El desprendimiento de una sección del techo, acompañado del estruendo de cristales rotos cerca de la entrada principal, no solo evidenció fallas estructurales, sino que también desató una ola de cuestionamientos sobre la gestión de los recursos públicos y la calidad de la construcción llevada a cabo bajo la administración de la exalcaldesa Guadalupe Daniel Hernández.
El CIS, inaugurado el 7 de septiembre de 2021, fue una obra emblemática para la administración de Daniel Hernández, quien, acompañada por el entonces gobernador Miguel Barbosa Huerta, cortó el listón de un edificio que prometÃa ser un pilar de eficiencia administrativa. Con una inversión de 51 millones 268 mil 323 pesos, financiada con recursos propios del ayuntamiento, el inmueble se levantó en un terreno conocido como “El Triángulo”, adquirido en 2019 frente al Complejo de Seguridad Pública.
Sus 3,245 metros cuadrados de construcción, distribuidos en tres niveles —un sótano para 42 vehÃculos, planta baja y un segundo piso—, albergaban oficinas municipales, ministeriales, una sala de cabildo y espacios para trámites estatales, desde actas certificadas hasta licencias de conducir. Era, en palabras de la entonces alcaldesa, una muestra de la “gran visión integral” de su gobierno para transformar Cuautlancingo y acercar los servicios a la ciudadanÃa.
Sin embargo, la mañana del colapso, el brillo de aquella promesa se desvaneció entre los escombros. El desplome del techo, atribuido preliminarmente a la combinación de lluvias intensas y la presunta mala calidad de los materiales utilizados, provocó la ruptura de cristales en la entrada principal, poniendo en riesgo a los ciudadanos que, en ese momento, realizaban trámites en el interior del edificio.
El estruendo resonó como un recordatorio de las posibles negligencias que acompañaron la construcción, y la escena que siguió fue un despliegue de urgencia: elementos de la SecretarÃa de Seguridad Ciudadana y personal de Protección Civil llegaron rápidamente al lugar, acordonando la zona para restringir el paso peatonal y vehicular. La calle Aquiles Serdán, usualmente transitada, se convirtió en un área de precaución, mientras los bomberos y especialistas comenzaban a evaluar los daños en el inmueble, que quedó cerrado al público hasta nuevo aviso.
Afortunadamente, no se reportaron heridos, un alivio en medio de la gravedad del incidente. Sin embargo, el hecho no pasó desapercibido para el actual presidente municipal, Omar Muñoz Alfaro, quien asumió un tono firme al abordar la situación. En sus declaraciones, Muñoz Alfaro no solo lamentó el colapso, sino que señaló irregularidades que han obstaculizado los planes de rehabilitación del CIS, particularmente relacionadas con la adquisición del terreno durante la gestión de Daniel Hernández.
“Vamos a revisar el tema de los vicios ocultos de algún lapso que la ley le permitÃa a la empresa como a la administración en turno, checar el marco legal de qué es lo que les permitÃa y cuánto tiempo de vida tenÃa para recibir algún tema de rehabilitación o reestructuración completa”, expresó el edil, dejando entrever que el incidente podrÃa destapar una investigación más profunda sobre las decisiones tomadas en el pasado.
El colapso del techo del CIS no es solo un evento aislado, sino un reflejo de las tensiones que aún persisten en Cuautlancingo respecto a la gestión de recursos públicos. La obra, que en su momento fue celebrada como un hito de modernización, ahora se encuentra bajo escrutinio. La presunta mala calidad de los materiales, combinada con las lluvias recientes, ha sido señalada como la causa inmediata del desplome, pero las preguntas van más allá: ¿cómo se aprobaron los materiales utilizados? ¿Hubo supervisión adecuada durante la construcción? ¿Qué responsabilidad recae en la empresa constructora y en la administración que la contrató? Estas interrogantes flotan en el aire, mientras los habitantes de Cuautlancingo observan con preocupación un edificio que, lejos de ser un orgullo, ahora representa una advertencia.
El presidente municipal ha dejado claro que no se realizarán reparaciones inmediatas. En cambio, se priorizará un diagnóstico completo de la estructura para determinar el alcance de los daños y las acciones necesarias para su reparación. Este proceso, según Muñoz Alfaro, incluirá una revisión exhaustiva de posibles irregularidades en la documentación y los procedimientos de la administración anterior. Mientras tanto, el CIS permanece cerrado, sus oficinas vacÃas y sus servicios suspendidos, dejando a los ciudadanos sin un espacio que, en teorÃa, estaba diseñado para facilitarles la vida.
La crónica de este suceso no termina con el eco del derrumbe ni con el polvo que aún se asienta en la calle Aquiles Serdán. Es, más bien, el comienzo de un capÃtulo que promete destapar verdades incómodas y exigir respuestas. En Cuautlancingo, el colapso del CIS no es solo un accidente estructural, sino un sÃmbolo de las promesas que se deshacen cuando la transparencia y la calidad no son prioridad. El relato sigue abierto, y la comunidad espera, con una mezcla de indignación y esperanza, que las investigaciones arrojen luz sobre lo sucedido y garanticen que el futuro de sus espacios públicos sea más sólido que el techo que hoy yace en ruinas.
Exp: 043 -2025 - 01
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