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Quién fue Ed Gein: La historia real del asesino que inspiró “Monstruo” en Netflix

 Quién fue Ed Gein: La historia real del asesino que inspiró “Monstruo” en Netflix


Edward Theodore Gein, conocido como “El Carnicero de Plainfield”, es una figura central en la historia del crimen estadounidense, cuya vida y actos macabros han inspirado obras icónicas del cine de terror como Psicosis (1960), El silencio de los inocentes (1991) y La masacre de Texas (1974). Nacido el 27 de agosto de 1906 en La Crosse, Wisconsin, Gein se convirtió en sinónimo de horror debido a sus crímenes perturbadores, que combinaron asesinato, profanación de tumbas y el uso de restos humanos para crear objetos grotescos. Su historia, marcada por una infancia traumática, un aislamiento extremo y una obsesión patológica con su madre, es el enfoque de la nueva temporada de la serie antológica Monstruo de Netflix, dirigida por Ryan Murphy, que busca desentrañar los factores psicológicos y sociales que lo convirtieron en un símbolo de depravación.
Gein creció en un entorno disfuncional en una granja aislada en Plainfield, Wisconsin, donde fue criado por su madre, Augusta Gein, una fanática religiosa que dominaba la vida familiar con sermones sobre el pecado, la inmoralidad de las mujeres y el sexo. Su padre, George Gein, un alcohólico violento, tuvo una presencia marginal, dejando a Augusta como la figura central en la vida de Ed y su hermano mayor, Henry. La madre aisló a sus hijos del mundo exterior, prohibiéndoles socializar y trasladando a la familia a una granja remota en 1914 para mantenerlos bajo su control. Este entorno fomentó en Ed una dependencia emocional extrema hacia Augusta, quien lo manipulaba con enseñanzas estrictas y castigos físicos. Mientras Henry comenzó a cuestionar esta dinámica, Ed se mantuvo leal, internalizando las ideas de su madre sobre la pureza y el desprecio por las mujeres, lo que moldeó su psicología profundamente inestable.
Un evento clave en la vida de Gein ocurrió en 1944, cuando su hermano Henry murió en circunstancias sospechosas durante un incendio en la granja familiar. Aunque la causa oficial fue asfixia por humo, el cadáver presentaba un traumatismo en la cabeza, y las autoridades locales consideraron la posibilidad de que Ed estuviera involucrado, aunque nunca se presentaron cargos. La muerte de Henry dejó a Ed solo con su madre, intensificando su devoción hacia ella. Cuando Augusta falleció en 1945 por un derrame cerebral, Ed, de 39 años, sufrió un colapso emocional. Incapaz de procesar la pérdida, cerró las habitaciones de su madre en la granja como un santuario, preservándolas intactas, mientras él vivía en condiciones de miseria en una pequeña área de la casa, rodeado de basura y desorden. La muerte de Augusta marcó el inicio de los crímenes más infames de Gein. Entre 1947 y 1957, comenzó a profanar tumbas en cementerios locales, desenterrando cuerpos de mujeres que se asemejaban físicamente a su madre —generalmente de mediana edad y complexión robusta—. Su objetivo era recolectar restos humanos para crear una “versión” de Augusta, utilizando piel y huesos para confeccionar objetos. Aunque solo fue condenado por los asesinatos de Mary Hogan (1954) y Bernice Worden (1957), ambas mujeres de Plainfield, las autoridades sospechan que pudo estar involucrado en otras desapariciones no resueltas. El 16 de noviembre de 1957, tras la desaparición de Worden, dueña de una ferretería local, la policía rastreó pistas hasta la granja de Gein. El registro reveló un escenario de pesadilla: el cuerpo decapitado y eviscerado de Worden colgaba en un cobertizo, tratado como un venado. En la casa, encontraron máscaras de piel humana, cráneos usados como tazones, muebles tapizados con piel, un cinturón de pezones, un corsé de carne y una lámpara forrada con tejido humano. Gein confesó haber exhumado al menos nueve cadáveres, seleccionándolos por obituarios, pero negó canibalismo o necrofilia, afirmando que su obsesión era recrear a su madre.
Durante su juicio en 1958, Gein fue declarado no culpable por demencia tras un diagnóstico de esquizofrenia paranoide, trastorno obsesivo-compulsivo y psicosis severa, influenciados por su infancia traumática y el control materno. Fue internado de por vida en el Hospital Estatal de Mendota, Wisconsin, donde se le describió como un paciente modelo, tranquilo y cooperativo. Nunca enfrentó prisión, y sus crímenes, aunque limitados en número de víctimas mortales comparados con otros asesinos seriales, impactaron por su naturaleza grotesca. Gein murió el 26 de julio de 1984 por insuficiencia respiratoria a los 77 años, dejando un legado que trascendió en la cultura popular. Su caso inspiró a Norman Bates en Psicosis (obsesión materna), Buffalo Bill en El silencio de los inocentes (máscaras de piel) y Leatherface en La masacre de Texas (uso de restos humanos), consolidándolo como un ícono del horror. La serie Monstruo de Netflix, en su temporada dedicada a Gein, explora no solo sus crímenes, sino el contexto psicológico y social que lo moldeó. La producción, con Charlie Hunnam como Gein, recrea la granja de Plainfield y utiliza archivos reales para mostrar su vida aislada y los hallazgos policiales. El enfoque de Ryan Murphy enfatiza la relación con Augusta, interpretada por Laurie Metcalf, y los factores que desencadenaron su descenso a la locura, desde la represión religiosa hasta el abandono social. La temporada, estrenada el 19 de septiembre de 2025, incluye entrevistas con criminólogos y psiquiatras, como el Dr. Louis Schlesinger, quienes analizan la mente de Gein como un caso único de psicopatología influenciada por el entorno. Este procedimiento narrativo busca humanizar sin justificar, presentando a Gein como un hombre tímido cuya fachada ocultaba una obsesión mortal, reforzando su impacto duradero en el género del true crime y el terror.

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