Rescate de perritos maltratados: ¿Una lección perdida en Cholula?
Por Carlos Charis y José Herrera
Eprensa / 9 de mayo de 2025
Es mayo y Cholula, con su misticismo tan desbordante, parece tener más de lo que puede manejar. Un hombre, que la gente ya llama con el infame título de Lord Fotos, fue capturado en la penumbra de un acto de crueldad tan básica que ni los más pesimistas se atreverían a imaginar. Perritos desnutridos, encadenados, obligados a jalar su triciclo mientras su dueño tomaba fotos, probablemente para alimentar su ego con cada clic.
El Departamento de Protección Animal de San Pedro Cholula no tardó en responder a la indignación que se desbordó en redes sociales el 1 de mayo. El maltrato se exhibió como una muestra más de cómo, a veces, el poder del hombre se cruza con el desprecio por la vida. La escena era tan grotesca como absurda, como si el dueño, en su afán de dominar, hubiera olvidado que las vidas a su alrededor no son accesorios para su pequeña película de desdén y sadismo.
Las autoridades municipales se movilizaron hasta el Barrio de Santiago Mixquitla, donde la denuncia resonaba fuerte, y los perritos, en un estado de desnutrición alarmante, fueron finalmente liberados. La liberación, como todo rescate, estuvo marcada por el sabor amargo de saber que la maldad, tan humana, sigue existiendo. Los canes ahora descansan en un lugar seguro, lejos de la visión distorsionada de un hombre que pensó que podía imponer su voluntad sobre ellos sin consecuencias.
Pero, ¿de qué sirve rescatar a estos animales si la indiferencia social es la que permite que estos actos de barbarie continúen? Si la indiferencia es el mismo aire que respiramos, ¿cómo podemos esperar que la empatía crezca en una sociedad que aplaude el poder sobre el sufrimiento?
El Ayuntamiento de San Pedro Cholula se comprometió a vigilar este tipo de casos. Pero las promesas son tan huecas como las miradas vacías de aquellos que maltratan a los más débiles. La lucha por el bienestar animal no termina con una intervención, es un recordatorio de que cada vez que el hombre decide dominar, también se olvida de lo que significa vivir en sociedad.
¿Y el dueño? Quizá sea el momento de preguntar: ¿qué hace falta para que un hombre, que ve a los seres vivos como simples herramientas, vea el rostro del sufrimiento y entienda la lección que le hemos dado?
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