Atlixco Despierta como Valle de Catrinas 2025, un Altar Monumental que Inyecta 200 Millones de Pesos a la Economía Local
Atlixco de las Flores, Puebla, 4 de octubre de 2025 – Con un estruendo de fuegos pirotécnicos que iluminó el zócalo bajo una llovizna pertinaz, Atlixco inauguró este viernes la quinta edición del Festival Internacional Valle de Catrinas 2025, transformando sus calles empedradas y plazas coloniales en un vasto altar de muertos viviente. Catorce catrinas monumentales, erguidas como guardianas esqueléticas de la tradición mexicana, se distribuyen por el corazón del Pueblo Mágico, desde el imponente Cerro de San Miguel hasta los campos de cempasúchil en la colonia Cabrera, pasando por el Parque del Ahuehuete, el Molino de San Mateo, la junta auxiliar de Santo Domingo Atoyatempan y el bullicioso zócalo. Estas figuras, que oscilan entre seis y ocho metros de altura, no son meras esculturas de cartón y alambre: son obras artesanales forjadas por manos atlixquenses, dedicadas este año a los "Oficios Tradicionales Mexicanos", un homenaje a las raíces laboriosas que sostienen la identidad nacional.
La presidenta municipal, Ariadna Ayala Camarillo, cortó el listón inaugural acompañada de artistas locales, hoteleros y restauranteros, subrayando el crecimiento exponencial del festival desde sus humildes inicios en 2021 con apenas cinco catrinas. "Este Valle de Catrinas no es solo un espectáculo; es el pulso de nuestra comunidad, un puente entre la muerte y la vida que nos recuerda que en Atlixco, las ánimas regresan con color y movimiento", declaró Ayala durante la ceremonia, donde la lluvia no opacó el entusiasmo de cientos de asistentes. De las 22 catrinas producidas en total, ocho cruzarán fronteras para exhibirse en destinos como Los Ángeles, Chicago, Nueva York, París y Bogotá, consolidando la proyección internacional que ya vio a dos figuras en Times Square en 2022.
Entre las atracciones que capturan la imaginación de visitantes, destaca la catrina organillera, cuya figura animatrónica gira con un son jarocho que parece brotar de sus huesos pintados; la tortillera, con su metate eterno y vapor de maíz flotando en el aire; la marchanta, cargada de frutas espectrales; el bolero, listo para pulir zapatos de difuntos; el ferrocarrilero, evocando los silbatos lejanos de trenes olvidados; y la tejedora de cintura, cuyos hilos multicolores tejen tapices de memorias indígenas. Otras incorporan oficios como panadero, alfarero, florista, carpintero, globero, camotero, tlachiquero, jimador, albañil y herrero, cada una un altar en sí misma, adornada con cempasúchil –declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de Puebla– y detalles que invitan al tacto y la reflexión.
Como novedad, el festival integra "Catrinia", un espectáculo multisensorial del sector privado que fusiona teatro, danza aérea, desfiles con carros alegóricos y conciertos en el Centro de Convenciones. Con boletos desde 30 pesos para residentes locales hasta 800 pesos para experiencias premium, esta adición promete enriquecer la ruta gratuita del Valle, atrayendo a familias, turistas y peregrinos del Día de Muertos. El evento, que se extiende hasta el 2 de noviembre, no solo revive la iconografía de José Guadalupe Posada –creador de la calavera garrotera que se convirtió en catrina–, sino que posiciona a Atlixco como la Capital indiscutible del Día de Muertos en México.
Y en el centro de esta ofrenda colosal, los 200 millones de pesos en derrama económica proyectados por las autoridades justifican cada figura como un peldaño en el monumental altar de muertos. Esos millones –que circularán por hospedajes abarrotados, restaurantes humeantes de mole y artesanías que vuelan de las manos de vendedores– representan una oportunidad dorada que la pintan calva no podría ignorar: de calaveras a calaveras, un ciclo donde el turismo inyecta vida a las venas secas de la economía local, beneficiando a hoteleros, floristas y artesanos que, por un mes, convierten la muerte en su mejor negocio. Atlixco invita a todos: vengan, recorren, ofrezcan, y dejen que las catrinas les cobren el peaje de un recuerdo eterno.
Para más información, contactar a la Dirección de Turismo de Atlixco al teléfono (244) 123-4567 o visitar www.atlixco.gob.mx/valledecatrinas.
La presidenta municipal, Ariadna Ayala Camarillo, cortó el listón inaugural acompañada de artistas locales, hoteleros y restauranteros, subrayando el crecimiento exponencial del festival desde sus humildes inicios en 2021 con apenas cinco catrinas. "Este Valle de Catrinas no es solo un espectáculo; es el pulso de nuestra comunidad, un puente entre la muerte y la vida que nos recuerda que en Atlixco, las ánimas regresan con color y movimiento", declaró Ayala durante la ceremonia, donde la lluvia no opacó el entusiasmo de cientos de asistentes. De las 22 catrinas producidas en total, ocho cruzarán fronteras para exhibirse en destinos como Los Ángeles, Chicago, Nueva York, París y Bogotá, consolidando la proyección internacional que ya vio a dos figuras en Times Square en 2022.
Entre las atracciones que capturan la imaginación de visitantes, destaca la catrina organillera, cuya figura animatrónica gira con un son jarocho que parece brotar de sus huesos pintados; la tortillera, con su metate eterno y vapor de maíz flotando en el aire; la marchanta, cargada de frutas espectrales; el bolero, listo para pulir zapatos de difuntos; el ferrocarrilero, evocando los silbatos lejanos de trenes olvidados; y la tejedora de cintura, cuyos hilos multicolores tejen tapices de memorias indígenas. Otras incorporan oficios como panadero, alfarero, florista, carpintero, globero, camotero, tlachiquero, jimador, albañil y herrero, cada una un altar en sí misma, adornada con cempasúchil –declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de Puebla– y detalles que invitan al tacto y la reflexión.
Como novedad, el festival integra "Catrinia", un espectáculo multisensorial del sector privado que fusiona teatro, danza aérea, desfiles con carros alegóricos y conciertos en el Centro de Convenciones. Con boletos desde 30 pesos para residentes locales hasta 800 pesos para experiencias premium, esta adición promete enriquecer la ruta gratuita del Valle, atrayendo a familias, turistas y peregrinos del Día de Muertos. El evento, que se extiende hasta el 2 de noviembre, no solo revive la iconografía de José Guadalupe Posada –creador de la calavera garrotera que se convirtió en catrina–, sino que posiciona a Atlixco como la Capital indiscutible del Día de Muertos en México.
Y en el centro de esta ofrenda colosal, los 200 millones de pesos en derrama económica proyectados por las autoridades justifican cada figura como un peldaño en el monumental altar de muertos. Esos millones –que circularán por hospedajes abarrotados, restaurantes humeantes de mole y artesanías que vuelan de las manos de vendedores– representan una oportunidad dorada que la pintan calva no podría ignorar: de calaveras a calaveras, un ciclo donde el turismo inyecta vida a las venas secas de la economía local, beneficiando a hoteleros, floristas y artesanos que, por un mes, convierten la muerte en su mejor negocio. Atlixco invita a todos: vengan, recorren, ofrezcan, y dejen que las catrinas les cobren el peaje de un recuerdo eterno.
Para más información, contactar a la Dirección de Turismo de Atlixco al teléfono (244) 123-4567 o visitar www.atlixco.gob.mx/valledecatrinas.


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