Ritual macabro en Bolivia: hallan cadáver de adolescente desaparecido, presunto sacrificio
Por Carlos Charis y José Herrera
Eprensa / 9 de mayo de 2025
La búsqueda se prolongó por 40 días, y lo que los padres de Fisher Rodrigo Gutiérrez habían temido finalmente se materializó. El adolescente de 14 años, que desapareció el 22 de marzo en Villazón, Potosí, Bolivia, fue encontrado muerto en el río Penitencia, en un estado de descomposición tan avanzado que su cuerpo parecía un eco de lo que pudo haber sido una vida de esperanza, ahora marcada por una violencia indescriptible.
Aún con su uniforme escolar —una chamarra azul marino con líneas blancas y tenis blancos—, Fisher Rodrigo parecía una sombra de su propia historia. Pero su muerte, al parecer, no fue producto de una casualidad. Rituales, decían algunos, sacrificios, decían otros. Y la sospecha se fue tejiendo con rapidez: lo que fue una búsqueda por un adolescente perdido terminó siendo una indagación mucho más oscura.
El Observatorio de Trata de Personas reveló que junto al cuerpo de Fisher se encontraron elementos rituales: hierbas locales conocidas como k’oas, alas de gallina, cigarros y hilo blanco, objetos que sugieren que la muerte de este joven no fue sólo un crimen, sino una parte de una macabra tradición. El análisis forense, ya en marcha, será el encargado de confirmar si estos objetos tienen alguna relación con prácticas ancestrales de sacrificio.
El fiscal Gonzalo Aparicio informó que la causa de la muerte fue traumatismo craneoencefálico y una fractura de bóveda craneal, lo que deja claro que Fisher fue brutalmente golpeado antes de ser arrojado al río, a un destino que aún está por desvelarse. Los múltiples contusiones evidencian la violencia con la que fue tratado el cuerpo, la violencia que quebró su futuro.
La indignación no se detuvo en el hallazgo. La familia del joven, devastada por la pérdida, organizó una protesta frente a la Fiscalía. El velatorio de Fisher Rodrigo no fue un simple adiós; fue un grito de justicia en un país donde el horror a veces se esconde tras las sombras de la tradición y el silencio institucional. ¿Por qué la ausencia del médico forense local? ¿Por qué se trasladó el cuerpo a otra ciudad sin una explicación clara? Las preguntas comenzaron a multiplicarse como moscas sobre una herida aún abierta.
La comunidad, indignada, no sólo lloró la muerte de un niño, sino también la impunidad que rodea casos como este. Las manifestaciones de denuncia siguen resonando en Potosí. ¿Es este otro caso de corrupción? ¿Otra sombra más en una nación que parece ahogada en su propio folklore oscuro? Solo el tiempo dirá, pero la imagen de Fisher Rodrigo, tan frágil como su vida, quedará marcada en las mentes de aquellos que aún creen en la justicia.
¿Un ritual? Tal vez. Pero también una advertencia.
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