Tipos del poder: El opositor de cartón
Por Carlos Charis
23 de agosto de 2025
El opositor de cartón es un animal de feria. Aparece en cada escena política como el muñeco inflable que mueve los brazos, hace ruido, pero no sirve para nada más que para distraer. Se deja ver, grita consignas, a veces hasta se le escucha decir cosas con sentido, pero cuando llega la hora de la verdad, se dobla, se quiebra o desaparece.
Es ese tipo quejumbroso en las redes sociales, el que escribe columnas incendiarias desde la comodidad del café con Wi-Fi, pero que nunca baja a la calle. Su talento está en la pose, en la amenaza vacía, en el discurso que sirve para mantener el show, no para cambiar nada.
En su mundo, el poder es un monstruo al que hay que temer, pero no enfrentarlo. Prefiere criticar desde la barrera, sabotear con palabras, y dejar que otros hagan el trabajo sucio. Porque ser opositor de cartón es cómodo, no compromete.
Su existencia es vital para el sistema. Mientras él se queja, el verdadero poder crece, anida y se reproduce. Porque el opositor de cartón es el reflejo de la apatía disfrazada de indignación.
Pero cuidado: puede ser también la excusa perfecta para que los que mandan digan “no hay alternativa”. Porque siempre habrá alguien para hacer ruido y nada más.
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