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UNA BALA POR INTERÉS: MUERTE EN EL NEGOCIO DEL ‘GOTA A GOTA’

UNA BALA POR INTERÉS: MUERTE EN EL NEGOCIO DEL ‘GOTA A GOTA’

*Por José Herrera / EPRENSA*


el mismo silencio de siempre, como si la sangre se secara más rápido entre cerros que en el asfalto de la ciudad. Pero esta vez el silencio no vino solo: lo trajo la muerte. Una muerte extranjera. Una muerte con acento colombiano y pasaporte vencido. Una muerte calculada con interés compuesto.

José Francisco N., dicen, tenía unos 50 años. No tenía amigos, pero sí deudores. Caminaba las calles de San Martín Texmelucan con una libreta en la mano y amenazas en la voz. Era cobrador del sistema de préstamos “Gota a Gota”, ese microinfierno financiero que se disfraza de ayuda y termina oliendo a usura, a sudor, a pólvora.

A José lo mataron en la calle Tlahucile. Una calle polvorienta, sin cámaras, sin testigos que hablen más allá del susurro. Le dispararon sin darle tiempo a responder. Porque en este negocio, el que cobra también debe. Y todos los que deben, tarde o temprano, pagan.


 DINERO A DIARIO, MUERTE EN CONTADO

El “Gota a Gota” no es sólo un préstamo: es una soga. Lo traen migrantes colombianos, lo venden como solución rápida, lo cobran como condena diaria. Se presta poco, se cobra mucho. Y el que se retrasa, lo sabe: primero le pisan la sombra, luego le pisan la puerta. Y a veces, como ahora, le pisan el pecho con una bala.

En la libreta de José Francisco hay nombres, direcciones, cantidades. Historias de necesidad convertidas en esclavitud: el señor que pidió para operar a su esposa, la señora que necesitaba surtir su tiendita, el taxista que se quedó sin motor. Todos ellos compraron tiempo y vendieron tranquilidad. Y cuando no pudieron pagar, José fue a recordárselos. Una y otra vez.

Pero alguien no quiso que volviera. Alguien hizo cuentas y decidió saldar todo de un disparo.


TEXMELUCAN: PLAZA LIBRE, MERCADO CERRADO

Las autoridades no tardaron en llegar, ni en irse. Levantaron el cuerpo como quien recoge una basura más en el camino. Confirmaron lo obvio: colombiano, cobrador, ejecutado. Pero no dijeron nada más. Como si matarlo fuera parte del proceso. Como si en Puebla matar fuera tan cotidiano como pedir prestado.

Porque en esta tierra no faltan los que piden ni los que prestan. Faltan los que se salvan.

 ENTRE LA USURA Y EL NARCO, UNA LÍNEA QUE SE BORRA

No es secreto. Los préstamos “Gota a Gota” no caminan solos. A veces los respalda una estructura invisible, a veces una mafia silenciosa, a veces sólo el miedo. Pero el crimen huele igual: a amenaza susurrada, a violencia disfrazada de negocio.

¿Quién mató a José Francisco? Tal vez un moroso desesperado. Tal vez un rival queriendo limpiar la plaza. Tal vez sus propios patrones, hartos de que no cerrara las cuentas. Tal vez todos ellos juntos.

Lo cierto es que en San Cristóbal Tepatlaxco no hay cámaras, no hay preguntas, no hay justicia. Sólo hay un cuerpo más con nacionalidad extranjera y un delito que se perderá entre carpetas mal archivadas.

Y así seguirá la vida, gota a gota.


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¿Te gustaría que desarrolle también una versión más larga en formato crónica literaria, con testimonios ficticios o un perfil más profundo del cobrador y de los deudores?


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