Cae "EL Lápiz" y "La Pulga"

Extorsión en los Mercados: La Caída de una Pareja de AmenazadoresEn las entrañas de los mercados poblanos, donde el bullicio del comercio cotidiano se entremezcla con la precariedad de los locatarios, una pareja de extorsionadores había tejido una red de terror que paraliza el pulso económico de varios centros de abasto en Puebla capital. Braulio "N", de 25 años y conocido como "El Lápiz", junto a su cómplice A.A., de 17 años apodada "La Pulga", operaban con una audacia que rayaba en la impunidad, imponiendo cuotas semanales de entre 500 y 2,000 pesos a vendedores de frutas, verduras y artesanías, bajo amenazas explícitas de quema de puestos o agresiones físicas si se resisten al pago. Su radio de acción se centraba en cuatro puntos neurálgicos: el Mercado Morelos, en el corazón histórico de la ciudad; La Victoria, epicentro de la oferta textil; el Jorge Murad, con su flujo constante de compradores periféricos; y la plaza comercial El Campanario, un híbrido moderno que atraía a un público más amplio. Estos espacios, que generan empleo informal para miles de familias —al menos 5,000 locatarios directos en total, según estimaciones municipales—, se habían convertido en zonas de control delictivo, donde el miedo silencioso reducía las ventas en un 30% y fomentaba el éxodo de comerciantes independientes hacía giros informales, exacerbando la vulnerabilidad económica en colonias como El Alto y San Pedro Cholula. La dupla no actuaba sola: inteligencia policial apunta a que contaban con al menos tres colaboradores no detenidos, posiblemente reclutados entre jóvenes desocupados de las inmediaciones, que fungía como "halcones" para vigilar movimientos y reportar deudas pendientes, un esquema que recordaba patrones de control territorial vistos en otras urbes mexicanas pero adaptado a la escala micro de los tianguis y mercados.***El Modus Operandi: Amenazas Cotidianas y Narcotráfico ParaleloEl método de "El Lápiz" y "La Pulga" era tan meticuloso como brutal, combinando la intimidad de las relaciones vecinales con la escalada de violencia para maximizar el sometimiento. Iniciaban con acercamientos disfrazados de "colaboración mutua", ofreciendo "protección" contra robos o competencia desleal —un señuelo que ganaba adeptos iniciales entre locatarios novatos—, para luego escalar a demandas explícitas: pagos en efectivo entregados en puntos fijos como la entrada trasera del Mercado Morelos los martes y viernes, o transferencias digitales a cuentas anónimas para evitar rastros. Las amenazas no eran vagas; incluían mensajes de voz grabados con referencias personales —nombres de familiares o rutinas diarias de los hijos de las víctimas—, y en al menos cinco casos documentados, exhibiciones de armas blancas o simulacros de incendios con trapos empapados en gasolina cerca de los puestos. Paralelamente, la pareja incursionar en la comercialización de sustancias ilícitas, utilizando los mercados como puntos de distribución discreta: marihuana y cristal envueltos en paquetes de chiles o hierbas, vendidos a clientes habituales entre el ajetreo matutino, lo que generaba un ingreso adicional estimado en 100,000 pesos mensuales y diversificar su control sobre el territorio. Este doble frente —extorsión económica y narcomenudeo— no solo atemorizaba a los locatarios, sino que permea la dinámica social de los mercados, donde rumores de "traidores" pagados con plomo disuaden denuncias y fomentaban un pacto de silencio que duró al menos ocho meses, desde junio de 2025, cuando las primeras quejas anónimas llegaron a la Secretaría de Seguridad Pública sin avances iniciales por falta de pruebas concretas. El impacto se sentía en la cadena: proveedores mayoristas reducían envíos por temor a interrupciones, y el 20% de los afectados reportaban estrés crónico que afectaba su salud y productividad, en un ecosistema donde el 70% de los ingresos familiares dependen de estos espacios.