El nuevo presidente del Consejo de la Judicatura de Puebla se tituló a los 19 años y nadie entiende cómo
Pedro Antonio Martínez Hernández, nacido el 3 de febrero de 1996, fue nombrado presidente del Consejo de la Judicatura del Poder Judicial de Puebla. Según su cédula profesional, se tituló como licenciado en Derecho por el Instituto de Estudios Universitarios (IEU) el 27 de mayo de 2015. Eso significa que tenía 19 años y tres meses cuando recibió el título.
Si le restamos los seis o siete meses que normalmente tarda el trámite de titulación (examen, pagos, registro en la SEP), terminó la carrera con 18 años y medio. Para lograrlo tendría que haber entrado a la universidad a los 14 o 15 años, saltándose prácticamente todo el bachillerato o haciendo doble grado al mismo tiempo. En Puebla no hay registro de que ninguna universidad grande lo haya detectado como “niño prodigio” ni le ofreciera beca, maestría o doctorado inmediato, como suele pasar con casos reales de esa edad.
La duda que circula entre jueces y magistradosDentro del propio Poder Judicial la pregunta es directa: ¿cómo le hizo? Nadie recuerda un precedente similar en el estado. Cuando fue promovido de secretario de acuerdos a magistrado y luego a consejero, nadie revisó con lupa la antigüedad del título ni la edad en que se obtuvo. Ahora que preside el órgano que vigila y disciplina a los propios jueces, la curiosidad se volvió sospecha: o es un genio que pasó desapercibido para todos, o algo no cuadra en el título del IEU o en su registro ante la SEP.
Lo concreto es que la Constitución de Puebla y la Ley de Carrera Judicial piden título con antigüedad mínima de cinco años para ciertos cargos. Su cédula se emitió en 2018, así que en 2025 apenas cumple los siete años de antigüedad. La edad mínima para magistrado es 30 años; él tiene 29. El nombramiento se dio por unanimidad en el Pleno, pero varios operadores reconocen en privado que “se les pasó” revisar esos detalles. Por ahora no hay denuncia formal, solo muchas cejas levantadas y la misma pregunta que da vueltas en pasillos y chats de toga: ¿de verdad se tituló a los 18 o hay algo chueco en los papeles?Redacción
Si le restamos los seis o siete meses que normalmente tarda el trámite de titulación (examen, pagos, registro en la SEP), terminó la carrera con 18 años y medio. Para lograrlo tendría que haber entrado a la universidad a los 14 o 15 años, saltándose prácticamente todo el bachillerato o haciendo doble grado al mismo tiempo. En Puebla no hay registro de que ninguna universidad grande lo haya detectado como “niño prodigio” ni le ofreciera beca, maestría o doctorado inmediato, como suele pasar con casos reales de esa edad.
La duda que circula entre jueces y magistradosDentro del propio Poder Judicial la pregunta es directa: ¿cómo le hizo? Nadie recuerda un precedente similar en el estado. Cuando fue promovido de secretario de acuerdos a magistrado y luego a consejero, nadie revisó con lupa la antigüedad del título ni la edad en que se obtuvo. Ahora que preside el órgano que vigila y disciplina a los propios jueces, la curiosidad se volvió sospecha: o es un genio que pasó desapercibido para todos, o algo no cuadra en el título del IEU o en su registro ante la SEP.
Lo concreto es que la Constitución de Puebla y la Ley de Carrera Judicial piden título con antigüedad mínima de cinco años para ciertos cargos. Su cédula se emitió en 2018, así que en 2025 apenas cumple los siete años de antigüedad. La edad mínima para magistrado es 30 años; él tiene 29. El nombramiento se dio por unanimidad en el Pleno, pero varios operadores reconocen en privado que “se les pasó” revisar esos detalles. Por ahora no hay denuncia formal, solo muchas cejas levantadas y la misma pregunta que da vueltas en pasillos y chats de toga: ¿de verdad se tituló a los 18 o hay algo chueco en los papeles?Redacción
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