Trasiego de gas en San Gabriel Chilac: la economÃa del riesgo que nadie regula
En San Gabriel Chilac, municipio ubicado en la región de Tehuacán, la compra callejera de gas LP se ha vuelto una práctica cotidiana. Desde hace meses, vecinos adquieren cargas mÃnimas —de 50 a 100 pesos— directamente de pipas estacionadas en plena vÃa pública. La escena, repetida frente a escuelas, viviendas y comercios, no sólo es ilegal: es una bomba de tiempo tolerada a la vista de todos.
La informalidad del trasiego de gas no es nueva, pero su normalización sà lo es. Los habitantes lo justifican por razones económicas —"es lo que alcanza"—, pero detrás del argumento de la necesidad se esconde una realidad más preocupante: la inexistencia de mecanismos seguros y accesibles para obtener combustible doméstico en pequeñas cantidades. El vacÃo institucional ha dado paso a una práctica peligrosa y creciente.
El presidente municipal, Jorge Alberto Lezama MartÃnez, reconoce el problema, aunque con un tono que mezcla resignación y evasiva. “Sabemos que esto ocurre, que hay gente que va y compra gas directo de la pipa, pero lo hacen como un ahorro. Estamos buscando generar conciencia”, dijo. La autoridad municipal ha recibido múltiples reportes, pero hasta ahora la respuesta se limita a exhortos.
Mientras tanto, en calles estrechas y sin señalización, ciudadanos se acercan con garrafones, bidones y tanques portátiles para comprar el gas que usan para cocinar, calentar agua o mantener negocios pequeños funcionando. Algunos lo hacen frente a escuelas primarias. Otros, a metros de viviendas familiares. Ninguna autoridad se ha hecho presente para regular, sancionar o al menos delimitar las zonas donde se realiza esta actividad.
Una tragedia latente
El riesgo no es menor. El trasiego de gas en condiciones inadecuadas puede provocar fugas, incendios o explosiones, especialmente en zonas densamente pobladas. En otros municipios de Puebla —como Acajete o Amozoc—, ya se han registrado tragedias por el manejo inadecuado de hidrocarburos. En Chilac, de momento, la desgracia se sigue esquivando por centÃmetros y por suerte.
Lezama MartÃnez asegura que sólo se permite el uso de pipas para abastecer tanques estacionarios en comercios formalmente establecidos. El problema, sin embargo, no es el comercio formal, sino la economÃa del menudeo que ha crecido a falta de alternativas. “No hay lugares donde se venda gas en pequeñas cantidades”, admite el edil. La mayorÃa de las unidades provienen de Tehuacán, sin controles visibles ni supervisión técnica en su operación diaria.
Un caso fue canalizado a Protección Civil estatal, pero hasta ahora no se ha informado de sanciones ni acciones especÃficas. Las pipas siguen llegando. La gente sigue comprando. Las autoridades siguen mirando.
En San Gabriel Chilac, la precariedad energética se mide en litros de gas comprados en la calle y en la fragilidad de un sistema de regulación que, una vez más, llega tarde. Si llega.
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