Estas revelaciones, inicialmente expuestas en una entrevista periodĆstica y luego ratificadas directamente, abrieron una crisis interna que cuestiona los mecanismos de integridad en una institución creada precisamente para proteger a vĆctimas de delitos y de violaciones a derechos humanos.
Lorena Medel GarcĆa ocupaba la Dirección de AsesorĆa JurĆdica de la CEEAVI desde el inicio de la actual administración estatal. Su cargo le otorgaba autoridad directa sobre el personal jurĆdico y la supervisión de los procesos de atención a vĆctimas. SegĆŗn el testimonio de Botello Baltazar, Medel GarcĆa no solo solicitaba dinero en efectivo de manera recurrente, sino que tambiĆ©n gestionaba prĆ©stamos personales a los subordinados, creando un ambiente de coerción económica.
AdemÔs, la exasesora señaló que la directora monitoreaba su actividad personal en la plataforma OnlyFans y utilizaba esa información como herramienta de intimidación, lo que añade una dimensión de hostigamiento laboral y violación a la privacidad.
El proceso de presión se intensificó con el tiempo. Carolina Botello reportó las irregularidades directamente a la comisionada ejecutiva Liz Gallegos; sin embargo, una semana despuĆ©s fue citada el 24 de noviembre de 2025 mediante WhatsApp para presentar su renuncia voluntaria. Al negarse, recibió mensajes que incluĆan amenazas veladas sobre su futuro laboral en cualquier institución gubernamental.
Ese mismo dĆa fue separada del cargo bajo el argumento oficial de “pĆ©rdida de confianza”. La extrabajadora conserva capturas de pantalla, transferencias bancarias y mensajes que sustentan su versión, y anunció que presentarĆ” tanto una demanda laboral como una denuncia penal por extorsión, coacción y posible desvĆo de recursos.
Tras la difusión masiva de las acusaciones, la Comisión Ejecutiva emitió un comunicado el 2 de diciembre de 2025 en el que informó que Lorena Medel GarcĆa habĆa dejado de laborar “desde la semana pasada”, alineando su separación con los principios de “Cero Tolerancia a la Corrupción”. La institución subrayó que la decisión se tomó de manera inmediata una vez que las publicaciones y seƱalamientos se hicieron pĆŗblicos, buscando proyectar una reacción rĆ”pida y contundente.
No obstante, la coincidencia temporal genera interrogantes, pues tanto el despido de Carolina Botello como la supuesta salida de Medel GarcĆa se ubican en la misma semana, lo que sugiere que la medida pudo haberse adoptado como respuesta reactiva a la presión mediĆ”tica mĆ”s que como resultado de una investigación interna previa.
Las fechas plantean dudas significativas sobre el momento real del cese. Mientras la CEEAVI afirma que Medel GarcĆa fue separada “la semana pasada” —es decir, entre el 24 y el 30 de noviembre—, no presenta documentación que precise el dĆa exacto ni el acto administrativo correspondiente. Por su parte, Carolina Botello fue notificada de su despido el 24 de noviembre, mismo periodo en que, segĆŗn la versión oficial, tambiĆ©n salió la directora seƱalada.
Esta simultaneidad alimenta la percepción de que la institución pudo haber actuado Ćŗnicamente despuĆ©s de que el caso se volvió pĆŗblico, en lugar de haber detectado y sanc51ionado las conductas con antelación, pese a que la denuncia interna se habĆa presentado dĆas antes ante la comisionada Liz Gallegos.
El escĆ”ndalo golpea directamente la credibilidad de la CEEAVI, un organismo creado para garantizar reparación del daƱo y acompaƱamiento a vĆctimas de violencia, secuestro, feminicidio y otros delitos graves. La revelación de presuntas prĆ”cticas de extorsión interna contradice flagrantemente su misión institucional y abre la puerta a una revisión amplia de los procesos de contratación, supervisión y manejo de personal.
Organizaciones de la sociedad civil que trabajan con vĆctimas han exigido una auditorĆa externa completa y la intervención de la SecretarĆa de la Función PĆŗblica estatal para determinar si los recursos destinados a la atención de vĆctimas fueron desviados o condicionados a estas prĆ”cticas ilegales.
Carolina Botello Baltazar ya interpuso una demanda laboral ante la Junta Local de Conciliación y Arbitraje y prepara una denuncia penal por los delitos de extorsión, abuso de autoridad y lo que corresponda. AdemÔs, solicitó medidas cautelares para proteger su integridad y su historial profesional.
