El caso del síndico de San Pedro Cholula, Iván Cuautle Minutti, se perfila como un nuevo episodio de opacidad y presunta corrupción que sacude la política municipal en Puebla. La diputada local Nay Salvatori ha encendido las alarmas al pronunciarse a favor de la revocación de Cuautle, a quien califica de “cínico” por su inacción frente a las irregularidades que lo rodean, particularmente su omisión en denunciar a nueve integrantes de la organización 28 de Octubre, responsables de extorsionar a comerciantes y robar documentación en el mercado Cosme del Razo. Este incidente, ocurrido el 8 de julio de 2025, no solo expuso la vulnerabilidad de los locatarios, sino también la aparente negligencia —o complicidad— del síndico, quien, como representante jurídico del Ayuntamiento, tenía la obligación de actuar de inmediato.
Las críticas de Salvatori van más allá de los señalamientos individuales: advierte que la inacción de Cuautle ha convertido el conflicto en una “bola de nieve” que amenaza con desestabilizar San Pedro Cholula. La diputada, respaldada por el cabildo que ya solicitó al Congreso del Estado la revocación del síndico, insiste en que, de probarse su responsabilidad en las anomalías, no habrá lugar para la tibieza. Los regidores, con 11 votos a favor y dos abstenciones, han acusado a Cuautle no solo de omisiones, sino de presuntos actos de corrupción que incluyen grabaciones ilegales en su despacho, posible colusión con grupos criminales y maniobras legales que habrían comprometido las finanzas municipales, como la pérdida deliberada de litigios que podrían costar millones al erario.
El escándalo no es un hecho aislado, sino parte de un contexto de tensión política en Cholula, donde la alcaldesa Tonantzin Fernández ha tenido que lidiar con las consecuencias de la gestión de Cuautle, a quien se le atribuye incluso una posible conspiración para desestabilizar su gobierno. Versiones ciudadanas, aún sin confirmar, sugieren que el síndico habría recibido hasta 1.5 millones de pesos para ceder el control del mercado a intereses externos, un rumor que, de verificarse, elevaría el caso a un nivel de gravedad aún mayor. Mientras el Congreso del Estado espera la notificación formal para iniciar el proceso de revocación, el ambiente en Cholula es de incertidumbre. La exigencia de Salvatori y los locatarios es clara: no más impunidad. Sin embargo, en un sistema donde las investigaciones a menudo se estancan, queda por verse si este caso será un punto de inflexión o solo otro capítulo en la crónica de la corrupción municipal.
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