Amalia se fue en silencio: la lÃder olvidada de las sexoservidoras en Tehuacán
A sus 70 años, Amalia RodrÃguez Barojas cerró los ojos para siempre en su modesta casa de la colonia Morelos, en Tehuacán. No hubo velorio multitudinario, ni discursos polÃticos, ni cobertura mediática. Solo el susurro triste de vecinos que, en ausencia de familia o autoridades, se convirtieron en sus cuidadores, testigos y a veces, su única compañÃa.
Amalia no fue una mujer común. Durante más de dos décadas, fue la voz que representó a las sexoservidoras del centro de Tehuacán, un sector marginado, estigmatizado y silenciado por la sociedad y las instituciones. Era conocida en cada esquina de la avenida Independencia Oriente, desde el parque Juárez hasta Plaza Cristal. AllÃ, donde muchos voltean la vista, ella luchó para organizar, proteger y defender a sus compañeras.
Pero el paso del tiempo y la precariedad hicieron mella en su salud. Pese a los esfuerzos ocasionales de vecinos y conocidos, la atención médica llegó a cuentagotas, insuficiente para una mujer que ya no podÃa trabajar y que veÃa cómo sus hijos se distanciaban y sus padres habÃan muerto hacÃa años.
En junio pasado, una vecina lanzó un llamado desesperado a los medios locales pidiendo apoyo para Amalia. Su voz reflejaba la impotencia de una comunidad que ve partir a uno de sus pilares sin que el sistema le brinde una red de protección digna. Aunque fue incorporada al programa IMSS-Bienestar y estaba en espera de una valoración médica formal, la muerte llegó antes de que el diagnóstico pudiera esclarecerse.
El fallecimiento de Amalia es, a la vez, una pérdida personal y un reflejo de una sociedad que sigue dando la espalda a quienes más necesitan cuidado. En el eco de su ausencia queda el reclamo silente de quienes viven al margen, la urgencia de respuestas reales para comunidades invisibilizadas.
Quienes la conocieron y la apoyaron en sus últimos dÃas lamentan la partida de una mujer que, pese a todo, nunca dejó de ser la voz de quienes no tienen voz.
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