El caso se encuentra en etapa de integración de pruebas, entre las que destacan transferencias electrónicas, conversaciones de WhatsApp y testimonios de otros exempleados que, según la denunciante, vivieron situaciones similares. El desarrollo de estas investigaciones determinarÔ si el caso queda circunscrito a un conflicto laboral o si deriva en responsabilidades penales de mayor alcance dentro de la Comisión.
Redacción
AdemÔs, la exasesora señaló que la directora monitoreaba su actividad personal en la plataforma OnlyFans y utilizaba esa información como herramienta de intimidación, lo que añade una dimensión de hostigamiento laboral y violación a la privacidad.
El proceso de presión se intensificó con el tiempo. Carolina Botello reportó las irregularidades directamente a la comisionada ejecutiva Liz Gallegos; sin embargo, una semana despuĆ©s fue citada el 24 de noviembre de 2025 mediante WhatsApp para presentar su renuncia voluntaria. Al negarse, recibió mensajes que incluĆan amenazas veladas sobre su futuro laboral en cualquier institución gubernamental.
Ese mismo dĆa fue separada del cargo bajo el argumento oficial de “pĆ©rdida de confianza”. La extrabajadora conserva capturas de pantalla, transferencias bancarias y mensajes que sustentan su versión, y anunció que presentarĆ” tanto una demanda laboral como una denuncia penal por extorsión, coacción y posible desvĆo de recursos.
Tras la difusión masiva de las acusaciones, la Comisión Ejecutiva emitió un comunicado el 2 de diciembre de 2025 en el que informó que Lorena Medel GarcĆa habĆa dejado de laborar “desde la semana pasada”, alineando su separación con los principios de “Cero Tolerancia a la Corrupción”. La institución subrayó que la decisión se tomó de manera inmediata una vez que las publicaciones y seƱalamientos se hicieron pĆŗblicos, buscando proyectar una reacción rĆ”pida y contundente.
No obstante, la coincidencia temporal genera interrogantes, pues tanto el despido de Carolina Botello como la supuesta salida de Medel GarcĆa se ubican en la misma semana, lo que sugiere que la medida pudo haberse adoptado como respuesta reactiva a la presión mediĆ”tica mĆ”s que como resultado de una investigación interna previa.
Las fechas plantean dudas significativas sobre el momento real del cese. Mientras la CEEAVI afirma que Medel GarcĆa fue separada “la semana pasada” —es decir, entre el 24 y el 30 de noviembre—, no presenta documentación que precise el dĆa exacto ni el acto administrativo correspondiente. Por su parte, Carolina Botello fue notificada de su despido el 24 de noviembre, mismo periodo en que, segĆŗn la versión oficial, tambiĆ©n salió la directora seƱalada.
Esta simultaneidad alimenta la percepción de que la institución pudo haber actuado Ćŗnicamente despuĆ©s de que el caso se volvió pĆŗblico, en lugar de haber detectado y sanc51ionado las conductas con antelación, pese a que la denuncia interna se habĆa presentado dĆas antes ante la comisionada Liz Gallegos.
El escĆ”ndalo golpea directamente la credibilidad de la CEEAVI, un organismo creado para garantizar reparación del daƱo y acompaƱamiento a vĆctimas de violencia, secuestro, feminicidio y otros delitos graves. La revelación de presuntas prĆ”cticas de extorsión interna contradice flagrantemente su misión institucional y abre la puerta a una revisión amplia de los procesos de contratación, supervisión y manejo de personal.
Organizaciones de la sociedad civil que trabajan con vĆctimas han exigido una auditorĆa externa completa y la intervención de la SecretarĆa de la Función PĆŗblica estatal para determinar si los recursos destinados a la atención de vĆctimas fueron desviados o condicionados a estas prĆ”cticas ilegales.
Carolina Botello Baltazar ya interpuso una demanda laboral ante la Junta Local de Conciliación y Arbitraje y prepara una denuncia penal por los delitos de extorsión, abuso de autoridad y lo que corresponda. AdemÔs, solicitó medidas cautelares para proteger su integridad y su historial profesional.
El caso se encuentra en etapa de integración de pruebas, entre las que destacan transferencias electrónicas, conversaciones de WhatsApp y testimonios de otros exempleados que, según la denunciante, vivieron situaciones similares. El desarrollo de estas investigaciones determinarÔ si el caso queda circunscrito a un conflicto laboral o si deriva en responsabilidades penales de mayor alcance dentro de la Comisión.
Redacción


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