Jueza desde la celda: el nuevo show de la justicia mexicana
La democracia mexicana se dio otro trago de mezcal rancio esta semana: Elizabeth Guzmán Vilchis, ex sÃndica de Ocampo, Michoacán, va rumbo a convertirse en jueza… desde la cárcel.
SÃ, leyó bien. Candidata a jueza penal bajo el sello del PT, y encerrada desde abril por asociación delictuosa y extorsión. Una joyita.
Mientras otros se toman fotos en campaña, ella espera el fallo de un juez —otro— por su presunta participación en una red de cobro por derecho de piso, con supuestos vÃnculos con el CJNG, La Familia Michoacana y Los Correa. Para ponerle cereza al pastel de estiércol, también se le relaciona con el asesinato del activista ambiental Homero Gómez González.
Pero eso no la sacó de las boletas. Porque en este paÃs puedes estar en prisión y aún asà ser "apto" para juzgar a otros. Qué ironÃa. Como si Jack el Destripador pidiera trabajo en la sala de urgencias.
La FiscalÃa del Estado de México la agarró en abril. Pero el sistema, con su burocracia oxidada y su ética de gelatina, le permitió seguir participando. Porque, claro, la presunción de inocencia es sagrada… hasta para los que presuntamente trabajan con narcos y se dan el lujo de extorsionar por teléfono desde un celular en el Cereso.
Miguel Alfonso Meza, de la asociación civil “Defensorxs”, lo dijo con todas sus letras: esto no es un desliz, es un sÃntoma. Otro clavo en el ataúd de un proceso judicial ya descompuesto, lleno de aspirantes con cola larga y uñas filosas.
Asà se vive la justicia en este rincón caliente del mundo: a patadas, con cinismo, y una buena dosis de tragicomedia electoral. La señora Guzmán Vilchis quizá no se levante el domingo para votar, pero si gana, podrá decir que hizo historia. Una jueza electa con las manos atadas y el uniforme de reclusa. México mágico, carajo.
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