Lorenzo Rivera y el arte de desaparecer 9 millones en un Pueblo Mágico
Por Carlos Charis y Jsoé Herrera / Tlatlauquitepec es Disneylandia en comparación
9 de mayo de 2025
CHIGNAHUAPAN, PUE.— El exalcalde Lorenzo Rivera Nava parece tener un doctorado en convertir dinero público en humo de pirotecnia, pintura para pirámides, escarcha navideña y contratos a TV Azteca. La Auditoría Superior del Estado (ASE) acaba de desenrollar la alfombra y debajo encontró lo de siempre: 9 millones 103 mil pesos con 09 centavos en daño patrimonial durante el ejercicio fiscal 2023.
Casi 10 millones que no están donde deberían, aunque sí están en facturas, compras infladas y gastos "justificados" con eventos que huelen más a simulación que a tradición.
La ASE le clavó 46 pliegos de observaciones al gobierno de Rivera Nava. Y como si eso no bastara, también le soltaron una Promoción de Responsabilidad Administrativa Sancionatoria, que en lenguaje mortal quiere decir: "sabemos que se lo voló, pero vamos a hacer como que apenas nos dimos cuenta.”
Los rubros donde el dinero se fue de parranda son los de siempre: alimentos, materiales de limpieza, combustibles, arrendamientos, lubricantes, servicios legales, escarcha, pintura y pirotecnia. Que viva la burocracia y su maquinaria invisible.
El Festival de la Luz y la Vida fue una especie de agujero negro donde el presupuesto se desintegró con estilo:
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174 mil pesos en pirotecnia,
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157 mil en pintura para una pirámide,
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189 mil 600 para pagarle a TV Azteca por decir que todo iba bien,
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103 mil 819 en un combo extraño de audio, regalos para el 10 de mayo y más cohetes para el aniversario del Pueblo Mágico.
Y sí, también 480 mil pesos en escarcha para el árbol monumental. Porque nada dice “transparencia” como medio millón en brillantina para adornar un pino artificial.
Por si fuera poco, el exedil también se voló la barda con el penal de Chignahuapan, cerrado en agosto de 2024, pero cuyos gastos sin comprobar siguen dando vueltas como fantasmas: desde octubre de 2021 hasta abril de 2024. Miles de pesos que nadie sabe, nadie supo.
La suma total del desmadre es difícil de calcular con exactitud, pero lo que sí es claro es que Lorenzo Rivera se perfila como uno de los alcaldes más observados (y decorados) en las cuentas públicas recientes de Puebla.
Pero no se alarmen, porque, como dicta la tradición, no pasará nada. Quizá un par de oficios, tal vez una comparecencia donde se encojan de hombros y digan que fue “error administrativo”.
En Chignahuapan, la magia no está en los festivales. Está en cómo desaparecen el dinero... y la vergüenza.
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