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Robos, fraudes y violencia

Robos, fraudes y violencia: el mapa del delito que azota a Puebla en 2025

Por José Herrera
7 de julio de 2025

Puebla, la ciudad que presume su patrimonio histórico, sigue enfrentando una ola de inseguridad que crece sin freno. En apenas los primeros cuatro meses de 2025, la Fiscalía General del Estado (FGE) registró un total de mil 759 delitos concentrados en apenas 10 colonias, un pequeño pero intenso foco rojo en el corazón urbano.

El Centro Histórico —llamado así por su riqueza cultural y turística— encabeza la lista con 496 delitos, principalmente robos a transeúnte, el delito que más afecta a peatones y visitantes, seguidos por asaltos a microbuses, fraudes y amenazas. A pesar de operativos y promesas, la inseguridad se siente como una sombra constante entre sus calles empedradas.

La colonia La Paz, por su parte, presenta un perfil distinto: aquí el enemigo es el fraude, sobre todo vinculado a la compra-venta de vehículos en línea. Dos agencias automotrices, Grupo Automotriz Zaragoza y Agencia de Valoración y Representación Integral, fueron denunciadas por estafar a más de 30 personas por un monto estimado en 12 millones de pesos. Además, en La Paz abundan robos de autopartes, vehículos y hurtos en general.

Mientras tanto, en Bosques de San Sebastián, la violencia se manifiesta con intensidad a través de amenazas y violencia familiar. La inseguridad ha obligado a comerciantes a instaurar un "toque de queda" voluntario, un grito silencioso de desesperación ante la constante exigencia de pago de piso por grupos delictivos. Además, se reportan asaltos en la vía pública y en comercios, así como lesiones dolosas y robos de vehículos.

Otros focos rojos no son menos preocupantes. En San Francisco Totimehuacán predominan los robos a vehículos, en Jardines de San Manuel los fraudes, y en colonias como San Pablo Xochimehuacán, La Margarita y Santa María, la violencia familiar y los robos marcan la pauta.

Los habitantes viven con la incertidumbre de salir a la calle, hacer sus compras o regresar a casa sin ser víctimas de algún delito. Las autoridades hablan de estrategias, programas y resultados, pero la cifra de denuncias habla de un problema sin solución visible.

Esta radiografía delictiva no sólo refleja la impunidad, sino también la desigualdad en la atención de las autoridades hacia diferentes colonias. El Estado parece mirar hacia otro lado mientras la violencia crece, anidada en las esquinas y en la vida cotidiana de miles de poblanos.

Y mientras la estadística se sigue escribiendo, las víctimas solo esperan justicia y paz.

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