializada en Derechos Humanos logró presentar pruebas contundentes que acreditaron la responsabilidad penal de ambos sujetos.
El Tribunal de Enjuiciamiento impuso una pena ejemplar:
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50 años de prisión para cada uno
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Multa de más de 400 mil pesos
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Pago de reparación del daño a favor de la víctima y su familia
👁️🗨️ Una historia que deja preguntas
El caso de esta niña no solo evidencia la vulnerabilidad de la infancia frente a la violencia, sino también el desamparo emocional y social de muchos adolescentes que, como su hermana, terminan involucrados en hechos que los marcan para siempre. ¿Qué llevó a una joven de 16 años a participar en el secuestro de su propia hermana? ¿Fue cooptada, manipulada o actuó por iniciativa propia? El proceso para menores aún continúa y, con ello, las interrogantes sobre las causas profundas del crimen.
Mientras tanto, la sentencia impuesta a los adultos marca un precedente en un país donde muchos secuestros quedan impunes. Para esta familia, sin embargo, el daño ya estaba hecho: una herida en el corazón, provocada desde adentro.
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