***La Detención: Un Golpe Coordinado contra la ImpunidadLa captura de la pareja se materializó en las primeras horas del 12 de diciembre de 2025, en un operativo relámpago en las inmediaciones del Mercado Morelos, donde "El Lápiz" y "La Pulga" intentaban cobrar una cuota pendiente a un grupo de vendedores de pollos, ajenos a la vigilancia que los rodeaba. Elementos de la Policía Municipal de Puebla, en colaboración con la Secretaría de Seguridad Pública estatal y agentes federales de la Guardia Nacional, irrumpieron basados en labores de inteligencia que incluyen geolocalización de celulares y testimonios corroborados de al menos diez locatarios que, bajo anonimato inicial, proporcionaron descripciones precisas y horarios de cobros. Durante la intervención, se aseguraron más de 160 envoltorios con presuntas dosis de cristal y marihuana —equivalentes a 2 kilos en total—, 15 cartuchos útiles de calibre .30 milímetros compatibles con una escopeta recortada oculta en una mochila, y 8,500 pesos en efectivo de billetes arrugados, presuntamente parte de la última recaudación. "La Pulga", dada su minoría de edad, fue trasladada inmediatamente al Sistema Nacional DIF para evaluación psicológica y resguardo, mientras "El Lápiz" enfrenta una audiencia inicial ante un Juez de Control por delitos de extorsión agravada, amenazas y posesión de estupefacientes con fines de comercio, con agravantes por uso de menores en actividades ilícitas. La Fiscalía General del Estado de Puebla abrió una carpeta de investigación que vincula esta detención a al menos 25 denuncias acumuladas desde septiembre, revelando un patrón de reincidencia: "El Lápiz" contaba con antecedentes por robo menor en 2023, y la pareja operaba desde un taller mecánico improvisado en la colonia La Paz, que servía como base logística para esconder armas y contabilidad de deudas en libretas manuscritas. Este golpe no solo desarticuló la célula inmediata, sino que liberó un testimonio colectivo: en las horas posteriores, siete locatarios formalizaron quejas, abriendo la puerta a indemnizaciones y mayor patrullaje, en un esfuerzo que podría replicarse en otros mercados vulnerables de la capital.***Contexto de Violencia Estructural en los Mercados PoblanosLa caída de "El Lápiz" y "La Pulga" ilustra un problema endémico en los mercados de Puebla, donde la informalidad —que abarca al 60% de los 15,000 puestos en la ciudad— se convierte en caldo de cultivo para extorsiones que drenan hasta el 15% de los ingresos brutos de los comerciantes, equivalentes a pérdidas anuales de 50 millones de pesos en el agregado, según reportes internos de la Cámara de Comercio. Esta violencia no surge de la nada: responde a un vacío de autoridad en espacios semi-regulados, donde la ausencia de cámaras de vigilancia —solo el 30% de los mercados las tienen— y la desconfianza en instituciones policiales, marcada por corrupción en el 20% de los casos reportados en 2024, permiten que células pequeñas como esta prosperen sin alianzas mayores. Históricamente, similares redes han operado en ciclos: en 2022, una banda en el Mercado Hidalgo extorsionó a 40 locatarios hasta su desmantelamiento, dejando un saldo de tres heridos; y en 2024, operativos en La Victoria incautaron 500 dosis en un puesto de abarrotes. La detención actual, coordinada por tres niveles de gobierno, se enmarca en la Estrategia de Seguridad Puebla 2025, que prioriza inteligencia comunitaria con incentivos para denuncias anónimas vía app, y podría catalizar reformas como la instalación obligatoria de botones de pánico en puestos principales y subsidios para seguros contra extorsión, beneficiando a 10,000 locatarios en riesgo. Sin embargo, persisten desafíos: la reinserción de la menor "La Pulga" requerirá programas especializados para prevenir reclutamiento juvenil, y el seguimiento a posibles sucesores —rumores de un "tío" de "El Lápiz" en el Jorge Murad— exige vigilancia sostenida para evitar recaídas en un ecosistema donde el comercio informal sustenta el 40% de la economía local, pero a costa de una inseguridad que erosiona la dignidad diaria de quienes lo impulsan.***12 de diciembre de 2025 | Redacción EPrensa