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“Yo me ofrecí”: la agresión impune durante una performance en la Ciudad de México

“Yo me ofrecí”: la agresión impune durante una performance en la Ciudad de México


Por Redacción / Especial

MONTERREY, NL– Lo que debía ser un acto artístico de denuncia y catarsis colectiva terminó en una escena de violencia sexual, humillación pública y silencio institucional. El pasado 22 de noviembre de 2023, durante la inauguración del Festival FAA en la Ciudad de México, la artista Xitlalli (nombre artístico), originaria de Monterrey, fue brutalmente agredida por una asistente del público mientras interpretaba su pieza performática “Un clon de mí”, centrada en la violencia de género, la explotación sexual y la trata de personas.

La intervención fue calificada por la artista como un ataque sexual, físico y verbal, perpetrado sin consentimiento y bajo el amparo de la oscuridad escénica y la pasividad inicial de los asistentes, quienes en un principio creyeron que todo era parte de la obra.

El montaje y la escena del horror

Convocada mediante redes sociales a través del Festival FAA, Xitlalli viajó por cuenta propia desde Monterrey a la Ciudad de México. La obra, presentada en el FARO Cosmos del 22 al 24 de noviembre, fue desarrollada en tres actos simbólicos: encadenamiento, búsqueda de llaves entre el público, y la liberación del personaje, acompañada de coreografía y monólogo.

Fue precisamente en esta tercera fase —cuando la artista, aún atada, aguardaba a ser liberada por el público— que una mujer irrumpió de manera violenta, profiriendo insultos sexuales, arrojándola al suelo, subiéndose encima de ella y agrediéndola físicamente. Según el testimonio de la víctima, la mujer le rompió el vestuario, le introdujo un dedo en el ano sin consentimiento, le embarró excremento en la boca y la humilló verbalmente con frases como “putita”, “yo soy más puta que tú” y “ahora te aguantas”.

“Solicitó al público alguien que donara su falo”, relata la artista en su denuncia pública. También pidió tijeras para cortarle el cabello, mientras el público permanecía inmóvil, creyendo que todo formaba parte de la obra.

La intervención solo cesó cuando otra mujer del público comprendió lo que estaba ocurriendo, se acercó y logró liberar a la artista. La agresora fue confrontada brevemente por un organizador del evento, a quien respondió con una frase lapidaria: “Ella se ofreció”, antes de abandonar el lugar sin enfrentar ninguna consecuencia.

Silencio y trauma

Xitlalli intentó continuar con la obra entre lágrimas, en estado de shock. A días del suceso, denuncia haber sufrido consecuencias físicas, psicológicas y económicas, sin que, hasta el momento, los organizadores del festival o instituciones culturales de la Ciudad de México hayan emitido un posicionamiento público o iniciado una investigación formal.

El caso ha sido difundido a través de redes sociales, donde se ha generado un debate intenso sobre los límites de la performance, el consentimiento en contextos artísticos y la responsabilidad institucional en la protección de los artistas independientes.

“No fue parte de la obra”

En el testimonio difundido, Xitlalli subraya que la agresora no formaba parte del equipo artístico ni contaba con consentimiento previo. Las acciones ejecutadas durante el performance fueron claramente rebasadas, convirtiendo la escena en un acto de abuso disfrazado de intervención.

En un país donde las agresiones sexuales a mujeres artistas no son un hecho aislado, sino parte de una violencia estructural —en ocasiones invisibilizada por el manto de lo performático—, la denuncia de Xitlalli vuelve a poner sobre la mesa una pregunta incómoda: ¿cuál es el límite entre el arte y la agresión? ¿Y por qué, aún en los espacios creados para cuestionar la violencia, ésta logra colarse con impunidad?

Hasta ahora, ni el FARO Cosmos ni el Festival FAA han emitido un pronunciamiento oficial.

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