Robo Millonario en Cholula: Audacia Impune
En el corazón de San Pedro Cholula, esa zona que se presume segura y próspera, una abogada regresó a su domicilio este domingo y se encontró con el caos absoluto: cajones volcados, muebles revueltos, cortinas en el suelo y, lo peor, la caja fuerte forzada.
El botín que se llevaron tres delincuentes –dos hombres y una mujer– entre el sábado y el domingo asciende a unos dos millones de pesos: joyería fina, relojes de lujo, bolsos de marca y medio millón en efectivo. Un golpe quirúrgico, ejecutado con toda calma mientras la propietaria estaba ausente en la Prolongación de la 42 Oriente, en el Barrio de Jesús Tlatempa.
Las cámaras de seguridad captaron la osadía: uno de los hombres con suéter blanco y cubrebocas, su cómplice vestido completamente de negro, y la mujer con abrigo blanco y chaleco a rayas, también enmascarada. Entraron, revolvieron todo lo necesario y salieron cargados sin que nadie los perturbara. La víctima, al descubrir el desastre, revisó las grabaciones y confirmó lo evidente: un robo planeado, profesional, en una zona donde la delincuencia de alto impacto parecía cosa del pasado.
Ya se presentó la denuncia ante la Fiscalía General del Estado, pero mientras tanto queda la pregunta que corroe:
¿Cómo es posible que en pleno 2025, en un municipio que presume avances en seguridad, bandas organizadas sigan operando con tal descaro?
¿Dónde estaba la vigilancia, la prevención, esa supuesta coordinación que tanto se anuncia?
Este no es un robo cualquiera: es un recordatorio brutal de que la inseguridad no distingue clases sociales ni profesiones, y de que las autoridades, una vez más, llegan solo para levantar actas cuando el daño ya está hecho.
El botín que se llevaron tres delincuentes –dos hombres y una mujer– entre el sábado y el domingo asciende a unos dos millones de pesos: joyería fina, relojes de lujo, bolsos de marca y medio millón en efectivo. Un golpe quirúrgico, ejecutado con toda calma mientras la propietaria estaba ausente en la Prolongación de la 42 Oriente, en el Barrio de Jesús Tlatempa.
Las cámaras de seguridad captaron la osadía: uno de los hombres con suéter blanco y cubrebocas, su cómplice vestido completamente de negro, y la mujer con abrigo blanco y chaleco a rayas, también enmascarada. Entraron, revolvieron todo lo necesario y salieron cargados sin que nadie los perturbara. La víctima, al descubrir el desastre, revisó las grabaciones y confirmó lo evidente: un robo planeado, profesional, en una zona donde la delincuencia de alto impacto parecía cosa del pasado.
Ya se presentó la denuncia ante la Fiscalía General del Estado, pero mientras tanto queda la pregunta que corroe:
¿Cómo es posible que en pleno 2025, en un municipio que presume avances en seguridad, bandas organizadas sigan operando con tal descaro?
¿Dónde estaba la vigilancia, la prevención, esa supuesta coordinación que tanto se anuncia?
Este no es un robo cualquiera: es un recordatorio brutal de que la inseguridad no distingue clases sociales ni profesiones, y de que las autoridades, una vez más, llegan solo para levantar actas cuando el daño ya está hecho.


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